NI TAN MAL
Un refrán que decía muy a menudo
la madre de Mr. X (un novio que tuve cuando tenía veintipocos) era el
siguiente: “El buey que te corneó, a buen lado te arrojó”. Viene a querer decir
que a veces ocurren cosas que nos disgustan mucho pero que luego traen cosas
buenas después.
En mi caso creo que puedo aplicarlo
totalmente. Mi especie de amistad especial con Mr. J, se ha terminado de
difuminar por completo hasta quedar reducida a cero. Es lo que más modernamente
se llama “Slowfading”, y empezó a ocurrir entre el día que me horripilé del
desorden que tenía en su casa, prosiguió cuando mi hermana tuvo el accidente y
no me cogió el teléfono hasta el día siguiente y luego ya el remate, y yo lo
sabía fue cuando me operaron, que vino a visitarme menos tiempo que el médico.
El “Slowfading” viene a ser
actualmente una versión amistosa del “Ghosting”. Pero en ambos casos lo
practican gente cobarde. Gente incapaz de coger el toro por los cuernos y decir
algo así: “Mira, soy un picaflores y las cinco o seis citas me desinflo” o bien
… “Te he visto recién levantada y me he asustado” o bien… “He ido a tu casa y
huele tanto a ambientador y sanytol que me han salido ronchas”. Yo qué sé, algo
de este estilo. Claro que no sólo él ha sido cobarde, yo también tendría que
haberle dicho ciao belllo el día que le dije de ir al concierto de Dua Lipa y
me preguntó que quién era esa y qué necesidad había de ir a conciertos
multitudinarios habiendo garitos con música de rock…
Antiguamente, la gente iba a por
tabaco y no regresaba. Ahora como se fuma menos, y ya nadie compra periódico ni
churros, es más difícil buscar una excusa para escabullirse y largarse. La
única fácil sigue siendo… Mi jefe me ha llamado y tengo que irme.
Total, que el día que me dijo que
se iba a un viaje de trabajo no esperé a que, como el chiste de Eugenio, el
gato cayese del cerezo sino que yo misma lo empujé para que cayera.… Que te
vaya bonito yo para ti no estoy. Fin de la historia con Mr. J. Thank you next.
Me pilló fuera de casa, estaba comiendo con unos amigos en una terracita y ya
ni me apeteció dejar el terraceo para dedicarle quince minutos a darle un
besito. … Sin dolor. Ojalá en el pasado hubiera tenido esta lucidez en mis
relaciones, que agonizaban meses y meses.
Al día siguiente seguí la
parranda. Por la mañana fui a un cóctel en un sitio pijo, luego me llevaron a
una disco de moda para el tardeo… Es como la disco light a la que me veía
abocada a ir cuando tenía dieciséis años, porque mis padres eran fanáticos de
poner hora, como si el diablo y el mal sólo ocurrieran a partir de las diez de
la noche… Qué ilusos…
El sitio este me recordó a cuando
vivía en Londres: Chicas y chicos muy pijos que a las seis de la tarde estaban
ya muy borrachos y graciosos. Pues igual… Un pijito que venía con una bolsa de
deporte casi se me cae encima… No estaba mal pero por Dios, podría haberse duchado,
¿no?
Me fui a otra fiesta de singles.
El garito era un poco cutre pero, de repente, me topo casi de bruces con un
chaval con el que tuve hace más de un año un encuentro del tipo… Cuatro morreos
de discoteca cuando vas muy pedo… Le había seguido la pista porque postea cosas
y escribe bien. Para mí escribir es como una psicoterapia. En fin, ya como voy
escarmentada no espero gran cosa, pero tampoco voy a tirar la toalla con el
género XY. Al menos, este chico escribe bien y es muy culto. Parece majo y
educado. Y hasta aquí, como decía Mayra, podemos hablar.
Al día siguiente fui a ver a mi
hermana la accidentada, tomé unos vermuts con los amigos del barrio… Qué bien
sienta adorar a Ra con un Aperol Spritz ¡!! Y ya el puntazo la gabardina rosa
y las gafas de sol, que no sirven para
bajar a la playa pero que ves “la vie en rose” total.
Total, que ayer lunes me levanté
superpronto por la mañana pero iba feliz como una perdiz al trabajo, y eso que
tenía un sueño que me caí literalmente. Ya iba por el segundo café de la mañana
a eso de las ocho cuando una compi con la que tengo mucha amistad va y me
pregunta por Mr. J. Y yo… . ¿J, qué J? Ese ya es historia….
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