BENDITO ABURRIMIENTO

 

Tal cual, bendito aburrimiento. Por fin pasó todo y estoy en casa, haciendo cositas, teletrabajando y recuperándome física, pero sobre todo, mentalmente.  He hecho hasta punto crochet, he ordenado mis cosas, he hecho meditación, he terminado dos libros, he imputado por fin todos los créditos profesionales de las certificaciones que tengo, he asistido virtualmente a dos sesiones de formación… Pero aun así siento que estoy vagueando, no tengo remedio…

Me operaron del útero, ya sabéis, esas cosas que pasan cuando tienes endometriosis, muchos años y muchos antecedentes malos. Ya ni recuerdo cuántas veces he pasado por operaciones similares. Creo que llevo ya como ocho o nueve, perdí la cuenta ya…

Normalmente cuando me empiezan a meter el chute de anestesia no suelo pensar en nada, pero tras lo ocurrido que ahora os contaré me resistí un poco a dejarme llevar y pensé en qué sería si yo ya no fuera… Mi hija, mis hermanas… ¿Quién cuidaría de ellas? Como decía mi padre, que en paz descanse, no me puedo morir hasta que no pague la hipoteca, porque se queda mi mujer y mis hijos en la calle… Algo así. Pero luego pensé… Bueno, yo he hecho todo lo que estaba en mi mano…

Pero a los pocos segundos (no fueron segundos pero a mí me lo pareció), estaba soñando con un barco entre nubes con un sol dorado y con mi familia en el cielo (cada vez hay más arriba y menos abajo), cuando el bonito sueño lo quebró el anestesista: Ya hemos terminado, te vas arriba a la habitación.

La semana antes de mi operación fue totalmente caótica. El finde mi hermana pequeña sufrió un aparatoso accidente de tráfico y cuando recibí la noticia de mi otra hermana llorando me entró una angustia y un mal cuerpo… Pillé un taxi y no paré de llorar acongojada temiéndome lo peor … Por suerte todo quedó en un buen sustazo, una ligera conmoción, moratones  y una fractura complicada en una pierna que la tendrá de baja dos meses por lo menos.

En el hospital esperando noticias se me pasaron por la cabeza muchas cosas. Muchas: Lo primero… ¿A quién avisar? De repente me di cuenta de lo lejos física y emocionalmente que habíamos tenido a la familia desde que murió mi madre, que paradojas de la vida, hacía justo ocho años de su fallecimiento. No tenía apenas teléfonos de familiares, ni sabía qué decirles..

Pensé en amigos, pero amigos de esos que siempre están ahí. Incluso mi ex, por aquello de organizarme con la peque, porque esa es otra… ¿Qué hacer con la niña si mi hermana seguía en el hospital mucho tiempo?

Llamé también a J, por aquello de contarle lo que me estaba pasando y tener apoyo emocional. No me cogió el teléfono, le dejé un mensaje y como a la noche me llamó y me consoló. Bien, parece un buen muchacho, pero no sé, hay algo que no me cuadra… No sé lo que es, pero creo que es un espía, o tiene una doble vida o pasa su vida en el gimnasio… Algo de eso hay. Sinceramente, para echar un pimpampumtomalacasitos no me importa mucho a qué dedique el resto del tiempo que no esté conmigo mientras no sea algo delictivo en lo que me pueda ver involucrada, pero tampoco soy la Ayuso, soy una ciudadana anónima, así que…

Pero no sé, me di cuenta de que emocionalmente no iba camino de convertirse en pareja, a pesar de que mi amigo K no para de pincharme diciéndome que ya me eché novio… Envidioso, celoso…

Llegué a casa agotada, mi hermana por fin estaba fuera de peligro, y tenía mucho trabajo por delante… El lunes a la vuelta del trabajo me caía de sueño literalmente… Y cuando voy por la peque al cole me la encuentro llena de picaduras… Jesús, ¿a dónde me la lleva Mr. O los findes? ¿A jugar a Jumanji? Tenía una picadura realmente fea, como de abeja o avispa, infectada. Ale, al ambulatorio toca… Yo ya he cogido de teletrabajo los martes siguientes a los findes que pasa con el padre porque casi siempre me toca llevarla al médico. Es increíble que en sólo dos días se pueda estropear una niña de siete años de esa manera, viene asalvajada totalmente, acatarrada, con insolación, picaduras, una caries con flemón, diarrea, vómitos… Cualquier cosa.

