PITUITARIA EN DEFCON1

Depresión postvacacional me parece un eufemismo. Deberían llamarlo batacazo contra la cruda realidad. Y es que no es lo mismo estar tostándose en la playa mirando las olas y las puestas de sol interminables, con una coca cola fresquita al lado y varios amigos muy animados que estar sentada en un despacho haciendo planificaciones y cuadrando informes. Si no te entran ganas de cortarte las venas es que no eres humano. Además a mi depresión postvacacional se le suma que he empezado ya mi ciclo de invitro. Esta es la tercera vez que intento invitro y mi cuarto tratamiento en total, sin contar pastillas y otras soluciones menos agresivas que obviamente no funcionaron. En total llevo desde finales del 2008 de algún modo en el tiovivo este de producir un bebé pero este proyecto ha sido un desastre hasta ahora. Sin embargo, esta vez me siento más ilusionada que las anteriores, tengo un buen feeling y espero que se confirme pronto. Sin embargo, algo que me ocurrió la semana pasada es para volverse loca y tirar la toalla, salir corriendo y no volver a pisar una clínica en la vida, ni para pedir un vaso de agua. Veréis, me cambié de clínica a otra más modesta, harta de que en la mega super chachi clínica no me llamasen siquiera después del aborto (bioquímico) que sufrí en enero. En marzo y sin noticias de la clínica decidí que ya estaba bien de engordar multinacionales de fabricar bebés y me informé de clínicas que además fueran más baratas, porque no hay que olvidar que estamos en crisis. Pues bien, recomendada por una conocida mía, di con una clínica pequeña pero que me trataron muy bien en la primera cita. No sé si el médico conseguirá dejarme embarazada pero al menos sentí que había conectado con mi problema. Me recetó antidiabéticos que han hecho que baje de peso y me sienta mejor y anticonceptivos nada más bajarme la regla, que por cierto la muy cabrona coincidió con mi semanita de vacaciones en Benidorm. Hago un inciso para quejarme, porque ay que ver lo poco me gustan los tampones, son un rollo y como estoy operada del cuello del útero casi que tengo que estar todo el día haciendo kegels (contraer los músculos vaginales) para que no se caigan fuera, pero es la única manera de meterse en remojo sin tener al socorrista asustado a tu lado pensando que te ha mordido un tiburón. Bueno, pues con el jaleo de los tampones y los baños marinos, la verdad que no supe si mi regla estaba siendo más larga por las antibabies, por los tampones, por los baños o porque mi cuerpo estaba de vacaciones. El caso es que hubo un par de días al regresar que sangré muchísimo, pero lo achaqué a eso mismo, a la vuelta a la cruda realidad. Así que no le di importancia, pero lo cierto es que el viernes pasado, después de diez días con la dichosa regla, ya me estaba empezando a mosquear un poquito bastante. Encima, ese mismo viernes empecé con la primera parte de la esclavitud: Los pinchazos diarios. El médico me ha pautado una medicación que tengo que pinchármela todas las noches a la misma hora, esto de momento hasta mediados de agosto, que empezará lo más divertido: Los pinchazos múltiples. Esta medicación no viene en una jeringuilla como la heparina o cosa así, no, hay que sacarla de un vial que cuando se abre en casa, ya no se puede mover del frigo más que para inyectartela con una jeringuilla con la que se saca la dosis diaria del frasquito. El chute diario implica que comienza mi vida de Cenicienta. Se acabó trasnochar, se acabó viajar, se acabó dormir en casa de mi querido O. Todas las noches a las once, tengo que estar en casita para pincharme mi dosis de procrin. El dichoso procrin es un veneno parecido a la quimio, de hecho se suele usar junto con la quimio. Los efectos secundarios más corrientes son sudoraciones, sofocos, malestar y jaquecas, por poner los más normales. Pero a mí, tachán, se sumó un efecto secundario extrañísimo que me tuvo en jaque todo el fin de semana y me hizo visitar dos veces urgencias y tener que hacerme un test de embarazo en sangre el lunes por la mañana. ¿Qué efecto fue? Pues ni más ni menos que darme positivo los test de embarazo en orina además de dejarme KO durante un día con un malestar horrible, diarrea, mal estómago, etc. Como soy pipitest adicta y compro cien test de ovulación por internet a cincuenta euros, tengo la manía de hacerme un test diario junto con la temperatura bucal y pesarme en la báscula, todas las mañanitas temprano. El sábado por la mañana que encima no estaba mi chico y se había ido a currar, casi me da algo cuando veo un test de ovulación rosa vino intenso, vamos, se salía el test. Pero cojo uno de embarazo toda ilusionada y tachán, positivo débil. Bajo a la farmacia a por un test de los buenos , no de los de medio euro, y bingo, otra vez positivo. Pero… ¿Cómo era posible? ¿Con la regla, sangrando , tomando anticonceptivos y pinchándome veneno? ¿Puede sobrevivir un embrión? ¿Dónde y cómo? Asustada por si estaba el embrión haciendo trinchera en el ovario, único sitio posible para resistir a tal envite, y con el riesgo de perder el ovario y la vida incluso en ese caso, llamé a la clínica y me dijeron de ir corriendo para allá sin más dilación. Os podéis imaginar, yo hecha una gañana, con una camiseta y pantalones de faena, con un dedo del pie roto, corriendo a la calle en busca de un taxi. Más que parar uno, casi muero atropellada por él. De camino llamo a mi chico y el pobre también corriendo para la clínica desde el curro directamente. En la clínica, el médico no ve nada pero ahí mismo le enseño los test de orina y me hace uno él mismo que sale positivo. Comenta algo de una posible alergia al procrin porque en la ecografía no se ve signos de un posible embarazo, y caso de estarlo por tener el embrión medio escondido entre el ovario y el útero, no sería viable ni lógico que hubiera tardado tanto en dar señales de su presencia. Pero me pide un análisis de sangre para el lunes y me suspende la píldora cautelarmente. Las inyecciones no porque no son dañinas y hay que seguir el ciclo. El domingo me levanto con una hemorragia de la que mi pobre colchón se ha resentido y todo. Mi chico asustado (hasta entonces había hecho gala de su flema habitual) me dice de ir a urgencias de la SS. Allí ante los síntomas me pasan corriendo a ver al ginecólogo de guardia. Me hace un test de orina y sale negativo. ¿Qué está pasando? Le enseño los míos del día anterior positivos. Me hace una eco y salvo un pequeño mioma no ve signos de nada, eso sí, el sangrado es sangrado y es evidente que pasa algo. Me pregunta: ¿Te estás tomando algo? Ahí le cuento toda mi historia y me sale con: Pues chica, si te estás pinchando hormonas, igual tu hipófisis se ha vuelto loca, es como las menopaúsicas que les sale positivo el test de embarazo sin estarlo… Um, es posible que tenga razón. Vuelvo a casa y me tiro de reposo como me ha indicado todo el día, parece que se calma un poco la cosa. El lunes el test de embarazo en sangre sale negativo, y el médico me dice de volver con las antibabies y que le llame el viernes si sigo sangrando entonces. Buff, vaya mierda. Mi hipófisis ha reaccionado mal a la primera inyección, y yo casi me muero del susto ¡!! Espero que en septiembre obtenga un super positivo y que todo vaya bien los nueve meses restantes porque este niño en vez de Alexander creo que se va a llamar MacGyver ¡!!! Ah, mi pie va mejorando, a pesar de la carrera forzada del sábado, ja,ja,ja

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