EN LO MÁS CRUDO DEL CRUDO INVIERNO
Feliz año del Conejo de Agua.
Como es habitual en mí, me gusta hacer balance y buenos propósitos cuando
comienza el nuevo año chino, me parece mejor ahora que ya han pasado las
fiestas y con ellas las sobredosis de turrón que hace a la gente venirse más
arriba que un DJ de la ruta del bacalao…
Ahora, en mitad del invierno, sin
guirnaldas ni cava ni azúcar en sangre es el mejor momento para reflexionar
sobre la vida, sobre lo divino y sobre lo humano.
Por cierto, para los que no
tengáis una excesiva cultura cinéfila, el título de este post viene de una
película buenísima de Kenneth Branagh que os recomiendo encarecidamente, porque
justo viene a ilustrar el camino para motivar a la gente que tiene su corazón
congelado, como lo tengo yo ahora mismo, que soy la mismita Elsa de Frozen.
El hielo tiene su atractivo, y el
estar congelado también. La vida no te hace año, la vives sin dolor, pasas por
ella con una paz y nirvana digno de un monje budista.
Pero…Realmente no estás viviendo,
estás contemplando tu vida. Y es peligroso dejar el pause demasiado tiempo o
luego, cual coche a la intemperie, no podrás volver a arrancarlo ya de nuevo.
Sin divagar mucho, ahora que ya
me he hecho a mi nueva rutina, mi nueva vieja casa, mi nuevo viejo barrio, mis
nuevos viejos amigos y de ahí a conocer a mis nuevos amigos, mi vida va
transcurriendo a golpe de agenda.
Disfruto ampliando territorios en la isla de la amistad, las relaciones
sociales y los hobbies pero la isla del amor está congelada. Tengo pavor a
meter la pata de nuevo y también a no poder encajarlo en mi vida. Y si el tema
amor está congelado, el tema sexo está en fase de desgana, quizás porque de
tanto pasar hambre me he vuelto anoréxica sexual, y porque la segunda fase de
la perimenopausia me está matando la libido.
Vamos, que me viene Ryan Gosling
a mi puerta con dos botellas de cava, le cojo las botellas y lo mando de vuelta
a su casa en taxi…
También es cierto que no ha
venido a mi casa. Pero seguramente no le abriría la puerta. Pensaría que es un
ladrón con una máscara de esas modernas que quiere entrar a mi casa para
descuartizarme.
Así es difícil que el amor llame
a mi puerta. Ni el amor, ni Avón ni
siquiera los testigos de Jehová.
Los hombres que voy conociendo en
los grupos de singles me parecen muy mayores para mí. Y seguramente lo sean, porque
yo me voy muy joven, y lo soy de mente, pero las fotos no engañan: Estoy ya un
punto más que Milf, algo así como camino de Gilf, la G de grandma, en vez de
mother. El resto ya os lo imagináis… Y a una gilf sólo la desean los abueletes
de Benidorm y algún psicópata de peli B.
Pero lo peor es que si algún
chico más joven me ronda, recelo. Ya he tenido malas experiencias con rollos
con chicos más jóvenes. Bueno, malas del todo no, pero por debajo de mis
expectativas.
En fin, que estoy volviendo mal
al mercado sentimental: Listón muy alto después del desastre de matrimonio que
tuve, poco tiempo para conocer hombres, apariencia física que me crea
inseguridades…
He decidido para el próximo año
mejorar físicamente. Como no me da el dinero ni el tiempo para hacerme retoque
de cirugía plástica ni blanquearme el ano ni cosas de esas modernas, actuaré en
lo que sí puedo mejorar que es básicamente adelgazando un poco y tonificando el
cuerpo, vistiendo algo mejor y arreglándome más, fijándome un poco en cómo van “mis
rivales”…
Pero también tengo que tonificar
la autoestima, y ser menos recelosa. Y sobre todo, analizar mejor a las
personas para evitar poner en ellas cualidades que no tienen. De esto hablé el
otro día con un amigo. Debo ser menos amable y no transigir con gente que no
pinta bien.
Ejemplo, el otro día chateaba con
un chico en el Tinder. Aparentemente las fotos no parecían mal ni fakes, y el
chico parecía agradable hasta que me dice de ir a su casa. Mal asunto, no es
que piense que en esa App voy a conocer al príncipe azul y sé que se ha hecho
básicamente para ligar en plan fast food, pero vaya, algo de magia o de
currárselo por favor. Pero no. Y yo le digo, no, por seguridad quedamos a tomar
café y ya veremos. Y el tío insiste que café solo no, que si después del café
podemos ir a otro sitio… Total, le borré del chat. Un tío que sólo busca tías
para echar un mal polvo no es lo que yo busco. Pero es que no sólo es este tío,
sino algún amigo/ex/ex follo amigo que
ya no me va porque el tío está para el desguace básicamente me dice que
podríamos echar un polvo por los buenos tiempos. Estuve tentada de responderle
tal cual, que por los buenos tiempos prefería recordarle como era entonces y no
en el estado lamentable que está ahora, lamentable física pero sobre todo mentalmente.
En lugar de eso le dije más o
menos amablemente que él ya no estaba para seguirme el ritmo y que además, no
estaba por la labor de liarme con ningún sujeto de mi pasado.
En fin, que tengo que meter más
cortes y cribar más. También me meten a mi cortes, como el camarero portugués (tengo
debilidad por los pijitos de Sintra) del
sitio donde estuve cenando el viernes, que estaba para llevárselo a casa
directamente para que me sirviera champán en su pechera y le pregunté con mi
mejor sonrisa y coquetería, tras cinco
vinitos que me infundieron valor, aquello que me solía funcionar antes… ¿Y qué
hizo que dejaras tu país y vinieras a España? Y me dijo sonriéndome: Ah, me enamoré de una
española y me vine a Madrid, nos casaremos en verano … Ayayayai, game over….
Claro que luego me invitó a una copa. Algo es algo, premio de consolación.
Bueno, pues eso, tengo que
mejorar mi estrategia para ligar, el otro día estuve bien a pesar de que no
funcionó, pero normalmente si no me tomo
tres copas soy muy sosa, estoy oxidada. Y no puede ser, no de no, no puedo
ligar a costa de machacarme el hígado…
Ah, tengo que apuntar en la lista
de buenos propósitos, no beber demasiado y tomar aceite de onagra. Y simplificar mi vida, quitarme de encima
todo lo que no me vale. Y no dejar entrar lo que no pasa el test de calidad. Seguiré contándoos cómo me va en mi “soledad
iluminadora”
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