Expediente X o matrimonio en el limbo


Yo creo que Heissemberg no se inspiró en un gato para llegar a su principio de incertidumbre sino que fue gracias al Registro Civil de Alcorcón.

Gracias a este registro ahora me encuentro en el limbo del estado civil, ya que al no terminar de realizar la inscripción ni informarnos sobre el tema, se puede decir que no estoy ni casada ni soltera, porque sólo tengo un papel con un sello de entrada, pero nada que justifique ciertamente que estoy casada ante los ojos del estado.

¿Cómo se llega a esta situación? Pues debido a que la burocracia del Ministerio de Justicia en este país sólo funciona rápida cuando se trata de detener manifestantes e intentar aplicarles la ley antiterrorista, pero funciona rematadamente mal cuando se trata de algo tan simple como inscribir en un registro un matrimonio celebrado por la iglesia.

A esto se le suma que hay funcionarios que muestran un total desprecio por los humanos, como si ellos estuvieran por encima del bien y del mal. Me imagino que la funcionaria del registro de Alcorcón no se habrá casado en la vida, porque si no, no nos haría esto.

Al menos no estamos atrapados en un aeropuerto malviviendo con bolsitas de kétchup y panecillos rancios, como el pobre Tom Hanks de “La Terminal”.

Voy a resumir el cabreo porque me hierve la sangre:

Día 22 de abril lunes. Madrugamos un horror y hacemos cola para coger uno de los quince números que dan para que nos atiendan en el registro de Alcorcón. Allí nos hacen volver con las fotocopias de los libros de familia de nuestros padres cuando resulta que todo viene ya consignado en el certificado eclesiástico. Pero vale, aceptamos pulpo como animal de compañía y que la tía del registro nos quiera marear un poquito. Luego nos devuelve una copia con un sello de entrada y un número de registro escrito a boli, y nos dice que volvamos sin cita a partir de un mes para que nos den la copia para la iglesia cumplimentada y sellada y el libro de familia, y que todo eso lo tenemos que hacer en la ventanilla de información y no en la de trámites, para lo cual no hace falta coger número y podemos ir cualquier día de 9:30 a 12:30.

Bien. Voy el viernes pasado en ese horario y la ventanilla de información está cerrada. Pregunto que dónde atienden para libros de familia y recibo el silencio por respuesta. Esquivando a la de seguridad, una morlaca de 2x2 me acerco a donde hay dos funcionarios en la zona de trámites a la que sólo dejan acceder con número, y veo a mi querida  funcionaria que nos  atendió la otra vez, me cuelo (qué remedio), pero va y me dice que no me atiende porque no tengo cita, pero ella misma no me la dio y me dijo que ese trámite era sin cita!!. Se lo digo y se calla y me ignora totalmente. La de seguridad se dirige a donde estoy para echarme. Absurdo. Cabreo. Pido escribir una reclamación y me muestran un buzón de quejas con unas hojas que ni siquiera me sellan. Los muy cerdos debe ser que ya les entra por una oreja y les sale por otra de los millones de protestas diarias.

Esta mañana vuelve a ir mi chico pensando que lo de la ventanilla de información y libros de familia está cerrada por algo eventual y que él iba a tener mejor suerte al ser un chico calmado y educado (y no una fiera corrupia como yo, que no lo dice pero lo piensa), pero no, se encuentra con el mismo panorama, e incluso esta vez la de seguridad no le deja pasar siquiera a hablar con nadie de dentro. Empieza también a ponerse nerviosito.

¿Y ahora qué? Si volvemos otro día y cogemos número, ¿nos querrá atender la amargada de pelo de oveja o nos ignorará? Yo por si acaso llamé al servicio al ciudadano del ministerio de justicia pero sólo me indican que ponga una reclamación en el Registro Central que está en Madrid.  Esto es absurdo y tengo un cabreo de la hostia. ¿Qué hacemos ahora? ¿Casarnos de nuevo por lo civil en otro registro? ¿Emigrar a Alemania y casarnos allí? ¿Qué entonces? ¿Cómo probamos que estamos casados si se quedaron con nuestros papeles y no nos dan ningún certificado?

Si alguien es abogado y me puede echar una mano, se la acepto gustosa, porque cualquier cosa menos ir todos los días de 9:30 a 12:30 perdiendo horas de trabajo a recuperar para que la misma tía con cara de vinagre no nos quiera atender.

En fin, imagino que en algún momento se resolverá o alguien más enfadado que nosotros prenderá fuego al registro, en cuyo caso ya sí que nos tocará volver a casarnos en otro sitio (mejor en otro país) para que nos den el libro de familia.

De todos modos, últimamente parece que estamos gafados. A mi chico le han puesto un multazo por un radar móvil en un sitio donde todo Dios va a 100 (en teoría es 50 el límite pero vas a esa velocidad te dan golpes por todos lados),  y el pobre iba a 80, pero le han cazado a él, yo creo que lo han cazado precisamente por eso, por ir más lento que el resto, a ver qué se ha creído, al resto ni les pilla el radar porque los ve borrosos…

Yo ahora esperando que me revisen el útero de nuevo este viernes, con una histeroscopia con biopsia. Si sale bien, en veinte días me dirán si puedo empezar con un nuevo ciclo de invitro. Y por eso es por lo que quería tener arregladito ya el libro de familia, por si acaso me ocurriese algo, mi chico tuviese los papeles en regla para pedirse lo que tenga derecho como marido. De esta forma, estando en el limbo, por si acaso, tendrá que cogerse la hora de su comida. Vaya follón…

Para colmo de males, se ha puesto enfermo y tiene desde hace ya dos semanas un tobillo hinchado que no se le cura. En el ambulatorio de la SS se lo han tomado de relax porque le han pedido una analítica que todavía no le han dado para hacérsela. Para cuando se la haga, la recoja y la analice algún médico competente, o sea ha curado o le han cortado el tobillo. Ante tal maravillosa perspectiva le dije que fuera a mi seguro médico privado, porque al casarnos mi empresa deja que lo incluya como beneficiario. Menos mal que de momento no nos han pedido el libro de familia para darle la tarjeta…

El caso que ahora tiene que ir este viernes a hacerse unas pruebas a ver qué puede ser. Al menos espero que sepamos algo pronto. Y yo lo mismo digo de mi útero.

Intento pensar algo en positivo pero es que no me sale. Otro ejemplo más: Por los recortes y subidas de tasas, el gimnasio municipal al que suelo ir va a cambiar los horarios y subir los precios. Sopesándolo, me sale más a cuenta apuntarme a uno privado y así por lo menos dejo de darle pasta a la viejuna de la alcaldesa, pero me da pena por la monitora, que son ya diez años yendo a su clase y ha conseguido disciplinarme, lo que no habían conseguido ocho profesores de educación física previos. Y la experiencia de este verano en un gimnasio pijo no me convenció mucho la verdad.

Así las cosas, supongo que tendré que ir haciendo casting de gimnasios. Qué pereza. Al menos el lado positivo es que no tendré que dejar  a mi chico de Rodríguez dos noches por semana.  

Es que los gimnasios municipales no tienen duchas y mi casita está muy cerca, y toda resudada urge ducha. Para cuando termino de ducharme y todo me dan las 11 de la noche y a esa hora cruzar Madrid de punta a punta hasta su casa no me mola.

Así que si me apunto a un gimnasio privado podré ir a la hora que quiera y ducharme allí, con lo que llegaré a casita con mi presunto marido (marido por el derecho canónico, en trámites en el registro civil), y me tiraré con él en el sofá a ver la tele y mordisquear unos snacks de fuet (qué gran invento).

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