ESTADOS SUPERPUESTOS
Hace años creía que yo era la
reencarnación de Hipatia de Alejandría, por aquello de morir sola, lapidada, casi
virgen y consagrada a la ciencia. Y bueno, lo pensé estando casada con O, que
al final de la relación era casi lo mismo, sola, virgen y lapidada por su familia…
Pero ahora pienso que mi
referente será Marie Curie ya que me encantan las matemáticas, la física y la
química, y no sólo teóricas, sino
aplicadas al ligoteo.
Ahora me diréis que Marie Curie
era una científica nada apetitosa sexualmente, de esas mujeres que parece que
se reprodujeran por esporas, como los helechos.
Pero nada más lejos de la
realidad: Marie Curie, antes de acumular Nóbeles y dejarse la piel literalmente (murió de
cáncer medio desollada) en sus descubrimientos, era una ligona de tomo y lomo y
además su marido la amó profundamente hasta que murió, precisamente cuando iba
a comprarle un regalo de aniversario después de muchos años de casados, y eso
es amor, porque muchos hombres olvidan el aniversario de boda al tercer año
después de la boda.
Todo el mundo piensa que María
(Marie) era una científica de sobresaliente pero sosa y no: Antes de casarse
tuvo amores intensos e incluso un affaire escandaloso en Polonia con uno de sus
alumnos. Y como digo, su marido al conocerla, cayó rendido a sus pies. Así
quiero ser yo: Inteligente y deseable, como una diosa africana.
La física es fascinante, sobre todo
la física cuántica. Un estado superpuesto es un estado que a priori puede tomar
dos valores distintos pero cuando “se abre la caja” no hay sorpresa y sólo
muestra un valor. Y pensaréis… No, antes sólo tenía un estado, no dos. Pero la
física cuántica igual que la ley trans no prejuzga ni te asigna un género y deja
que cada cual sea lo que quiera ser, incluso de género no binario…
¿Qué tiene que ver esto con
ligar? Pues mucho: En algunas relaciones estás o crees que estás pero no estás
realmente. ¿Estuve yo casada? En teoría sí, hubo un sacerdote y un certificado
del registro civil. ¿En la práctica y en retrospectiva? No. Ni un solo día de
mi matrimonio mi supuesto marido me puso el desayuno. Ya no digamos llevármelo
a la cama. Ni un solo día de mi matrimonio me miró a los ojos intensamente cuando
estábamos entre las sábanas. Luego al final de este post veréis a lo que me
quiero referir. Con mis ex: Con Mr. S. no me sentía lo suficientemente deseada
y con Mr. O. no me sentía lo suficientemente valorada y querida. Con Mr. Z no
sentía que me tuviera lo suficiente en cuenta en los planes de su vida en general,
no sentía el compromiso… Mr Y era un tarambana fiestero, Mr X era un enfermo
mental irrecuperable y Mr. A. una historia de amores lejanos… En definitiva,
creo que nunca he tenido una pareja de verdad que estuviera a mi altura y me
tratara como yo merezco. Porque a veces las mujeres pensamos… Es que igual no
le di suficiente independencia a Mr. Y, es que Igual no cuidé lo suficiente de
Mr. X, es que igual le presioné mucho a Mr. Z para tener hijos o es que igual
le exigía mucha energía a Mr. S, o es que igual no intenté salvar mi matrimonio
con Mr. O.…. Y una mierda, igual es que ninguno de los hombres con los que tuve
relaciones serias me merecía. Y desde luego yo no merecía el tener que conformarme
con ellos.
Y ahora vienen los nuevos hombres
en mi vida y debo ponerles a prueba:
Hay hombres como Mr. K que no
piensan que quedar con una mujer varias veces, incluyendo citas sexuales y no
sexuales sea tener una relación sentimental, ni siquiera una relación, se trata
sólo de “una amistad” con final feliz… O algo así. Y algunas mujeres opinamos
lo mismo, pero cuando se trata de algo esporádico, no cuando llevas así tres
años con alguien…
Pero… ¿Se puede ser single y no
single a la vez? ¿Existe un estado superpuesto de ser libre y ocupado a la vez?
Pues lo cierto es que sí. En las fiestas semáforo te indican que uses el color
rojo si estás en pareja, en verde si no lo estás y en amarillo si tienes tus
dudas o no lo tienes claro… Ajá, ahí tenemos la solución: Se puede estar en
pareja y no a la vez. Hay superposición cuántica en este asunto.
