Algodón de Azúcar

Qué puedo decir? Pues que este domingo pasé un día perfecto con O.
Fue como el algodón de azúcar: Dulce, alocado, inocente, alegre, delicado y que no te hartas de comerlo, pero que, cuando te quieres dar cuenta, la inocente golosina ha dejado de ser vaporosa y suave, para ser traviesa e invasora, y se te ha pegado a la boca, al pelo , y si me apuras hasta acabas respirando caramelo…
O. me vino a buscar con un detalle muy bonito y romántico (un peluchito muy tierno).Salimos a comer fuera, a un sitio que se me ocurrió por casualidad y que fue un acierto. Luego paseamos por el inmenso parque junto a mi casa, que nada tiene que envidiar al mítico Central Park.
A pesar de que visito este parque todos los domingos por la mañana, por primera vez descubrí los colores del otoño en las hojas, rojizos, castaños, la caricia de la brisa, y nos quedamos un buen rato frente al estanque de los patitos, como dos tortolitos adolescentes… No voy a dar más detalles de cómo siguió la tarde , porque tampoco es necesario, pero sólo quería decir que me sentí como en una nube a su lado, como si no tuviera que adivinar , planificar, preocuparme o temer nada estando con él, solamente ser yo misma y sentir una alegría que hacía muchos años que no experimentaba.
Uf, ahora que lo leo parece esto más un poema de Neruda o mejor, una novela de Bárbara Wood .
Bárbara Wood no es Chicklit como Marian Keyes o Helen Fielding, no. Bárbara Wood es la versión femenina de Marc Levy. Adorable. Recuerdo que hace varios años, una noche de invierno en Nuremberg me quedé hasta las dos de la madrugada acurrucada bajo el edredón de mi cama del hotel viendo la versión televisiva de la novela “Historias de Harmony” que elaboró la ZDF, “Das Haus der Harmony”. Bueno, tampoco podría haber dormido con el trabajito que me esperaba al día siguiente, pero eso es otro tema…
Bueno, esta es mi faceta más sensible, no debería escribirlo aquí pero ya también escribía poesías y novelas románticas cuando tenía dieciséis años, una de mis novelitas cortas ganó un pequeño premio local que no me dio para pagarme la matrícula de la universidad pero sí para que editor me animase a seguir escribiendo.
La novelita trataba sobre una chica jovencísima periodista que, cual Samantha Villar (en aquella época no había este tipo de programas), se infiltra en una secta paramilitar para hacer un reportaje y se enamora de un chico, pero cree que lo suyo es imposible porque el chico está metido en algo muy turbio, sin saber que el chico es un policía infiltrado. Además hay por medio otras personas (el novio de la chica fotógrafo, la novia del chico, una trama truculenta y más cosas que no voy a contaros, ale, a comprar mi libro).
Pero claro, el dinero no crece de los árboles y no se puede vivir sólo del arte, así que pronto me di cuenta que tenía que hacer algo relativamente fácil y que me diera de comer, y me metí en matemáticas, así por las bravas…
Cambiando de tercio aunque es curioso, quiero comentar que ayer, una vecina que no está en la corte de cotillos de “radio patio” (que ya está enterado de mi nueva historia), me dijo una frase muy curiosa: “Te encuentro distinta, más guapa, no sé, algo nuevo te has hecho”. Yo le dije: “Um, será el pelo, que me lo he cambiado, las mechas”. La chica respondió: “No, no son las mechas, es otra cosa”. Yo de pronto caí en qué podría ser y sonreí: “Bueno, será porque he conocido a alguien…”. La chica no me dejó terminar: “Pues chica, enhorabuena si te sienta así de bien”. Yo no dije nada, sonreí y tomé mi autobús.
En otros tiempos estaría preocupada, porque claro, empezaría mi retahíla de pensamientos negativos boicoteadores.
En primer lugar, empezaría con lo de que, a fin de cuentas, a este chico no lo conocía hace dos meses, y que podría ser un psicópata y hacerme rodajitas, o estar jugando conmigo solamente, o qué sé yo.
Pero la nueva “Bridget” no permite que mi cabeza boicotee más las cosas como hacía antaño. En el pasado a veces sufría hasta siendo feliz por si acaso la felicidad acababa algún día. Recuerdo de cuando salí con A. hace veinte años, como sabía que se volvería a su país esas Navidades para no volver más posiblemente, aunque era feliz a su lado mientras tanto, no paraba de sufrir en silencio pensando en el día que se iría.
Así que todas las noches cuando regresaba a casa después de haber estado con él feliz y dichosa, no podía evitar luego llorar y atormentarme.
Después me atormenté aún más por no haber tenido valor para irme con él cuando me lo propuso y meses después seguí llorando y atormentándome por lo mucho que lo echaba de menos…
Pero la guinda es que hace tres años volví a llorar porque al verle sentía las brasas aún pero no la llama, que se había extinguido hacía muchos años, y me producía tristeza y desazón.
