deadline

No voy a volver a decir eso de: ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Ni, ¿por qué la vida es tan injusta? No al menos conmigo. Tengo lo que me merezco, ni más ni menos.

En lo laboral y económico, la cosa no me va mal porque desde muy pequeñita he estudiado y me he esforzado así que mal que bien sus frutos ha ido dando la fuerza de voluntad y el tesón puestos en este tema.

Pero, ¿y en el tema de relaciones de pareja/familia/amigos, etc? Pues tengo lo que me he buscado, por no poner remedio a un problema de base desde que era pequeña, y es que mis padres y su comportamiento tan autoritario me han hecho ser una persona demasiado desconfiada y antipática, por un lado, y demasiado entregada a los demás, por otro.

Y con esta base tiene que ir todo fatal, pongamos el caso de Z, del que muy probablemente me separe sin remedio y con punto y final certificado y todo por una mediadora de pareja. Fecha: viernes 3 a las 17:30. Lástima que no haya puesto esto en una casa de apuestas, así podría haber sacado algo de provecho económico al tema.

El viernes es el fin del deadline o llámase ultimátum, y esto ya ha sido cosa de la terapeuta, el fijar la fecha para conclusiones y decidir si seguimos y somos felices y comemos perdices y se las damos a nuestros posibles futuros hijos o cada uno por su lado y yo me busco otro sujeto futuro padre de mi hijo o voy adelante con el tema de pillar una clínica y donante, lo cual según como están las cosas, cada día se me antoja mejor solución y con menos quebraderos de cabeza.

Ayer cené con Z y vi más o menos claramente que su actitud sigue siendo de lo más cobarde e inmadura en este tema, pero, la verdad, ¿y qué podría esperar de él si no?

Ayer estuve esperando a Z mientras daba de cenar al gatito del barrio que tengo medio ahijado (se llama Mi, que es el nombre que le he puesto, por muchos motivos: Mi de cómo maúlla desconsoladito, Mí por Minino y Misifú, y Mi por que es una nota musical que junto al Sí me tienen siempre admirada).

Mientras esperaba a Z y jugaba un ratito con Mi, me di cuenta de que Z siempre llega tarde a todos lados, y eso que promete lo de: En diez minutos llego, ya estoy llegando, estoy ahí mismo, ya salgo, etc....Pero nunca llega puntual, o muy pocas veces. ¿Qué me enseña eso? Pues muy sencillo: Que es un egoísta. Y lo mismo le pasa con lo de ser padre. No es que no quiera tener hijos, ni conmigo, ni nada de eso. Es que se ve muy cómodo como está y no quiere cambiar, pero mira por dónde sí que va a tener que cambiar, al menos de novia y de barrio donde parar. Y...De gato, porque al fin y al cabo, Mi es MI gato, porque está en mi barrio y no creo que venga desde el suyo a más de quince kilómetros exclusivamente a visitar a un gatito.

Pensaba yo ayer, que cómo sería de impuntual si tuviéramos un hijo. Ya veía yo al baby esperando en la guardería y las cuidadoras marcando el número de teléfono del SAMUR social para que se lleven al niño al centro de acogida cuando aparece corriendo y sudando como un pollo Z a las 22:15 a recoger al baby. ¿Podría yo dejar a mi niño con semejante padre descuidado y despreocupado?

Así empezó el principio del fin con mi otro ex, Y. No me lo imaginaba adecuado para ser el padre de mi hijo, se me pasaban ideas por la cabeza...En fin, imagino que todas las rupturas empiezan más o menos de la misma manera, y son igualmente dolorosas y traumáticas.

Pues ayer con Z me empezó a pasar lo mismo. Hablé con él de por dónde andaba su discurso interior, y me di cuenta de que no había progresado gran cosa, o sea que yo con mis 39 años metida en médicos, con marcadores e indicadores de que estoy a las puertas de un tumor o la premenopausia, con las alarmas saltando por todos lados y ahí estaba Z con su calavera cual Hamlet en un “Ser o no ser”.