Pero lo cierto es que pasado un
tiempo y analizando la situación, te das cuenta de que has tenido una relación
o de que no…
En el libro “La insoportable
levedad del ser” te decían que para evitar pillarse por alguien y mantener la
relación en sólo “amistad erótica” y no acabar enamorándose, había que aplicar la regla del máximo tres
veces.
No te acuestes más de tres veces
seguidas con la misma persona (o sea que tienes que intercalar por medio otra
persona cuando te hayas acostado dos veces ya con una). Además, entre encuentro
y encuentro con la misma persona, debes dejar al menos tres semanas.
Pues bien, he fallado aplicando
la regla. Fallé con Mr. K. Al principio bien, porque entre la primera y segunda
vez dejamos un trimestre de por medio. Pero entre la segunda y la tercera vez
apena pasó una semana. Mal. Ahí fue el final de la relación. Metí la pata hasta
el fondo preparándole encima un desayuno rico. Fatal, error. Ahora ya sólo podemos
ser amigos estilo “partner in crime” como Glenn Close y John Malkovitch en “Las
Amistades Peligrosas” y para dejárselo claro le he contado una pincelada de mi
reciente relación con J (nuevo espécimen en mi vida erótico festiva).
Lo de la letra tiene su guasa,
porque así es como le apunté en mi móvil cuando me dio el teléfono. Es un tipo
muy reservado, y por su trabajo debe serlo. Tenemos puntos en común en nuestro
pasado, nos entendemos bien.
Al principio en noviembre, cuando
me fui la primera vez a su casa en plan impulso loco, no me lo pensé. Tampoco
pensé que un hombre que maneja armas perfectamente tiene más herramientas para
asesinarme. Me podría haber descuartizado pero como lo conocía ya de antes,
pensé que ahí podría estar tranquila. A lo más es que me dejase muerta de
agujetas. Afortunadamente, aunque no se prodigó mucho dándome charleta pude
comprobar que es de los pocos que sin ropa gana mucho, y a Dios gracias no es
un calamar depilado como muchos de mis ligues más jóvenes (por Dios, quién les
habrá dicho a los hombres que depilarse hasta el ano los hace más deseables…).
Como los dos habíamos bebido
bastante y encima íbamos con el impulso loco de las ganas reprimidas mucho
tiempo, el asunto fue un pimpampuntomalacasitos. Me volví a casa enseguida ya que tenía al día
siguiente cosas importantes por la mañana y no me pedía el cuerpo quedarme a
dormir abrazadita, me pedía más bien abrazarme pero a la taza del WC a echar el
exceso de ginebra.
Al día siguiente recibí un
mensajecito de él bastante bonito. No romántico, pero sí cariñoso y una
invitación a repetir.
Pasé del tema, no porque no
quisiera repetir sino porque todavía no sabía por qué me había dado ese impulso
loco. Pensaba que iba muy ciega de alcohol, pero no, que va, para nada.
Pasó el tiempo y aparecieron
nuevas presas en lontananza, pero no me dieron el punto loco ese y además,
pillé tal catarrazo en Navidades que parecía la del anuncio ese que anuncia el
tren para Salamanca…
Llegó el mes de enero y el chico
seguía interesado en quedar conmigo. Vale que seguro que sólo para repetir el
lance exprés, pero oye, después de cuarenta días ya tenía que habérsele borrado
la memoria corporal, o sea que no me echaba de menos su espada láser sino su
cabeza… O eso o nunca se lo han merendado como yo, que igual es posible porque
ha estado muy ocupado salvando vidas por ahí y evitando que lo maten, digo yo
que eso deja poco tiempo para conocer mujeres ….
Por ser mala, en enero volvimos a
quedar, le llevé a una fiesta pero como todavía estaba acatarrada, después de
tenerlo un par de horas bailoteando lo despedí con un besito de cita de película
de domingo en Antena 3. “Ya no me llamará ni para tomar el vermú”. Pensé que me
había librado de él, pero me empecé a arrepentir entonces. “Soy idiota, si el
tío está bueno, baila en la disco y es educado, ¿por qué voy a estropearlo
todo?”
Afortunadamente me volvió a
llamar, y entonces lo invité a cenar por mi barrio para compensarlo. Le hubiera
dejado otra vez sin postre pero cuando me dijo con carita de pena eso de… ¿No
vas a invitarme hoy a subir a tu casa? Pensé que hombre, no lo había hecho
andar sobre lava ardiendo todavía pero ya lo había puteado lo suficiente, así
que lo subí a mi casa, le enseñé hasta el mueble escobero, le puse una
cervecita y otra vez de nuevo acabamos pimpampuntomalacasitos, más difícil
todavía porque yo me había cascado una rodilla, la cosa para nota. Pero no se
quedó a dormir (es una ventaja que mi mierda de sofá cama sólo valga para
chicos esparraguitos).
