Recetas curiosas

Hola a todos, aquí estoy otra vez de nuevo, un sábado por la tarde, con la casa patas arriba e intentando terminar un nuevo informe para otro de mis jefes.

Ah, y los deberes de francés, que me quedan cien páginas de un libro un tanto deprimente sobre un niño hijo de “mujer de afecto negociable” que es criado por una especie de niñera y antigua meretriz…Si mi vida no es un lecho de rosas, la de este niño del libro es como para pegarse un tiro. De vez en cuando y para desintoxicarme de tanta penuria, que me hace daño a mi estado de ánimo, le echo un ojo a mi ejemplar semanal del Jueves, que no es que simpatice mucho con algunas de las ideas políticas, pero al menos los chistes me levantan un poco el ánimo.

El otro día estuve en la sierra como Scott a la conquista del polo, porque hubo un momento en que tenía el pantalón del chándal – No me imaginaba que habría tanta nieve – totalmente empapado.

Aún así y todo debo ser masoca porque me lo pasé bien, a pesar de que regresé a casa con un tobillo hinchado y una llaga en el mismo por el roce continuo de las botas de trekking, que de tan duras que son me han dejado para las últimas.

Pero algo debe tener el aire puro que me ha mejorado mis gráficas de temperatura basal y parece que mi cuerpo empieza a funcionar mejor, no sé cómo decirlo, es una intuición. Así que al sábado que viene espero volver a pasearme por los senderos nevados.

Así pues, esta semana me siento más alegre, más ligera (aunque ayer me pasé con la cena y esta semana no he perdido mucho la verdad). Así que esta mañana que salí al super a hacer la compra, me he dado un par de caprichitos consistentes en una crema hidratante con filtro solar –Ya hay que ir pensando en las arruguitas solares- y me he comprado una crema anticelulítico con masajeador incorporado.

Para completar todo, me he comprado en la farmacia unas cápsulas de arándonos rojos –Para prevenir cistitis que me compliquen la débil flora vaginal y uretral – y de nuevo las vitaminas prenatales, porque este mes ya es hora de que vuelva a retomarlas.

Mirando por internet remedios curiosos para lograr un embarazo, he encontrado una recopilación de cosas curiosas tales como: Lavarse la vagina con agua mineral con gas (supuestamente para descongestionar las trompas), té de hojas de frambuesas, una planta que se llama vitex, untarse el chico el cimborrio con clara de huevo o hacer el pino puente después de tener relaciones… Mirad, os juro que si para tener un hijo tengo que hacer esas gilipolleces, pido el libro de reclamaciones al señor ese de barba blanca y triángulo en ojo. Por cierto que ayer hablando con una amiga de mi pandilla de hace veinte años me he enterado que otra amiga que no quería ni hablar de niños por aquel entonces, está embarazada de gemelos… ¿Será que tengo que renegar del tema para despistar al de ahí arriba?

Hasta la próxima, os dejo que tengo mucho trabajo por hacer.

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