Para los que no hayáis leído la genial obra de Guillermo el Agitaperas, Hamlet encarna al homosexual embutido en un armario de miedos, y con un plan de venganza hacia su padrastro asesino de su padre que es más lento que el culebrón de la Fea. Al final todo acaba más mal que bien, con suicidio de la pobrecita Ofelia, la novia del Hamlet...

¿Tengo yo vocación de novia sufridora y suicida? Um, quizás sí, la verdad, por eso me merezco padecer los devaneos existenciales de alguien tan shakesperiano como Z.

Pero, ¿y dónde están mis técnicas de negociación y gestión de proyectos? ¿Acaso mi vida no merece el mismo cuidado y esmero que le dedico a mis asuntos de trabajo?

Pues, y pensándolo bien, quitándome los sentimientos amorosos absurdos hacia alguien tan egoísta e inmaduro como Z, objetivamente no tengo ningún motivo para seguir saliendo con él. A saber: No gana un sueldo alto, no tiene casa propia, no tiene madurez personal suficiente, y además....No le gustan los niños. ¿Qué más necesito saber para mandarlo ya al carajo? Ah, que es tierno, romántico, guapo, buen secretario, muy dócil y buen conversador. Y le gusta la música disco...Vale. Pero, ¿Estoy buscando un coleguita o un marido? Ahí está la cuestión. Yo no estoy buscando lo que creo que debo buscar. Me autoboicoteo. ¿Y por qué? Porque igual pienso que una chica como yo no debería llevar un cartel en la frente que diga: “Busco marido y padre para mi futuro hijo”. Eso suena a dieciochesco. Pero, ¿no es el principal requisito del éxito definir tus objetivos y mostrarlos claros a los demás? Claro que sí. ¿Y si alguien me dice que es vergonzoso mostrar a las claras lo que quiero? El problema es que de pequeña cada vez que pedía algo me lo denegaban, automáticamente. Y cuando no lo pedía igual lo conseguía. Puede que ahí venga mi problema, el pensar paranoicamente que los demás están en el mundo para jorobarme a mí o reírse de mis necesidades y propuestas.

Así que he decido:

1.- No dar ni un segundo más a Z, salvo la reunión del viernes para poner conclusión a este tema (igual me sorprende y todo, pero lo dudo sinceramente).

2.- En cuanto Z sea historia en mi vida con el punto y final, ponerme el cartel de libre como los taxis.

3.- Definir cuál es el tipo de hombre que necesito y qué plazo me puedo dar para buscarlo.

4.- Cómo va el tema de tener hijos (con o sin pareja, y mirar precios y opciones).

5.- Aprovechar mi tiempo sin Z para mejorar mis estudios, planificar y organizarme mejor y, por qué no, comprar algo para la casa y ordenar todo.

6.- Salir y divertirme, que aún soy joven.

7.- Ser una auténtica bicharraca y no volver a dedicar ni un segundo a los llorones. Ni a los lunáticos, ni los adictos al trabajo, a los Lunis o al Cola Cao.

Sí, voy a empezar a elaborar un cuestionario que empiece diciendo: ¿Quieres tener hijos? ¿En menos de un año? ¿Y pareja estable? ¿Cuánto ganas? ¿Dónde trabajas? ¿Tienes un informe sanitario reciente? ¿Tienes casa propia? Si el susodicho responde favorablemente, entonces mirarlo bien no sea que tenga alguna tara física evidente o al hablar con él se note que es tonto rematado.

Si pasa el primer casting, irlo preparando para varios más. Los cuestionarios los iré planificando. Eso y volver a ir a la pelu cada semana, que me quedará tiempo libre los sábados por la mañana....

Ah, y para divertirme tiraré de agenda de ex ligues que seguro que de cien alguno estará libre, pura estadística.

Mirándolo así, no es tan malo estar sola, lo malo es sentirse sola teniendo pareja, que es lo que me estaba pasando últimamente.

Ya os contaré en qué para todo esto del viernes, ahora tengo que ponerme a estudiar que tengo examen el día 18 y me quedan quinientas páginas por pulirme.

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