Un mes muy complicado
La verdad es que,
aunque estoy que no paro literalmente, ya hace mucho que no os doy señales
de vida y me he dicho que tenía que escribir algo.
Igual pensabais que me había tocado la primitiva y me había
mudado a las islas Caimán, pero nada más lejos de la realidad.
Por intentar resumir un poco y ahorrarme tiempo y ahorrarlo
a vosotros, digamos que mi carrera profesional y mis problemas médicos, así
como mi proyecto bebé, me ocupan tanto tiempo, que apenas encuentro ocasión
para hacer las cosas que la gente normal suele hacer a diario sin considerar
que eso es un privilegio, a saber: Cortarse las uñas, limarse las durezas de
los pies, cortarse el pelo, darse crema hidrante en las rugosas rodillas y
codos, enjuagarse los dientes tras el cepillado (que en mi caso es exprés) y
en, definitiva, dedicarse un mínimo de tiempo a lo que es el mantenimiento
personal en sentido extendido. Obviamente me ducho y me lavo el pelo, me echo
desodorante y colonia y hasta alguna pomada para el acné, pero vamos, poco más.
Si tuviera que hacer un comentario resumen de este último
mes, diría que si monto un circo me crecerían los enanos.
En cuanto tengo más compromisos de mejora profesional
(cursos, conferencias, etc.) resulta que en mi empresa surgen más contratiempos
de todo tipo. Mi jefe ha estado varias semanas con una neumonía derivada de una
gripe de esas que ya nos saben qué nombre ponerle, porque van a agotar las
letras. Mi compañero ha estado ausente varias semanas por un problema grave, y
en mi cliente llueven las peticiones y las ganas de poner penalizaciones con
igual ahínco.
Y yo sola ante el peligro, habiendo pasando una gripe rara
(ahora resulta que tengo tiroiditis de Hashimoto, que da fiebres extrañas), e
intentando capear el temporal de la mejor manera posible, eso mientras sigo
luchando por mejorar mi status para no quedar atrapada en esta vorágine de
hámster en su ruedecita…O sea: Mi trabajo me esclaviza y no tengo tiempo para
mejorarlo. Pero como no tengo tiempo para mejorarlo, tengo que seguir
esclavizada más y más aún.
La forma de romper esta este círculo vicioso no es fácil y
requiere de mucho esfuerzo y fortaleza, más mental que física.
En cuanto a la búsqueda del niño, el tema adopción es un
follón. No voy a dar detalles pero yo pensaba que era todo más fluido y que
seguía un proceso definido, pero veo que es más complicado que intentar ser
madre por la vía natural teniendo ya muchos años y muchos problemas del aparato
reproductor. No está descartado, está en standby a la espera del desbloqueo de
ciertos eventos.
Antes de intentar la
donación de óvulos, que ya os comenté hace tiempo, necesito hacerme un buen
chequeo, y hete aquí que haciéndome ese chequeo (siempre cogiendo citas a
últimas horas, luchando por conseguir algún día libre para poder ir a ver a un
buen médico, etc.) he descubierto lo del tiroides y de regalo, la vuelta de un
nódulo en la mama que me quitaron ya hace algo más de dos años, y que la semana
que viene volverán a intentar sacarlo y analizarlo. No estoy muy preocupada,
aunque tras el fallecimiento por cáncer de mama de una ciberamiga, es para
estarlo. No hay enemigo pequeño, y los nódulos, aunque benignos, soy de la
opinión que donde mejor están es fuera del cuerpo, sobre todo si tengo en mente
volver a hormonarme este verano para hacer un tratamiento nuevo.
Bueno, hasta aquí el parte de guerra, que mis ciberamigas y
afines están todos al tanto. Ahora viene la parte personal, porque si no, en
vez de un blog, con escribir un tweet diario me bastaría algo del estilo:
“Punción nódulo día 20, gripe mejor, eco tiroides mañana”.
La parte más enrevesada no es la de compaginar doce horas de
trajín de curro con todos estos eventos, a fin de cuentas es problema de agenda
y de cansancio nada más.
Lo realmente duro es pensar que te estás quitando de cosas
que vienen en la parte baja de la pirámide de Manslow (comer en condiciones,
dormir al menos seis horas, socializar con gente, hacer deporte regularmente,
cuidarte la imagen, tomarte una cervecita, hacer deporte, ver una buena peli,
comer palomitas… Sí, ya sé que lo de la cervecita, la peli y las palomitas no
están en la pirámide de Mashlow pero deberían estar. Eso y el chocolate
calentito con pastitas de té en días de lluvia, o el poder leer un libro o al
menos una revista de vez en cuando.
