Hoy es Domingo, y el día de la Mujer trabajadora

Hoy es domingo, día de descanso semanal programado por Dios y, lo que es más, día de la mujer trabajadora y, ¿adivináis que llevo haciendo todo el día? Sí, lo habéis adivinado: Trabajando. Bueno, ahora mismo no, que me he tomado un respiro para escribir estas líneas y trincar algo de la nevera, porque estoy currando pero en casita, al menos.

Estoy haciendo unos informes para mi empresa que no me ha dado tiempo a hacerlos entre semana porque estoy en un cliente desplazada y, claro, estos informes no tienen nada que ver con el cliente en cuestión, son, digamos, como los deberes de francés y alemán, que no tenemos suficiente con cuatro horas semanales de clase de cada sino que nos sepultan en deberes para el finde. Y digo yo, ¿cuándo se piensan mis jefes y mis profes que hago yo las labores de la casa, y ver a mi familia y amigos: Los lunes acaso? ¿Es que nadie tiene ya en cuenta el sagrado precepto del Sabat?, ay si viniera por aquí uno de esos rabinos con larga barba llena de caracolillos a dar con una vara a mis causantes del desasosiego semanal…

De todos modos, no sé de qué me quejo, con la semana de mierda – Literal – que he me gastado. Y digo bien porque después de la cistitis y la gastroenteritis me ha quedado de recuerdo una diarrea estilo cólera tropical que me ha dejado los intestinos limpitos como la patena.

Desde luego, cuantos mejores propósitos hago, más despropósitos me suceden, por aquel dicho conocido de: El hombre propone, Dios dispone, y luego llega el Diablo y todo lo descompone…Y yo debo haber tenido sobredosis de diablo en mis intestinos a principios de semana, porque todo lo tenía descompuesto…

Recogí el otro día los análisis del endocrino y tiro la toalla como doctor House en prácticas, ya que he conseguido no entender nada. Tengo un nivel de hormonas anómalo hasta para ser anómalo. No sé cómo explicarlo, porque no concuerda ni con la normalidad ni con los diversos tipos de anormalidad. Al final, he pedido hora y que sea lo que tenga que ser, porque yo ya no lo entiendo.

Lo mismo me ha ocurrido con la famosa curva de la temperatura basal, que cada mes se porta peor. Este encima con las enfermedades varias que he sufrido, tiene un patrón que es todo menos un patrón. Yo ya no sé qué pensar. Quizás tengo una sobredosis de intentos de buena salud o algo por el estilo. De hecho, ayer ya me rebelé y me tomé unas cañas y unos vermúes. ¿Por qué? Porque nada me puede hacer ya tener unos ataques más absurdos, e igual siendo una vandarra, hasta me mejora todo. “Don’t worry be happy”. Si es que es lo mejor. Seguro que si no les hago caso a mis quistes, piedras y demás lindezas, michelines incluidos, acabarán por largarse, cual exhibicionistas escamoteados.

En fin, os dejo que voy a seguir trabajando. ¿O debería salir a la calle a pasear y disfrutar del sol espléndido?

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