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Mostrando entradas de abril, 2024

SIGUE NADANDO, SIGUE NADANDO

  Buscando a Nemo es de las pocas películas infantiles que vi siendo adulta, pero antes de ser madre. Recuerdo que la vi con Z una noche de verano en la que estábamos los dos literalmente agotados y nos pareció una buena opción para coger el sueño. Pero a mí me resultó una película con filosofía de vida. Sin meterme a crítica de cine (eso se lo dejo a mi fugaz ligue del otro día, que es más hábil deconstruyendo películas que entendiendo las relaciones humanas), voy a extraer unas cuantas frases que parecen totalmente dummies pero que me sirven en momentos importantes: Para ser un pez payaso, tienes poca gracia… (hay mucha gente así, caramba…) Le prometí que nunca le pasaría nada… Pero eso no se puede prometer porque las cosas ocurren aunque te prometas que no te pasarán. (No puedes protegerte ni encerrarte en una urna para no sufrir, hay que recuperarse y ya está). Confía en mí. Es lo que se supone que hacemos con los amigos, confiar en ellos.

NI TAN MAL

  Un refrán que decía muy a menudo la madre de Mr. X (un novio que tuve cuando tenía veintipocos) era el siguiente: “El buey que te corneó, a buen lado te arrojó”. Viene a querer decir que a veces ocurren cosas que nos disgustan mucho pero que luego traen cosas buenas después. En mi caso creo que puedo aplicarlo totalmente. Mi especie de amistad especial con Mr. J, se ha terminado de difuminar por completo hasta quedar reducida a cero. Es lo que más modernamente se llama “Slowfading”, y empezó a ocurrir entre el día que me horripilé del desorden que tenía en su casa, prosiguió cuando mi hermana tuvo el accidente y no me cogió el teléfono hasta el día siguiente y luego ya el remate, y yo lo sabía fue cuando me operaron, que vino a visitarme menos tiempo que el médico. El “Slowfading” viene a ser actualmente una versión amistosa del “Ghosting”. Pero en ambos casos lo practican gente cobarde. Gente incapaz de coger el toro por los cuernos y decir algo así: “Mira, soy un picaflores y l