La cigüeña se ha perdido

Bueno, debe ser que mi cigüeña está como la del chiste que os pongo. Se ha perdido y por eso ni con invitro acierta a traernos a nuestro bebé.
He dejado pasar unos días antes de atreverme a escribir.
No todos los días se pasa por una experiencia semejante. No todo el mundo tiene la mala fortuna de tener que pasar por técnicas complejas de reproducción asistida y no todo el mundo tiene la mala pata de, ni aún así, quedarse tirados.
Pensaba que era un bicho raro, mejor dicho: Dos bichos raros, S y yo en un mundo ideal donde se ven bebés por doquier y donde no conocemos a nadie (salvo mis compañeras de la clínica) que hayan reconocido abiertamente y sin tapujos que hayan tenido que insistir muchas veces para poder tener hijos.
Pero esto es como las meigas, que haberlas haylas.
En cuanto confiesas a moco tendido que has fracasado en tu primera invitro empiezan a salir primos, amigos y conocidos de todos lados que han tenido que recurrir hasta una quinta invitro para tener a su precioso retoño que tú ni por un momento hubieras pensado que pudiera ser fruto de la alta tecnología reproductiva.
Yo me pregunto por qué la gente no habla abiertamente de esto.
Hay gente que por vergüenza. No lo entiendo. Esto no es como las ladillas, es una dificultad para concebir, no es una cleptomanía ni una desviación sexual, es lo que es: Un problema y muy frecuente en nuestra sociedad.
Hay otros, que por sensación de humillación, porque existe la creencia milagrosa desde que vimos en la tele balando a la ovejita Dolly, que la genética moderna es como Dios: Omnipotente, ergo, si tienes problemas a pesar de esta tecnología, es que como mínimo eres un alienígena y sospechoso de todo tipo de malformaciones físicas y psíquicas.
En este mundo competitivo en el que vivimos, nadie quiere demostrar que tiene “una debilidad”.
Luego está el otro motivo: El evitar los chismorreos mal o bieintencionados de la gente que se ha criado viendo los programas esos pseudométicos donde creen a pies juntillas que para curarse una verruga plantar hay que ponerse una ristra de ajos debajo del sobaco…
No os podéis ni imaginar la cantidad de consejos absurdos que he tenido que escuchar, algunos incluso contradictorios.
Luego está la gente que, como están hechos de la misma materia que los conejos y se embarazan hasta sentándose en un baño público (el gran terror de las jovencitas de mi generación), pues te intentan enseñar el abc reproductivo en dos palabras como si fueras gilipollas y no hubieras pasado de las abejitas y las florecitas.
Lo peor no son los amigos, conocidos y demás con ganas de entrometerse. No. Lo peor son los médicos pseudoanalfabetos (reproductivamente hablando).
He tenido que aguantar comentarios de un urólogo de una sociedad médica y de un ginecólogo de la Seguridad Social tan disparatados como que si no me quedo embarazada es porque tengo ansiedad crónica o porque mi útero no quiere embarazo y lo rechaza automáticamente.
Lo peor no está aún por llegar, lo peor viene cuando te gastas un pastizal en la mejor o mejores clínicas de reproducción asistida y, después de dos tratamientos fallidos, te das cuenta de que tampoco tienen una idea clara de qué está pasando.
La mayoría lo arreglan recomendándote Ovodonación y mucha heparina.
Hasta aquí hemos llegado. Yo a mi límite de paciencia con los “tratamientos médicos convencionales” y mi cuenta corriente a su límite de saldo negativo sin entrar en números rojos.
Después de mucho llorar y ver que esto de la reproducción, a pesar de todo, sigue sin resolver los problemas de la implantación de embriones en el útero a pesar de haber sofisticado los de extracción de óvulos, esperma y fecundación, creo que me voy a tomar unas vacaciones reproductivas.
En primer lugar porque estoy hasta los ovarios de portarme bien :
No hacer deporte, no bañarme en la piscina, no tomar el sol, nada de relaciones sexuales divertidas, nada de hacer dieta para quitarme las lorzas, verdura y carne, nada de alcohol, nada de bailar, nada de garitos, nada de viajes, nada de nada… Arrrggggg
Mi vida se había vuelto un auténtico coñazo. Sólo me faltaba ponerme a tejer para parecer totalmente una abuelita de 90 años. Hasta los yogures de mi nevera tenían más vida social que yo.

Y lo peor: Los quince kilos que me sobran. Tal cual.
¿Nadie se ha pensado que estoy enferma y así no me puedo embarazar?
Estamos todas las de la clínica con el mismo problema: Hinchadas, con tripón y sobrepeso, pero sin niño en ciernes.
Estoy harta de que se crean en el metro que estoy embarazada y tener que decir que no .Argggg

He decidido que voy a perder quince kilos, a mejorar mi condición física, a salir por ahí y luego… Ya veremos.
No he tirado la toalla, sólo la voy a llevar a la lavadora que está ya muy sucia.
Es duro, durísimo esto de tomar mil decisiones por y para ser madre, y luego darte cuenta de que es posible que nunca lo consigas.
Es muy duro gastarte lo que tienes y casi lo que no tienes en esto, y nada.
Es todavía más duro sacrificar todo, hasta tu salud y ver que no sirve para nada.
Como decía John Lennon: La vida es lo que te ocurre mientras tú te empeñas en seguir con tus planes.
Y como dice una compi del curro: “La vida no es como un coche que giras y el volante y te obedece enseguida, sino como un velero que tienes que gobernar y debes ir buscando dónde va el viento, y no en contra”.
Así que yo voy a ser regatista, además que me gusta.
Voy a ser feliz, con o sin niño.
Ahora toca concentrarme en mis otros temas pendientes :Estudios, carrera profesional, y sobre todo, en mi pareja, mi familia y mis amigos, que los tengo abandonadísimos por culpa de la extenuante búsqueda de bebé en la que llevo ya ni se sabe de tiempo.
Por cierto, que la semana que viene voy a ir a un acupuntor. Por seguir el morbo de los pinchazos, que los echo de menos.