En fin, sólo me quedan nueve años más hasta que la niña decida pasar de nosotros totalmente y se pire los findes con las amigas o el novio… Ay Señor…

Eso el martes, ambulatorio, nuevo susto con mi hermana, pero era algo normal, consecuencia de la medicación… Cada vez que me llamaba alguien de la familia me daba un vuelco el corazón…

Celebré el día del padre con mi hija. Sí, ya sé que no soy su padre, pero ejerzo como tal, así que después de ir al ambulatorio y como era la hora de comer, se quejaba de un hambre horrible y no había hecho la compra (normal, cuando te tiras el finde en el hospital esperando noticias tu hogar se convierte en un caos total…), nos fuimos a comer algo por ahí.

El miércoles a la carrera a hacer compra para dos semanas por lo menos, ya que al operarme no podría luego cargar con peso. Me dolía todo, y caí ploff dormida.

El jueves, víspera de la operación, día tremendo. La peque se iba con el padre de vacaciones tras el cole, le dejé la mochila preparada desde por la mañana bien temprano que me levanté.

La dejé en el cole prontito y bueno, me fui a trabajar, tenía ese día mil cosas. A todo esto, estaba con infección de orina desde ni se sabe, y los resultados del laboratorio no eran nada buenos, el antibiótico que había estado tomando no había hecho efecto porque la bacteria es resistente. Ale, a pedir cita de nuevo con el médico entre reunión y reunión, un congreso de inteligencia artificial, un curso, una asamblea de auditores y ….

Una cita exprés con la peluquera… Llamadme macabra pero el pensar que si la hubiera cascado en la operación y ver mi cuerpo con esos pelos tan descuidados, me daba grima auténtica…

Hubo un momento en el que corría literalmente por los pasillos de la clínica para pillar las nuevas recetas … Llegué a la cita con la pelu agotada de correr… Y miraba el reloj porque en una hora tenía que estar fuera… Pero bueno… Se queja la chica de que siempre vengo con unos pelos horribles y sin tiempo… Pero vamos… Ya me conoce… Soy doña “el día tendría que tener cien horas”.

Llegué a casa pasadas las diez de la noche. Cena a la carrera (para que diera tiempo a estar en ayunas el tiempo suficiente) y para embucharme las pastillas…

Por fin, dormí. Puse dos alarmas, para no dormirme. Dejé todo preparado antes, papeleo, ropa, todo lo que me iba a llevar… Pero no me iba de vacaciones de semana santa, iba a celebrar mi “Viernes de dolores” en modo particular, porque al llegar al hospital me dieron dos pastillas de esas que sirven para inducir al parto y dilatar… El resto… El resto mejor os lo ahorro…

El sábado lo pasé en casa tirada como un guiñapo. El domino salí a dar una vuelta por el barrio. Por la tarde vino J a hacerme una visita, corta, pero no me quejo. Demasiado para ser sólo “un amigo entrañable” que sabe que como estoy no va a tener tema… Pero aun así vino… Eso es apego…Digo yo. Me alegré mucho de verlo. Pero cuando se fue me dije… ¿Va a ser siempre así? Me parece poco… Ayayayayai…. Hoy me he dicho: “Chica, pero si tienes al chico perfecto”. Está bien buenorro, no te da problemas, no se te cuelga como un llavero, te trae un pastel y fruta, le gusta Depeche y te da vidilla de vez en cuando… Vale, no es Brad Pitt ni me recita poemas de amor ni me hace una paella, ni se ha quedado tres días en mi casa… Pero en la carta de los Reyes Magos justamente no quería nadie que se acoplase a mi vida… Va a ser verdad lo que dice mi amigo K de que las mujeres no sabemos lo que queremos… Ellos los hombres sí: Fútbol, cerveza y pimpampumtomalacasitos. Bueno, no todos, pero básicamente sí.

Postdata: Estoy tonta porque tengo las hormonas mal, a fin de cuentas he parido una masa del tamaño de un limón, que se llevaron a analizar y ya me dirán, espero que sólo sea un mioma gigante. Así que igual es por eso, que es muy mala la depresión postparto…

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