UN POQUITO DE AIRE FRESCO


Ya parece que vuelvo a ser otra persona después de terminar el puñetero examen del CISA. No sé decir si me salió bien o mal. Sólo que me salió y pude contestar a las 200 preguntitas en cuatro horas, aunque para ello tuviera que sacrificar hasta mi vejiga que se resintió todo el día por el esfuerzo inhumano de aguantarme el pipí tanto tiempo, que ya no eran sólo las cuatro horitas del examen sino la hora de antes ahí sentada verificando instrucciones y anotando códigos en la hoja de respuestas...

El sábado me encontré con todo el mundo. Compañeros de la oficina, ex compañeros, ex compañeros de otros trabajos, de la facultad... Si hubiera organizado una quedada a posta no hubiera venido más gente. En la cola de registro para entrar al examen me tiré como media hora saludando gente y poniéndonos al corriente de nuestras vidas de manera lo más rápido posible. Al final nuestros caminos convergían de algún modo pues estábamos todos haciendo el mismo examen. Algo así como: “Todos los caminos conducen al CISA” en vez de a Roma. Debe ser que el CISA es como el Pozo del juego de la Oca que, tarde o temprano, tienes que caer en él para poder llegar a la meta.

Lo que sí me di cuenta es del envejecimiento generalizado de la gente. ¿Yo también les pareceré vieja a esta gente? Es como cuando tuve la cena del instituto hace un par de añitos. Todo el mundo me parecía añoso, que no añejo.

Tras el examen, cuyo resultado supongo que no lo sabré antes de dos meses, me fui a comer con mi chico que me esperaba a la salida cual perrito aterido de frío. Y es que hacía bastante frío, niebla, ambiente desapacible. Nos calentamos un poquito comprando unos kebabs ya en mi barrio. Obvio que no tenía nada en la nevera y sí bastante hambre.

Por la noche salimos con un amigo mío a tomar unas cervecitas. Nada de orgía y desenfreno pero me resultó agradable el salir a tomar algo sin sentirme culpable. Y luego ya esta mañana que me tomé libre de los días que me quedan de vacaciones he podido desayunar naranjas (sí, fruta) y comer galletas con café recién hecho. Y hasta he preparado un rico guiso de verduras...Sí, ya vuelvo a ser persona y a comer cosas que no vienen en sobres, latas o hay que pagar al repartidor para comerlas.

Lo que sí es que he acabado con un molimiento generalizado y encima, del frío del sábado y de salir luego por la noche, tengo la garganta fatal.

Me he tirado toda la mañana haciendo los quehaceres atrasadísimos de la casa, varias coladas, plancha, ordenar armarios, limpiar a fondo la cocina....

Y luego preparar los deberes hiperatrasados de alemán. Todo un acontecimiento. Ahora me podré dedicar a estudiar idiomas en vez de pelearme con preguntas absurdas sobre comportamientos supuestamente éticos de un auditor que en Colombia recibirían más de un tiro por las mafias.

Porque, en caso de flagrante delito, ¿quién se atrevería a informar al susodicho del hallazgo y de la obligación imperiosa de dar parte a la policía? Nadie saldría vivo del despacho!!! Ay, pero los yankies, ya se sabe, son los tontorrones de las películas policíacas que duran menos que un mp3 a la puerta de un instituto del Pan Bendito. Siempre están esos telefilmes soporíferos de hermana que investiga el asesinato de su hermano, informático que ha descubierto un desfalco de su jefe y por írselo a contar le han tirado desde un noveno piso y luego lo han rematado... En fin, todo sea por subir el caché profesional, aunque sea contestando a preguntas absurdas de un modo más absurdo todavía...

Por lo menos un poco de respiro tendré. Ahora ya puedo coger hora la semana que viene para depilarme, cortarme el pelo... Esta mañana he podido por primera vez en dos meses tener tiempo para untarme crema hidratante en las piernas. Quizás porque en dos meses he reparado por primera vez que tengo las piernas tan secas que se me caen trocitos de piel como si me hubiera tostado bajo un sol de 45 grados a la sombra....Antes sólo era un cerebro con patas...

Ah, y por fin he encontrado el calcetín que emparejaba con otro que tenía mustio en la cuerda de tender esperando a su compañero...

Pero me quedan cientos y cientos de cosas por hacer. No sé cómo la gente normal se apaña y hasta puede tener hijos. Si yo con tres agendas no doy abasto: El coche, la casa, la ITV, el taller, lavar el coche, quitar las manchas del parqué, comprar un limpiador especial para la ducha, sacar los pelos del lavabo, cambiar el mocho de fregar, lavar el cubo de basura, ordenar las facturas de todo el año, revisar los balances del banco, mirar las nóminas y guardarlas convenientemente, arreglar la pantalla del ordenador, hacer el backup del mes, ir al dentista, acordarme del cumpleaños de mis amigos, comprar el regalo para la nena de mi ex cuñado, llamar a mi tía que desde hace meses no sé nada de ella...

Los recaditos pendientes se asemejan a una bola de esas que campan por los pueblos del Oeste y acaban arrasando todo a su paso...

A veces me gustaría tener cuatro añitos y, aunque hambrienta, congelada de frío y harapienta, me dedicaría todo el día a leer libros, peinar a mis muñecos y a tumbarme en la alfombra de mi abuelo pensando en la grandeza de las nubes que pasaban por la ventana...

Luego dicen que a los adultos se nos pasa el tiempo volando...

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