LLEGA EL JUEVES Y NO PUEDO CON MI ALMA


SEMANITA AGITADA

Hoy esto literalmente agotada, y no sólo porque me haya machacado de mala manera en el gimnasio, duplicando la clase y llegando a casa a las tantas y con las piernas como Rambo, sin sentirlas...

Esta semana entera de trabajo, con muchos plazos de entregas, reuniones largas y muchas tareas que atender, y además mucho que estudiar y muy poco tiempo para dedicarle. Antes estudiaba en la RENFE, esta semana no he podido, intentaba mirar algo pero los ojitos se me cerraban automáticamente y no había manera. Por las tardes tenía la sensación de tener el cerebro denso, pesado, y los ojos cargados y por la mañana, de tanto madrugón, era incapaz de coordinar nada. De hecho, esta mañana me he olvidado el pantalón del chándal y he tenido que entrenar con el pantalón del trabajo, y suerte de que traje uno superelástico de color caqui que no daba el cante, que si no, me hubiera tenido que volver a casa y para cuando regresase con el pantalón adecuado, la clase ya habría terminado.

También pienso que el cansancio debe ser porque estoy a dieta, aunque esta es un mierda de dieta en la que en vez de adelgazar, casi acabo engordando, y no sé por qué. Sin embargo, tengo cetonuria en sangre, lo que significa que mi cuerpo está quemando grasas, pero algo debe estar haciendo más, que no acaba de deshacerse del michelón de la barriga. Ese es el peor michelín de todos, el de la curva de la felicidad. Hago cientos de abdominales todos los días y tengo el estómago más plano que R2. Mis muslos y glúteos tienen un nivel de celulitis que está yendo a la baja, pero el dichoso rollito de la barriguita, no hay un Dios que me lo quite. Supongo que eso debe ser por la edad, porque cuando tenía veinte años tenía más barriga y más estómago, pero su piel estaba tersa como la de un bebé y no me salían los rollitos por encima de los vaqueros elásticos. Según mi profa del gim, debo hacer un tipo específico de abdominales que se llaman “agrupados”, pero según mi parecer, lo que debería hacerme es la lipoescultura como la mayoría de las famosas, claro que el precio no se lo puede permitir mi maltrecho monedero...Así que haré mil abdominales agrupados, que al menos es barato.

Esta semana he oído y he leído historias muy cómicas, como la del minusválido conduciendo una camilla por una autovía gallega y según él, es que iba al burdel local a tomarse unas copas – parece ser que ya lo conocen – y se había equivocado de salida, alé, iba él to pancho entre camiones y tráfico veloz con su cacharro conducido con la boca...Este es de película de David Lynch, superando al viejo de “A straight story” y su odisea por las interestatales en cortacésped, que ha copiado el Moreno en la serie “La que se avecina”.

La tele la he visto poco, total entre los disturbios de París – Se empeñan en dar la razón a Sarkozy al calificarlos de chusma – y las mamarrachadas de las campañas electorales locales y autonómicas, sólo me he dignado a ver a mi adorado House y como no, “Los Hombres de Paco” y la versión española de “American Beauty” con los sobaos pasiegos flotando alrededor del cuerpo de la malvada Lolita que quiere seducir al íntegro y deportista Paco. También he leído un reportaje más que dudoso sobre el 11% de neuronas que tenemos las mujeres de más, pero para controlar las emociones, no para hacer la Renta o para deshacernos de los hombres violentos. No me lo creo, mis neuronas están entrenadas para el estudio, la disciplina y para inventariar lo ininventariable, como la verdura en mi frigorífico o las calorías que puede tener un tiramisú de un menú de ración.

También he oído frases celébres a un compañero de trabajo respecto de un mítico jefe que decía: “El dinero y las mujeres para mí nunca han sido un problema, porque jamás he tenido ni de lo uno ni de lo otro”. También ayer, que hacía mucho calor en mi despacho, dos de mis compañeros debatían sobre los problemas del exceso de temperatura en los testículos – Y no lo decían metafórica respecto a la carga de trabajo, no, lo decían literalmente. Debe ser que la primavera altera y mucho, la verdad, a mí me ha vuelto a salir un mega grano en la cara y ahora tengo una mega costra, y lo peor es que hace ya calorcito y no encuentro tiempo para irme a depilar y así poder mostrar unas piernas pálidas cual pollo del Lidl, pero al menos dignamente depiladas y no con estos indiscretos pelitos de casi dos centímetros de longitud...

Y es que los centros de estética no abren 24 horas como algunas tiendas, no. Tienen un horario de funcionario del grupo D de un instituto público, o menos diría yo. Estos sitios abren a las 10 de la mañana y chapan a las 6 de la tarde, y además tienes que pillar día y hora porque están muy solicitados. Con las clases de los sábados por la mañana, ya no puedo ir ni los sábados y teniendo en cuenta que lo más pronto que he llegado a casa esta semana ha sido a las diez de la noche, apaga y vámonos...

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