Diario de una chica de taitantos

Bioquímico, otra vez, como hace dos años, sólo que esta vez he podido confirmar dos veces y en sangre que el valor aunque bajo, era de embarazo, digamos que he estado mucho más cerca que nunca de poder considerarme embarazada. Pero está bajando el valor de hormona en sangre, en vez de subir, que sería lo suyo, y ya me han dicho en la clínica que lo dé por perdido, que no hay nada que hacer. Pensaba yo que iba a tener un buen regalo de Reyes y que os podía dar una buena noticia,pero sólo ha sido la ilusión nada más de ver las dos rayas juntas en un test y de que me llamara una enfermera el otro día y me diera la enhorabuena con reservas. Pero no estoy triste, creo que ahora estoy un paso más cerca de conseguir mi sueño, que es ser mamá algún día. Sí que estoy un poco más nerviosa, aunque O. ya se ha encargado de calmarme y hacerme entrar en el “buen rollo cósmico” del que siempre hace gala, es único animando y tengo mucha suerte de que tenerlo a mi lado. Nerviosa estaba, porque siempre

Acabo de entrar a ver cómo van mis amigas gallináceas de la clínica de fertilidad y me ha dado un vuelco el corazón cuando he visto que mi compañera de ciclos Op. va a ser mamá de mellizos. Sigo leyendo y veo que otra chica que también tenía unos problemones tremendos está embarazada. Sólo falto yo del club de las “misiones imposibles”. Y bueno, digamos que tengo “una corazonada” apoyada en una línea rosa muy tenue, pero no quiero adelantar acontecimientos porque hubiera jurado que estaba embarazada más de tres veces en los últimos dos años y luego han sido microabortos, así que hasta que no esté embarazada de doce semanas con la amnio en buen estado no pienso decir ni mu. Además, también puede ser una anomalía hormonal, que suele ocurrir cuando estás en la perimenopausia… Para explicaros el tema, deciros que a veces los positivos a mi edad no son lo mismo que a los veinte años. Hacen falta muchas pruebas y muchas mediciones para afirmar que un embarazo es tal y que va a salir adelan

Los sabores que una lengua bien entrenaa puede distinguir son: Dulce, salado, agrio y picante. A mí me falta este último, confundo el picante con el agrio. Así que no es de extrañar que ayer me pasara con el picante e indujera a mis amigos a pecar con la guindilla... Como supongo que algunos seguiréis mis andanzas últimas con interés morboso, aunque estoy un tanto cansada y he llegado tarde a casa, os voy a poner un poco al día. En el tema laboral, estoy teniendo un pico de trabajo que más bien parece un K-2. No obstante este lunes que hice puente pero al final no me pude ir fuera, he aprovechado para despachar algunos temas personales urgentes que por motivos de trabajo no puedo hacer en un horario mínimamente razonable. Entre estas tareas ha estado la de ir de bancos. Pensaba hacerlo de todos modos, pero el sábado un maldito y asqueroso cajero se tragó mi tarjeta cuando iba a sacar pasta para unos días y me dejó con dos palmos de narices. La gente, que suele ser bastante gilipollas e