CON FALDAS Y A LO LOCO
Este finde me he despendolado un poquitito. La verdad es que me hacía ya falta, tanto tiempo encerrada estudiando. Además, yo creo que me va a venir bien antes de los exámenes de esta semana. De hecho, el año pasado me presenté al examen escrito de francés después de tomarme unos cuantos “snaps” que no, no son Bocavits ni ganchitos sino unos aperitivos de más de cuarenta graditos que trajeron unos colegas suecos para celebrar con nuestro grupo de trabajo que aquel era el día nacional de su páis. El resultado del examen fue bastante bueno. Sin embargo, y pese a haber estudiado más, saqué peor nota en alemán siendo niña buena y no tomando antes del examen más que un vaso de zumo de naranja. Así que olé, el viernes me fui de gamberreo por mi antiguo barrio de Vista Alegre, me tomé unos vermouths en una tabernita cerca del palacio de deportes de allí, y me hinché de pizza en un restaurante italiano. Después me tomé unos chupitos de color rosa – Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que lleva – en el bar de copas del Atila (Se llama Atilano el hombre y es un personaje entrañable de ese barrio, fan de Iron Maidden y, en fin, viejo rockero a la antigua usanza). Luego, como no, paradita en La Chocita del Loro y ya de madrugada, regresé a casa con un puntillo muy interesante...
El sábado me fui a la feria de la Tapa. Había una cola tan larga que pensé que las regalaban, vamos, más de mil personas fijo haciendo la dichosa cola. Menos mal que lo organizaron un poco bien y controlaron el aforo. Conseguí entrar y de ahí no nos apalancamos hasta las diez pico, cuando nos habíamos metido por cabeza unas ocho tapas por lo menos y tres cervezas... Las tapas estupendas, eran todas una auténtica tentación. Me gustaron sobre todo las brochetas de pulpo, el pastel de salmón, los huevos estrellados, el bocatín de calamares y la de callos a la madrileña. Un poco menos gustosas pero aceptables la de paella y la brocheta y muy simplonas los langostinos y las migas. Uy, me podrían contratar de guía gastronómica...
Creo que a mi dieta no le sentó muy bien, pero a mi espíritu sí...Claro, que luego nos fuimos los amigos a tomar más cervecitas y más copitas y me dieron casi las seis de la mañana cuando llegué a casa...Bueno, creo que cogí el buho de las cinco así que ...
Lo dicho, tanto ser niña buena y tanto brócoli me estaba poniendo cara de martirio. Además, el pelo tan encrespado me daba un aspecto de mujer atormentada. Así que el sábado por la mañana, después de la resaquilla, decidí irme a cortar el pelo. Lo peor es que con las comuniones estaba todo hasta arriba, tuve que esperar casi una hora a que me cogieran y eso que había pedido hora y todo!!! Dios, peor que ir a por recetas al ambulatorio de Pan Bendito...Y eso que encima no son baratas ni de lejos las peluquerías...
Me alisé el pelo y me lo corté un poquito y debe ser que el look planchado y las tapitas me hacían estar más radiante, porque mis amigos me piropearon por la tarde...Eso o que había metabolizado los vermouths, la botella de vino, los chupitos y el José Cuervo en vaso largo y con unas gotas de limón que me metí el viernes por la noche...
Bueno, os dejo que es muy tarde, demasiado, ya que hoy me he quedado a recuperar un poco por la sesión de tortura china que algunos llaman “Pruebas Alérgicas”. Al final para que me digan lo que ya sé. Eso sí, me he enterado de paso que tengo también neutrofilia y anemia de hierro. Lo de la anemia lo comprendo más o menos pero lo otro casi me parece una perversión. Voy a ver el viernes por la tarde si mi médico del Panben me explica si eso de la neutrofilia es chungo o simplemente, como sospecho, es por la faringitis crónica. Desde luego si es por comer mucho brócoli, este fin de semana ya me habré curado de eso... Ah, por fin me he puesto minifalda!!!!!!!!!!!!!
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