La noche me confunde !!!!

Ya llegó el mes de diciembre y con él la ghymkana de los eventos festivos. Este año encima estoy en un nuevo curro y con un grupo de gente que no hace falta mucho para animarles a festejar lo que sea, lo cual sintoniza mucho con mi forma de ser, según mi marido tengo tendencias "cierrabares" pero lo cierto es que al final acabo siempre yéndome demasiado tarde para irme pronto y demasiado pronto para irme tarde. No es que no pueda quedarme hasta las seis de la mañana de vez en cuando como cuando tenía treinta años, sino que ahora la edad me hace ver las obligaciones y responsabilidades de otro modo y me tiran más que las ganas desmedidas de juerga. Bueno, eso y que no quiero inquietar demasiado a mi señor esposo, aunque no sé cómo me las apaño y se acaba enterando a qué hora llego de fiesta y, lo peor, en qué estado.

Ayer fue una fiesta en la que no sólo íbamos la gente de clase (la mitad más o menos, y los más fiesteros fijo) sino que había profesionales de la informática, y había que andar un poco con ojo de no desmadrarse hasta que el grueso se hubiese ido a casa y así hice. Me reprimí las ganas de bailar a mi estilo "gagnam Bridget style" hasta que dieron las doce y los cenicientos se fueron a casa. Yo, como los gremlings, si me dan de beber (alcohol) pasada la media noche me río de Kim Bassinger, monto unas coreografías apoteósicas.

Luego también me da por sacar a bailar a todo el mundo, da igual que sean chicos, chicas, o el camarero, en mis fiestas todo Dios baila.

En fin, voy a dejar de hablar de mí, ahora voy a dar un repasito a la gente de clase:

Salvo dos, me he dado cuenta de que es cierto el tópico de que los chicos no bailan. Una pena, alguno lo intentaba pero el estilo era pachanguero. Las chicas bailaban más salvo una o dos que eran más comedidas y bailaron poquito. Hay una en especial que sería la hija perfecta para mi madre: Delgadita, elegante, discreta, buena chica... A ver, yo también soy buena chica pero tengo más curvas que la carretera de Ronda, me encanta la ropa sport y las botas militares, no me callo ni debajo del agua y soy bastante guasona y bailonga...Nada, que le salió a mi madre rana el experimento.

Hay dos pactos que hemos hecho este año en el curso, uno formal relativo a respetar las notas de la oposición y otro no formal pero tácito respecto a no contar nada de los desfases de la gente en las fiestas. A mí no me importa la verdad porque no hago nada malo, pero sí es cierto que estos meses son un paréntesis y más adelante, como siempre, iré a tomar la típica cañita sosa con la gente del nuevo curro. Es que, como dije hace un mes, esto más que un nuevo curro, es como estar seis meses en Gran Hermano. No sé cómo no se les ha ocurrido filmarnos. Nos hubiera venido bien un dinerillo.

Otra cosa que ocurre es que algunas clases son pesadas y no digamos ya las conferencias que nos ponen los lunes por la tarde, que parece que vamos a hacer bulto más que nada, ya que están más dirigidas a los del curso de Administradores Civiles. Juro que pongo toda mi buena disposición, tengo cintura para encajar disertaciones duras, pero es que además son largas. Todos los conferenciantes vienen a hablar de su libro, y no metafóricamente, literalmente, no se cortan. Y el libro no es el de Harry Potter, no, son ensayos de ciencias políticas, sociales o de derecho. Vamos, que si no fueran obligatorias no irían ni los profesores a las charlas.

Menos mal que nos salva el whatsapp aunque en clase como estoy en primera fila es muy cantoso y acabo cortándome mucho. Pero algunos hilos de whatsapp son para publicarlos en el Jueves, os lo aseguro.

Volviendo a la fiesta de ayer, me ocurrió algo peculiar y es que me encontré con un compañero de facultad y bueno, a ver cómo lo explico, el último recuerdo memorable que tengo de él es mordisqueándome una oreja en una tienda de campaña en la sierra. Había más gente de clase, pero los juegos picantones con el alcohol derivan en rollos muy raros... No sigo que cuento todo y es muy personal... Anda, esto es un diario personal, se me había olvidado.
Bueno, pues resulta que él también aprobó la oposición pero hace diez años, claro que la vida del funcionario da muchas vueltas y él no está ahora en un ayuntamiento, se lo ha montado bien. Y, como le predije echándole las cartas, rompió con aquella novia que se echó el último año de carrera y tuvo tres hijos. Empiezo a considerar seriamente irme al Retiro con un pañuelo de lentejuelas, el tarot y una mesa plegable. Igual acabo presentando algún programa de televisión, quién sabe.

También me encontré con opositores de otros años que aprobaron el año que yo pinché en el penúltimo examen, y se les ve que están más lustrosos que entonces, espero que a mí me pase igual. También me llegaron muchos cotilleos, no los cuento aquí, por aquello del pacto.

Me encontré también a un profesor de la academia que me empezó a pegarme una chapa tremenda, pero bueno, supongo que lo hacía por explicarme el procedimiento para dar clases y no incurrir en incompatibilidades, pero vamos, que la teoría la tengo muy fresquita, lo que no tengo es un trabajo como para compatibilizar.

Ya por último pude comprobar el dicho que conforme avanza la noche, la gente va pasando fases del estadio alcohólico. En fin, todavía no me he enterado de qué pasó cuando yo me fui, pero hubo tomate y debe ser del bueno. A mí como me da por lo de siempre beba mucho o poco, soy muy previsible: Bailar, sacar a la gente a bailar, vacilar a todo el mundo y acabar subida en alguna plataforma. Y lo gracioso es que tengo una agilidad para subir, trepar, saltar y hacer el cabra con varias copas que ya querría la mitad siquiera estando sobria. En fin, que hoy no voy al gim, estoy agotadilla.

Bueno, os dejo a ver si consigo que mis espías me cuenten cosas. Es lo bueno de ser como el pequeño Nicolás. Es un arte estar en todos lados y en ninguno en especial.

Los que salgáis por ahí llevad un cartel puesto con la dirección. Yo no sé cómo llegué a casa pero tengo una extraña habilidad para llegar siempre intacta, no olvidar nada por ahí, no perder nada y dejar la ropa bien colgada. Normalmente ni ruido hago, piso como los gatos.

Un consejo: Tened mucho ojo con el garrafón, que es muy malo y te deja KO varios días. Menos mal que ya me conozco todos (o casi todos) los garitos de Madrid.

 

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