Entonces vino la frase esa de… “Otro
día si quieres vamos al IKEA y compramos la estantería esa que te falta”. Ahí
descubrí que la relación se había puesto seria y me entró el miedo.
Pasaron dos semanas más por medio
y apenas intercambiamos algunos mensajes. Bien, era sólo mi imaginación, el
chico sólo me quiere para el tema sexual…
Pero el día de San Valentín me
envió un vídeo con una canción romántica de Depeche… Le di un like.
Ahí la has liado bien Bridget cabecita loca. ¿Cómo se te ocurre
darle un like? Dos días después que no estaba mi hija vino a mi casa a tomar
café, supuestamente a traerme un mueblecillo que le sobraba. Lo que no dijo que
me traería un pastelito de esos con corazoncitos… No dije nada. Mejor
calladita. El café acabó en otro
pimpampuntomalacasitos pero esta vez noté algo diferente en él y es que me miró
y me sonrió cuando estábamos en el fregao… Uyuyui… Esto pinta pasteloso…
La semana pasada de nuevo el
destino quiso que mi hija se fuera unas horas con el padre, por un cumpleaños
familiar y de nuevo se repitió la horita de visita de J…
No sé cómo surgió la cosa, de que
nos veíamos “a salto de mata”, y yo dije… Si es que yo como tengo la vida no
puedo tener una relación normal ni tampoco me volvería a casar eso lo tengo
claro”… Y él dijo algo así como que igual que yo aunque nunca hay que decir eso
de esta agua no beberé….
Pánico me entró, pánico. Pero soy
idiota, este finde pasé toda la noche con él y hasta dormí en su casa… Me ganó
porque se vino a una fiesta con mis amigos y me hizo el cortejo a lo tortolito quinceañero…
Ay Dios, lo peor no es que tenga miedo de que este J se me haya quedado
pillado, lo peor es que yo misma vuelva a caer en esa trampa otra vez….Que no
hombre que no… ¿Otra vez emparejada? No puede ser. Pero… ¿Qué cosa es quedar
con el mismo hombre siete veces seguidas y que seis de ellas acaben en la
tercera fase? Y además, yo no sé él (ni lo pregunto), pero yo no me he acostado
con otro en ese tiempo….
Me hizo el desayuno por la mañana…
Con zumito y todo. Por un momento, me recordó mucho a Z. y la vida de pareja
que llevábamos hace muchos años, antes de que el tema hijos nos arruinase la
relación: Quedábamos los fines de semana con o sin amigos, cenábamos,
bailábamos y nos achuchábamos hasta la madrugada, dormíamos y luego cada uno
iba a sus planes del domingo con las respectivas familias. Igual la felicidad
es un poco como eso, ¿no? Una especie de relación fija pero discontinua….
Pero yo ya no soy esa chica de
maratones amatorias a cincuenta grados en una tienda de campaña de plástico….
Aunque esa época era bonita…
Veremos. Igual al verme de mañana
despeinada y con los ojos de mapache le espanta. Además, siempre me mosquean
los hombres que no se ponen una foto suya en el perfil sino cosas raras como flores
o plantas, como “chorvo número 9” del año pasado que se dio el piro en octubre
(realmente lo rechacé yo que preferí ir caminando desde Plaza Elíptica hasta
casa antes que dejar que me acompañara a casa, porque no podría soportar otra
vez más el olor a tabaco que le mataba las feromonas). Hay hombres que no saben
cuánto daño les hace el tabaco a su vida sexual. Es como dejarse los pelos en
las axilas para las mujeres a veces. Lo llamé el otro día a ver cómo estaba
pero no… En fin, ya para qué, ¿para contarle que tengo churri fijo? Que lea mi
blog si tiene huevos.
Bueno, en conclusión, que estoy
en un estado superpuesto entre tener pareja y no, estar pillada y no. Según me
da el día decido que es una cosa u otra. Algo así. Creo que, como buena
matemática, que no física, algo no es algo hasta que se demuestra el teorema.
Es decir: No hay pareja hasta que se demuestre y oficialice como tal, mientras
tanto, sigo en el estado anterior que es ser Single. Y cada vez que me viene la imagen de J, que
se parece mucho a George Michael (tengo en casa carpetas y carpetas forradas
con él), y empiezo a flipar con chorradas románticas o no tan románticas como
en su espada láser, me pongo a pensar en que me toca cuadrar la tabla de costes
del pliego de cláusulas administrativas del expediente para el próximo contrato
que tengo que hacer y hace pop la burbuja de embobamiento gratuito.
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