Lo de socializar, hay que puntualizar que se refiere a
hablar con gente que no esté en el grupo de “informáticos anónimos” o en el de
“madre coraje”, es decir, gente que viva ajena a palizones de trabajo y estudio
por motivos profesionales o de tratamientos médicos a gogó.
Pues a esa gente “normal” no la veo ni una vez al mes, y
cuando lo hago, cada vez me miran más raro, como si estuviera yo en otro
planeta. Ellos con sus charletas de una
hora al día con su Smartphone, quedadas para comer un domingo que se convierten
en citas de todo el día, excursiones a la sierra,
Podría pensarse que son gente salida de películas
patrocinadas por el régimen (el de Franco, no el de la alcachofa), gente con
diez hijos, a uno por año de matrimonio, dos carreras, ocho sueldos y
dentaduras nacaradas y pelo abundante. Pero no: Son gente con problemas. Tengo
amigos en el paro, otros en minijobs, otros con relaciones sentimentales por
las que no apostaría ni un euro, otros con aspecto de haber salido de la serie
Walking Dead. Pero jolines, son felices más o menos, y duermen bien.
¿Por qué yo me complico tanto la vida entonces?
Creo que la respuesta es una sola palabra: Ambición,
personal y profesional.
Me explico: Conozco parejas (en mi entorno cercano incluso)
que tienen dificultades para concebir. ¿Y qué hacen? Pues nada o casi nada.
Cuando les pregunto por qué no siguen investigando, intentando, buscando otro
método, etc. pues algunos me responden: Porque es muy complicado, caro, ya
hemos hecho demasiado, no nos queremos complicar más o directamente: Que sea lo
que Dios quiera.
En resumen: Tiran la toalla después de un cierto tiempo o
algún intento o amago de tratamiento.
Pero yo sigo y sigo como los conejitos de Duracell. Llevo ya
seis años en este tema. Hace seis años que dejé de tomar la píldora (el 27 de
enero concretamente) y aquí sigo, con ahínco y con esperanza, porque sé que lo
conseguiré, natural, artificial, con donante de óvulos, con ayuda del Circo del
Sol, adoptando en Camboia con un cuchillo en los dientes o como sea, pero lo
conseguiré. Mejor aún: O y yo lo conseguiremos, porque él me da la confianza y
el optimismo cuando me vengo algún instante un poco abajo (por las hormonas más
que nada).
Otro ejemplo: La Universidad. Muchos de mis amigos del
entorno (clase media baja) cuando vieron lo sufrido que era estudiar y trabajar
a la vez fueron tirando la toalla. Unos antes de llegar a COU, otros cuando
tripitieron COU, otros cuando en primero les tiraron todas las asignaturas el
primer cuatrimestre, otros en tercero de carrera cuando ya no daban más de sí y
estaban agotados…
Pues yo no, me tuve que enfrentar a mi padre, a mis
suspensos el primer cuatrimestre en la facultad, a la frialdad e incomprensión
de profesores y compañeros que vivían en la cálida burbuja que da el no tener
que buscarse la vida.
Todavía recuerdo a una hiperpija (que no llegó ni a tercero
de carrera) cuando le explicaba que me costaba encontrar tiempo y ganas para
estudiar porque tenía que trabajar para pagarme el transporte, los libros y
fotocopias que me decía ella tan campante: “Pero si eso es una miseria, se paga
con tan sólo las propinillas que te dan el finde tus padres, ¿qué problema
tienes entonces?”.
Hay gente que no entendía que yo no tenía propinillas ni
suculentas ni de ningún tipo, ni padres mecenas, ni dinero de bolsillo. Pero esa chica no era la más pija. Me
contaron que en no sé qué universidad privada, algún que otro hijo de papá
contrataba a un profesor particular para que le cogiera apuntes, le comprara
los libros y le hiciera los deberes.
Sin irme más por las ramas, que hay retos y desafíos (je,je,
iba a usar problemas y marrones, pero por temas profesionales tengo que
acostumbrarme a ser políticamente correcta) que debemos afrontar todos en la
medida que nuestra ambición y nuestros sueños nos dirijan.
Hay gente que tiene más tesón y sueños más elevados y otros
se conforman con trabajar de cajero en el súper de la esquina y ver el fútbol
los domingos. Son más cómodos y posiblemente más felices que yo. Su postura es
muy respetable, pero esa forma de vida no va conmigo.
A mí lo que me da la
vida es superar retos. E, incluso no superándolos, hacerles frente y ser
insistente, persistente.
Pero
no deja de ser duro, y el otro día que fue San Valentín, aparte de un bolso
grande, mi marido me trajo una agenda tamaño libraco y me dijo: Es que cariñín,
con la de mil cosas que haces todos los días una agenda normal no te hubiera
servido.
Comentarios