La Gallina de los huevos de oro!!!!!

Leí por ahí en un foro de invitro que nosotras las que andamos de pinchazos para criar buenos folículos somos como la gallina de los huevos de oro, porque nos sale el ovocito a unos ochocientos euros de promedio, ni los huevas de esturión (caviar) son tan caras…
Estoy de “vacaciones entre comillas”. Lo digo porque teóricamente hasta el día 16 que regreso al curro estoy de vacaciones, pero la verdad es que tengo que estar yendo y viniendo a la clínica y esto es un sinvivir, amén de las banderillas que impiden cualquier tentativa de escapada a la playa… En todo caso a un zulo terrorista, porque como un día entrara la poli en mi casa nos iban a detener a mi chico y a mí por tener un laboratorio clandestino.
Y es que esto de las mezclas es un auténtico lío, tanto que el domingo, que estaba zombie de la tremenda jaqueca, me equivoqué de bote y eché todo el disolvente de la mezcla base en el bote que no era… Ay madre, para arreglarlo, eché la disolución ya forzada en el bote que sí era y llamé a la clínica, temblando por lo que había hecho.
El domingo desde luego mi médico, que además le tocaba guardia, debió acordarme de mi familia. Primero porque me dijo el jueves que si no me bajaba la warry en todo su esplendor lo llamara antes de pincharme y como efectivamente la muy guarra no me bajó bien a pesar de tenerme baldada de dolores y malestar desde el viernes, pues el domingo lo llamé para consultarle si me pinchaba ya o esperábamos. Como estaba manchando flojito desde el jueves me dijo que igual este mes no me bajaba fuerte pero que me pinchara igualmente. Bien.
Luego a las once de la noche lo llamo para contarle mi estupidez del cambio de botes. Al final decidió que 15mg más del segundo compuesto al día no iban a alterar mucho el tratamiento, así que adelante y a seguir disfrutando tres días más del “Cóctel de moda”. Si me quedo preñi lo patento.
El martes me tocó analítica general y, como sospechaba, me bajó la warry, ¿adivináis? Los mejores análisis de los últimos meses. Bingo: El cóctel de moda patentado por servidora es mejor que el protocolo estándar. De todos modos, para el próximo bote que me toca comprar mañana andaré más lista. De momento, le pido a mi chico que no me deje más pincharme y hacer las mezclas solita, sobre todo si estoy atontada por la jaqueca.
Y es que lo que más me temo es esto: La megajaqueca. Y encima no puedo chutarme mi droga favorita: Enantyum (una variante más potente que el ibuprofeno). Sólo la mierda del paracetamol.
Menos mal que mi suegra tiene por ahí unos sobres efervescentes que por lo menos no me hacen vomitar.
Lo bueno de la jaqueca y el malestar es que me quitan el hambre y así estoy perdiendo peso. Lo malo es que una futura embarazada debe alimentarse bien, así que mi chico me está preparando ensaladitas y filete a la plancha para que coma algo nutritivo.
Lo único bueno de este calvario de pinchazos es las amigas que estoy haciendo, somos “El club de Las Gallinas de los Huevos de Oro”, y nos pasamos las tardes mirando a ver si alguna da señales de vida, si está poniéndose banderillas, si ha hecho folis, cuántos, si están grandes, si va a la punción, si luego cuántos han fecundado o si la biopsia de los embris fue bien.

Manejamos un lenguaje muy particular, como podéis comprobar: banderillas, folis, embris, conges, frigos, vitris, transfer, betaespera, warry…
Juro que hace un par de años las únicas transfer que conocía eran de pasta y de zona de aeropuerto. De vitrificación de óvulos sólo sabía que existía como las meigas y para mí la warry era la “Prima de Rusia”.
En fin, lo peor de las banderillas ya no es la jaqueca, el vientre hinchado, las marcas de pinchazos, sino el descontrol de mí misma, la mala hostia que se me pone súbitamente y sin motivo, el malestar que me entra de repente, como si estuviera enferma, sofocos, diarrea o sede intensa y bueno, todavía estoy empezando y no me duelen mucho los ovarios pero ya los noto danzando y en pie de guerra.
Si todo va bien a finale de la semana que viene iré a quirófano a que me saquen “los huevos de oro”. Ahora mismo rezo porque me saquen muchos, buenos y fecunden buenos embris. Luego, del resto tendrá que ocuparse la Madre Naturaleza.
Desde luego, cuando tengamos al niño/niños, y tengan dos o tres años, en vez de dejarle jugar con el ordenador, Smartphone o cualquier cosa tecnológica, le voy a comprar un balón de futbol para que nos saque a su padre y a mí de pobres y recuperar la inversión, que madre mía lo que llevamos gastado ¡!!!!!!