SESIÓN DE TUPPERGINE


Hace algo menos de veinte años, cuando comencé a tomar la píldora anticonceptiva, tenía que ir a una consulta llamada “Planificación familiar” que no era más que una consulta ginecológica más en la que aparte de reconocerte al tacto vaginal y hacerte la citología de rigor, te tomaban la tensión y te pedían unos análisis de sangre. Además, te preguntaban dos frases más:
- ¿Desde cuándo tienes relaciones sexuales habituales?
- ¿Fumas?
Lo de los análisis de sangre era puro trámite porque enseguida te extendían la receta del dichoso Diane 35 que tenías que renovar trimestralmente en el médico de cabecera.
Aquello desde luego de planificación familiar no tenía nada. La consulta debería haberse llamado: “Consulta patrocinada por los laboratorios Schering” pero no algo tan complejo e idílico como es planificar cuándo y cómo se quiere tener o no descendencia .
Jamás me preguntaron si alguna vez quería tener hijos en un futuro cercano o lejano, ni si tenía pareja estable siquiera (sólo pedían que lo estable fuera el tener relaciones sexuales, no importaba con quién).
Ni siquiera me pidieron un análisis de enfermedades venéreas a pesar de que el SIDA hacía estragos en los años 80 y 90. Nada. Sólo se contentaban con que no fumara y tuviera el colesterol y la tensión bajos. Del resto ni caso…
Como tenía dolores menstruales y premenstruales horribles y quistes por doquier, se limitaron a recetarme ibuprofeno a espuertas y asegurarme que con la píldora ni me enteraría, anda que…
Ayer quedé a tomar algo con mis amigas y pude comprobar que la Inseguridad Social está incluso peor que antes, las citologías cada dos años te las hace la matrona por encargo del médico de atención primaria y te ve un ginecólogo cada cuatro o cinco años con mucha suerte. Ante tanta lista de espera y para evitar embarazos no deseados han hecho el “apaño” de liberalizar la compra de la píldora del día después con un folleto como si de pastillas para la tos se tratara. Miedo me da imaginar el número de mujeres que van a tener problemas ginecológicos severos en el futuro, pero qué más da, si la población nacional está garantizada con los inmigrantes…
Además que luego está el negocio de las clínicas de fertilidad, que les llegarán más clientas si las dejan medio averiadas en su adolescencia… Al fin y al cabo, todos vivimos de los fallos de los demás, ¿no? Si no hubiera enfermedades no habría médicos, si no hubiera delincuentes no habría policías y si no hubiera virus de qué vivirían los fabricantes de antivirus y así todo…
Yo, que he sufrido en mis carnes diversos problemas ginecológicos, he tenido que autoformarme y autoinstruirme en el tema, pero la mayoría de jóvenes de mi generación viven en la burbuja de la ignorancia creyendo que pueden tener hijos cuándo y cómo quieran, de tal modo que en cuanto dejan los anticonceptivos y se ponen al tema, descubren que pasan y pasan los años y los niños no llegan. Luego intentan ir al médico y ni caso y más largas. Luego intentan ir a una terapia y el estado les da de lado porque han acudido con tantos años que ya no están incluidos en los protocolos de infertilidad… ¿Y ahora qué? Llegan a las clínicas de fertilidad despistados, sin conocimientos elementales, y si tienen suerte y dan con gente maja, hasta puede que les “hagan el milagro” por menos de diez mil euros, pero si dan con clínicas que trafican con la ignorancia ajena y la angustia del tiempo perdido sin saberlo, igual la sangría económica será brutal y los sueños no se cumplirán.
Ahora quieren hacer oficial las tasas de éxito de las diversas clínicas que se dedican a ofrecer servicios de reproducción asistida y muchas de estas clínicas están poniendo el grito en el cielo. Por un lado, desconfían de que el estado sea capaz de elaborar una lista objetiva y coherente teniendo en cuenta la especialización de cada una y el grado de dificultad del cliente objetivo. Por otro lado, otras no quieren que salga a la luz el abierto trapicheo y cuasi engaño que practican.
El año pasado no sé si os comenté que pedí una sesión informativa en varias clínicas de estas para ver “en qué situación me encontraba y qué me podía esperar a mi edad”. En cuatro de estas clínicas ni me contestaron a pesar de tener webs rimbombantes con toda suerte de formas de contacto, sospecho porque contesté que no deseaba ir directamente a Fecundación in vitro a pesar de superar ampliamente los 35. Otras me querían cobrar hasta por informarme y una de ellas, que me hizo hasta una ecografía gratuita, se empeñó en que no ovulaba y que tenía que ir directamente a la invitro, sin siquiera estudiar un poco más mi caso.
Actualmente estoy siendo tratada por varios médicos (siempre me gusta pedir una segunda y tercera opinión) . Hay un libro muy bueno, llamado “Fertilidad para Dummies” que te dicen que en esto de los médicos cada uno tiene su opinión y generalmente no suele coincidir.
Yo, que soy una persona cauta, creo que no es por el dinero por lo que no me meto de patas en una FIV, sino porque un hijo no es como comprarse un coche, y antes de meterme en un lío de tres pares de narices que me haga encanecer para intentar compaginar mi horario laboral con la infinidad de servidumbres que tiene la invitro (que si inyecciones por doquier, que si seguimientos, que si quirófano, que si reposo absoluto un par de días al mes, etc.), quiero intentar las cosas con calma por aquello del dicho que dice “Vísteme despacio que tengo mucha prisa”. Mi actual médico es de la opinión de que “Si es necesaria la invitro pues se hará pero que con cuarenta años y unos análisis hormonales medio decentes no estoy al borde mismo de la menopausia y me puedo dar unos seis u ocho meses para probar por el método natural”. Eso sí: El método natural no significa el método “A palos de ciego” como cree mucha gente, incluidas mis amigas de ayer que viven felices sin saber si ovulan o no o si son fértiles. Sospecho que no les interesa demasiado el tema y que, cuando les toque más de cerca, ya espabilarán como me ha tocado espabilar a mí. De momento ayer mientras abríamos la sesión con un cafetito me preguntaron que cómo pensaba ponerme al tema de tener niños ahora que todo pintaba favorable.
Les di una charla de casi una hora sobre test caseros para determinar niveles de hormonas de cuyo nombre las chicas ni habían oído hablar en su vida. Además les conté de dónde había sacado tanta información.
Una de ellas que ahora está estudiando su segunda carrera por pura vocación, me contestó: “¿No has pensado alguna vez estudiar medicina? Yo creo que aprobabas la carrera con nota”.
Mi madre, que se ha jubilado recientemente, fue técnico de laboratorio farmacéutico antes de llenarse de niños. Gracias a su profesión ahora tiene una ínfima pensión de la que se siente muy orgullosa.
De muy pequeña supe que existía un efecto llamado Antabús producido por el consumo de ciertos fármacos y el alcohol. Este efecto lo padeció una prima lejana mía y mi madre no se sorprendió en absoluto de que le hubiera pasado, ya se imaginaba qué había mezclado con qué y ya me avisaba de que no bebiera demasiado tomando pastillas para aliviar los dolores menstruales o me haría una gastritis hemorrágica severa.
Al final aprendí bastantes cosas pero no les daba importancia. Mi madre quería que yo estudiara medicina o en su defecto enfermería o farmacia pero no, estudié matemáticas.
Pero yo no valgo como médico a pesar de que no tengo pánico a la sangre, sé qué hacer en caso de accidentes – Curé a Z cuando se cortó el pie y sangraba como un cerdo y mantuve igual o más sangre fría cuando me pasó lo mismo de pequeña – Además no soy escrupulosa en exceso ni me dan miedo los depósitos de cadáveres. Tengo buen pulso para hacer disecciones y buena vista para captar detalles sutiles en vísceras.
Pero hasta ahora me aburría soberanamente la medicina. Recordar enfermedades exóticas y síntomas absurdos así como empollarme un vademécum me suponía algo soporífero. Aguantar ancianos hipocondríacos que vendrían a la consulta a contarme sus penas me tiraba para atrás como al pobre House – Yo también tendría aversión a pasar consulta.
De hecho, fue ver la serie esta la que me hizo pensar en algo que me gusta hacer cual Sherlock Holmes: Descubrir misterios.
Pero he de admitir que no valdría cómo médico porque soy muy egoísta y sólo me interesa solucionar mis problemas. O eso creía hasta que ayer les pasé consulta rápido y de forma desinteresada a mis amigas. A una le dije que probablemente tuviera como yo ovarios con quistes y la otra que probablemente no ovulase. Para mí sus síntomas eran claros como la luz del día.
Pero realmente a mí lo que me gusta es escribir y cazar hackers o resolver enigmas gordos. Hace poco un amigo me mandó una felicitación en un criptograma. No me costó casi nada resolverlo pero desde luego aquello tenía más enjundia que saber si me amiga M tiene defecto de la fase lútea o mi amiga E tiene amenorrea crónica con spotting.
¿Debo montar una consulta de curandera online? Igual saco suficiente dinero como para pagarme mi propio tratamiento invitro aunque me da que con un poco más de tiempo libre para investigar resolveré el problema por métodos menos agresivos.