Ahora con todo lo que me ha pasado ya en la vida, creo que lo mejor que puedo hacer es disfrutar con este tesoro que la marea ha traído a mi orilla. Si mañana la marea se porta bien, me lo volverá a traer, si no, pues no estaría para mí, pero al menos ayer fui feliz, qué más da dentro de veinte años o dentro de dos meses, lo importante es entregarme ahora a este sentimiento que me hace tanto bien…
Bueno, cambio de tema que los párrafos anteriores destilan tanto azúcar que podría matar a un diabético.
Volviendo a “ mi otra vida”, diré que el sábado me di cuenta que el mundo últimamente gira de una forma extraña, quien sabe, igual es cierto que el mundo se acaba en un año y por eso ocurren cosas curiosas.
Un amigo de clase me presentó a su novia, que vino a buscarle, y congeniamos al instante. Debo decir que cuando la vi me quedé atónica, porque era “la hermana gemela “de otra chica a la que di clases hace tiempo y que es muy peculiar, inteligente y divertida. Estuve hasta a punto de llamarle por el nombre de la otra chica cuando la vi, increíble como en este mundo todos tenemos nuestro doble.
Estaba segura desde el primer momento que este chico, que tiene una inteligencia, una seguridad y una forma de ver la vida impropia para su edad(habría jurado hasta el otro día que era poco más joven que yo), no era probable que estuviese libre, pero aún así confieso que tenía curiosidad morbosa por saber qué tipo de chica tendría a su lado, y en verdad que no me defraudó.
Bueno, otro chico majo que no cogerá el pasaporte a mi país de fantasías románticas, pero por contra ,me sentí muy a gusto con esta chica.
Me halagó que supiera quién era yo , conociera mi blog y me tratara como a una amiga más. Ya se sabe el dicho: No pierdo un amigo sino que gano una amiga nueva.
Además, teniendo a un chico tan estupendo como O. a mi lado, ¿quién quiere ya complicarse la vida con fantasías ?
La nota negativa de esta semana ha sido el despido de un compañero del curro.
Debería decir que me pilló por sorpresa pero no es así, llevaba barruntando esto mucho tiempo, viendo que el carácter de este chico y la forma de entender el trabajo estaba totalmente alejado de la visión de mis jefes y de lo que se entiende por un consultor al uso.
Era cuestión de tiempo que lo despidieran. Yo era la que intentaba explicarle cómo debía hacer las cosas o qué cosas no estaban bien vistas por mis jefes, y que tenía que tener cuidado o le iba a costar el empleo, pero no me hacía caso.
El problema es que los jefes no andan anunciando o explicando, un buen día te llegan y te llaman al despacho y ya es tarde. Así funcionan las cosas en este mundo.
Me apené mucho por él, porque en el fondo es un chico bastante inocente en temas laborales, y la verdad es que me dolió aún más cuando vi que mis jefes pasaban por este tema sin darle mucha importancia, como el que aplasta una hormiga y sigue caminando.
Realmente no es así, y tampoco andan despidiendo gente todos los días, pero tampoco vi que le dieran demasiada importancia o lo comentasen en la reunión de la tarde. Supongo también que por no sembrar alarma innecesaria.
Aún así creo que fue mala idea la de sugerir unas cañas el mismo día que despiden a alguien, aunque estuviesen ya planificadas para después de la reunión que tuvimos.. .
A la reunión fui como es mi obligación, pero es obvio que no tenía ni ganas ni cuerpo ni ánimo ni nada para irme luego de cañas.
Pero bueno, al menos este chico tiene buenas asas a las que agarrarse. Hay otros para los que un despido así hubiera sido una tragedia.
Mis jefes insistieron en transmitirme el mensaje antes de la reunión de que no me sintiera aludida cuando echan la charla a alguien o pasan estas cosas, que ya saben cómo y cuánto trabajo, etc.
Lo sé, pero aún así no me consuela, porque sé que soy una buena técnica pero no me veo en la tesitura de tener que echar a alguien algún día si acabo ascendiendo. Bastante mal que me siento ya por no haber podido ayudar a este chico a encajar en la empresa y evitar el desastre.
Nunca seré un tiburón de la empresa, por más eficiente y brillante que sea. Igual es una meta sin sentido ser alguien que no quiero ser, la vida es muy corta y el tren de la felicidad para sólo unos minutos en la vida y si no lo coges, lo pierdes.
A decir verdad, pienso que debo dedicarme más a las buenas ideas, y me rondan unas cuantas por la cabeza. Como dije en otro post, parece que tengo la capacidad de llevar a la realidad algunas de mis fantasías sentimentales por descabelladas que parezcan , pero espero poder igualmente llevar a la práctica mis otros objetivos personales.

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