El día de la Salud

Hoy es el día de la salud. Todo el mundo se para y se dice eso de ...”Pues no, no me ha tocado nada de la lotería pero mientras haya salud...”.

Vale, en mi caso lo firmaba muy gustoso. Me he levantado esta mañana con una tos de perro que ya se está haciendo crónica. Ah, y la prima de Rusia me visitó el otro día para fastidiarme bien, mientras estaba en la cena de Navidad de mi empresa. Entre el dopaje que llevaba y el vodka que me metí inconscientemente, el sábado me levanté con la vesícula bailando el hoola-hop alrededor de mi estómago.

Así que mal porque el baby se está haciendo de rogar - ¿Y cómo no había de ser así con mis escasísimas probabilidades?

Pero, por otro lado, he descubierto que el método sintotérmico funciona, pues me avisó esa misma mañana con una bajada de la temperatura de casi un grado, de que la pariente lejana se acercaría a visitarme en breve.

Bien, al menos tengo la progesterona en buen estado. Parece que el tema hormonal se está arreglando algo, aunque ayer me pegué un susto porque me subió mucho la temperatura y pensé que se me acercaba la menopausia, pero luego comprobé que no, que con el catarrazo que tengo es normal que tenga algo de fiebre, así que he anotado el valor con un asterisco y hoy he comprobado que todo estaba en orden de nuevo. Me estoy haciendo abuelilla ya, pero todavía resistiré un poquito más...


Aprovecho para comentar que no sólo yo soy consciente de lo abuelita que me estoy volviendo.

Mi numeroso grupo de amigos cerveceros se ha quedado reducido a un petit comité de unos pocos y abstemios.

Ayer en todo el santo día que estuve perreando por Madrid sólo me tomé una cerveza, y fui la única. El resto del día estuvimos: Visitando un convento, intentando asistir a un recital de villancicos (se suspendió), comiendo y merendando en plan doña Rogelia, o sea sin alcohol y con postrecito goloso y cafetito y mucha cháchara y cotorreo...

Luego el remate fue irnos al cine, a ver una peli, eso sí no apta para abuelitas, sino de entrenamiento para aspirantes a gangsters : “Gomorra”. No voy a hacer propaganda de la peli, porque la mitad salimos contentos y la otra mitad decepcionados. Así que vosotros mismos. A favor la crudeza de las escenas de tiros y el realismo de las costumbristas. En contra que la peli no tiene argumento, ni pies ni cabeza y que ya sabemos que la mafia es mala malosa y se dedica a temas ilegales, vamos, que no sacan nada nuevo...

El caso es que faltaron nada menos que nueve de los asiduos a la gloriosa cervezaza prenavideña, así que nos quedamos seis. Luego la mayoría chicas (sólo dos chicos). Y pensaréis que el resto estaban resacosos del sábado noche, pero qué va, sólo uno y presuntamente. El resto estaban:

a) Con la gripe (al menos dos).
b) Atendiendo a su padre/madre/abuela/niño pequeño (tres).
c) De vacaciones fuera con el novio (dos afortunadas).

Esto ya no es lo que era hace veinte años, cuando irrumpíamos en la plaza mayor con diademas de reno, litrona en mano y arrasando con sangría y calamares en igual medida. Ni siquiera hace diez años, cuando nos cerraban casi el Nabuco para nosotros (un restaurante italiano), y nos hinchábamos a Lambrusco, licorcillos y luego nos íbamos a seguir la juerga por las tabernillas de Alonso...

En fin, por otra parte, lo peor de todo es que ya no lo echamos de menos, aunque nos causa cierta nostalgia...Incluso ayer mismo me oí decirle a una amiga que ya no me apetecía salir por ahí el día de Nochevieja porque, o sacas el coche y pasas lo indecible para llegar/aparcar/estar sobrio, etc. o b) Te despachurran, potan u hostian en el metro

En llegando a estos dos dilemas, he decidido que este año me voy a quedar en mi casa con el pijama de franela, una botella de José Cuervo y la música que me apetezca en mi cadena de música en vez de pagar cincuenta euracos por :

- Garrafón tóxico de esos de meterlo en un bidón de cemento y llevarlo a la fosa de las Marianas en el Atlántico.
- Tres horas de odisea para llegar/volver (potas, hostias, apretujones, rayajos en el coche, falta de aparcamiento, atascazos, kamikazes, etc).
- Música espantosísima de un tal DJ Ni su Madre Lo Conoce.
- Borrachos acosadores feos de quemarse a lo bonzo.
- Meadas y cagadas en los baños.
- Colas kilométricas hasta la barra.
- Un cáncer de pulmón por inhalar el humo de los 358.000 cigarrillos que fuman las 1000 personas del garito.
- Una sordera por el estruendo insoportable.
- La borrachera que vas a pillar a modo de anestésico para soportar tanta miseria.
- El agujero que te van a hacer en /las medias/el vestido/el abrigo un fumador borracho que lo ha confundido con un cenicero de pelo.
- Los catorce puntos que te van a dar por defender a tu amiga del borracho sobón violador en tentativa.
- Una masa informe y fría, mal llamada churro, con un chocolate tipo blandibluff, de esos que rebota todo lo que metas, para el que encima tienes que hacer cola, pagar seis euros y comértelo de pie mientras llega el resto del ganado medio borracho aún a por su dosis para echar algo sólido a la nueva pota...

Estoy pensando seriamente en organizar una fiesta exclusiva en mi casa. Tan exclusiva que pondré un aforo máximo de diez personas y un mínimo de una, o sea servidora.

Por cierto que esta noche he recibido un mail de uno de los griegos que estaban conmigo en la demo final. Va a venir de turismo a Madrid, esta sí que es buena. Ahora en vez de ir nosotros allí de turismo, se vienen ellos para acá. Pues ganas me dan de recomendarle algún garito macarra en Nochevieja para que sufra un poco, pero, bueno, no todos son iguales, qué caramba. Y un griego que adora Paco de Lucía merece ser indultado. Igual quedo con él y su señora y les llevo a ver la estatua del ángel caído del Retiro, a tomar un vermú aguado por Huertas y luego a comer una paella de esas con arroz plastificado que ponen por la Plaza Mayor...

Bueno, y vosotros, qué, ¿preferís también la salud hoy? Si a alguno le ha tocado el gordo y quiere purificar su séptimo chacra, yo haré el esfuercito de aceptar su donativo generoso...