Por cierto, voy a proseguir con mi monográfico sobre frases célebres y aprovechando la cita relativa al doctor House incluiré algunas suyas recientes muy buenas:

Dos últimas citas célebres del Dr. House:
Ilustración de que la Bondad es un rasgo de debilidad o enfermedad y no un estado normal:
“Había tres trogloditas en la cueva y de pronto aparece un oso en el umbral. El primero fue a coger su lanza, el segundo salió corriendo por la salida posterior y el tercero se acercó al oso para invitarlo a un trozo de pastel de limón. El tercero no vivió para tener descendencia”.
Respuesta de House a una paciente sobre si es posible quedarse embarazada por sentarse en un retrete público:
“Sí, es posible quedarse embarazada sentándose en un retrete, pero… Con un tío entre el retrete y tú claro”.

Más frases, estas no del Dr. House sino de mis amigos y gente más cercana:
“El futuro ya no es lo que era” ---- Esta frase es de S, en relación a cómo había evolucionado la vida y las expectativas de cada uno. Yo comencé diciéndole que cuando tenía siete años me veía con 40 ya casi con nietos y una señora ya mayor casada con un chalet y tres niños, y el se veía a su edad ya también un señor también mayor, y sin embargo la vida ha ido por otros caminos … Para metafísica de la buena.
“El creique y el penseque son hermanos del tonteque” – Frase de mi profesor de primaria, pero sospecho que es un refrán conocido con todas sus vertientes porque he ido escuchando diversas variedades por ahí.

Por cierto, voy a colgaros una imagen de mi primer positivo en un test de ovulación.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LOS AMIGOS DE MIS AMIGAS SON MIS AMIGOS...

Aniversario del Divorcio

BENIDORM TOUJOURS MON AMOUR