La cuesta de Septiembre

Ha pasado ya el verano, mi hija está a punto de cumplir dos años y el tiempo pasa tan rápido que hay días que se me antojan parpadeos. Es lo que ocurre cuando tienes hijos, que pareciera que de un día para otro se hacen mayores, pero lo único que envejece aquí es uno mismo, y apenas hay tiempo para meditar, buscarse a uno mismo, vaguear o como quiera que se llame el tener tiempo libre para uno mismo. Con hijos no hay tiempo ni de mear a gusto, es así de brutal. Voy los lunes al trabajo con gusto por poder sentarme unas horas en una silla y descansar mi cuerpo un ratito. Todos los padres estamos igual, somos esclavos felices, pero esclavos a fin de cuentas. Y el que dice que no es porque tiene mucha pasta o una legión de abuelos, tíos, etc. que le dan un respiro. Para los que no contamos con esos apoyos, los días se nos van corriendo de un lado para otro al borde del histerismo.

Septiembre además es el mes del desquicie. A mí todavía no me pasa, será al año que viene cuando mi hija vaya al cole, pero me voy haciendo una idea del problemón que me supondrá, como a la mayoría de padres de este país, el que a alguien que se le haya ocurrido que los niños tengan la mitad del año de vacaciones del cole cuando los padres entre los dos apenas juntamos dos meses. Buscar campamentos o contratar a alguien es caro y problemático, y se suma al estrés de por sí, de compaginar diariamente un trabajo de jornada completa con días de fiebres, vómitos y otros zafarranchos.

Tampoco podemos ponernos malos los papis. Bueno sí, podemos ponernos malos pero da igual, he estado con más de 39 de fiebre hace poco, me fui a casa desde el trabajo y a las pocas horas ya me tocaba la tarde entera con mi hija.

Los psicólogos analizan las necesidades de los hijos, de los profesores, de los políticos, de los abuelos, pero... ¿Y para cuándo los padres? ¿Es que los padres no tenemos derecho más que a trabajar hasta reventar, traer muchos hijos para pagar pensiones pero ninguna ayuda ni horarios ni descansos ni nada? Luego están los singles que se ríen diciendo que ellos pasan de tener hijos. Eso sí, cuando lleguen a los 67 ahí estarán pidiendo su pensión...

Que no, no nos engañemos, la generación de abuelos de ahora será la última que cobre una pensión medio digna. La siguiente será una pensión de risa y la mía será la primera que nos pongan una pistola en la mano a los 70 para que elijamos entre trabajar hasta reventar a los 80 o matarnos ahí mismo...

Personalmente no quiero jubilarme nunca, ni aunque llegue a los 100. Pero sí que quiero cambiar de trabajo dentro de diez años, ser libre de decidir mi horario y mi agenda. Esto de trabajar de 8 a 16h me parece un atraso, está muy bien de cara a dar un servicio público pero conciliación familiar y personal cero patatero. Y encima soy afortunada porque solo pierdo al día hora y media en desplazamiento al puesto de trabajo.

Se habla mucho de la cuesta de enero, por los excesos de las navidades, pero no se habla de la cuesta de septiembre, comprar libros, volver de las vacaciones y venga tareas familiares, venga niños al cole, uniformes o ropa nueva, matrículas, gastos por que sí...

En fin, os dejo que mi peque ya se ha levantado de la siesta y me toca preparar la merienda, me gustaría escribir más pero es complicado.

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