La folie de las hormonas

Hace dos años ya que dejé la famosa antibaby y, salvo de trabajo y de casa, mi vida ha cambiado mucho, demasiado diría yo. Para los que os dé pereza retrotraeros en este blog hasta comienzos del año 2008 y la vorágine de mis broncas con Z, mis viajes por el mundo en los proyectos europeos y mi vuelta al idioma de Moliére y al de Goethe, os adelantaré que el día 23 de enero del 2008 debería haber recuadrado esa fecha en rojo en el calendario, pues fue el último día que ingerí la malévola pildorilla amarilla. Fue un acto de valor, lo reconozco, porque creo además que se lo comuniqué a Z, y aunque no tuve noción entonces, fue el principio del fin de aquella relación, el fin de la era de los fines de semana de cubateo y levantarme los domingos tarde tras monear con el pariente sin pensar en las consecuencias de la gimnasia dominical… Digamos que he pasado por cuatro eras hormonales y existenciales en mi vida. La primera era la era de la niñez y “las no hormonas” algo similar a la tercera ...