Jovencita de nuevo de casi cuarenta primaveras

Debo reconocer que es nueva esta sensación que tengo de haber vuelto a mis veinte añitos, aunque tenga casi justo el doble.

Aunque me sentí terriblemente mal y todavía me llegan ecos de mi historia con Z que me ponen triste (un paquete de lacón medio abierto, ropa suya en mi cesta para lavar, su cepillo de dientes por ahí olvidado…), el caso es que esta vez quiero volver a ser la chica alegre y divertida que era antes de embarcarme en relaciones difíciles y complicadas.

Salir, echarme unas risas, enfundarme en ropa sexy, coquetear, cotillear con las amigas en el baño sobre los chicos de la pandilla (este te mira mucho, aquel está por fulanita…), hacer planes con los amigos para los puentes y fines de semana, disfrutar del buen tiempo y hacer una vida diferente….

Ayer me puse mi chupa de piel de serpiente (imitación), unos vaqueros que he rescatado (la dieta funciona), una blusa ajustada y salí dispuesta a divertirme y a no pensar, a tomarme unas buenas vacaciones de mí misma. Haré caso a quienes me dicen que soy hiperactiva porque no sé pararme a vivir el momento. Por eso quiero aprender a divertirme y a alegrarle la vida a mis amigos en vez de lloriquearles mis problemas…

Me lo pasé muy bien con mis amigos, en especial con S que es un encanto (debo admitir que ayer me fijé en lo bien que está, para qué negarlo). No dejó que me deprimiera y al final consiguió que me olvidara por completo que hacía poco más de una semana había roto con una relación de tantos años. Para mí es realmente nuevo no tener que preocuparme de nada, sentirme como una princesa, y poder coquetear un poco sin sentirme culpable…

El “pitoniso” oficial de la pandilla – Llamémosle “m” (las mayúsculas ya me flojean un poco), dijo que yo iba a empezar muy pronto una relación con alguien próximo a mí, del trabajo o amigo mío del grupo habitual y mi amiga D señaló a S, que estaba a mi lado (joder, a ver si al final sí que va a tener algo de pitonisa y todo esta chica…). El caso es que rápidamente S le dijo a D que ya puestos a hacer de alcahuetos, que mejor dejase de pololear con su supuesto novio del sur, más virtual que otra cosa, y que saliese con alguien más próximo y afín, como X (X también está en mi pandilla de amigos de los fines de semana). Yo me reí un montón porque veo que mi amiga D ya tiene a tres chicos en el grupo habitual esperando a que “el gusano salga de la manzana” (muy buena la frase de X al referirse al novio de D), para tirarle los tejos oficialmente a la chica.

Hablando con un amigo del curro, me comentó la teoría suya sobre que los chicos son más interesantes cuando tienen novia y las chicas en cuanto dejan al novio. Otro día haré una disertación más extensa sobre el tema, incluso os invito a que participéis.

Fue un rato divertido, y nos echamos unas buenas risas con las “quinielas y pronósticos para el futuro”… Z no vino, al parecer porque no estaba de ánimo para salir...Ya imagino, por su mensajes y eso, que aunque ha sido de mutuo acuerdo, el que abandona la casa común suele llevar la peor parte casi siempre. Supongo que será muy duro para él volver con sus padres y acostumbrarse a otras normas. Yo, como me quedo en mi casa, al fin y al cabo….

Ayer me di cuenta de que me he tirado más de quince años de mi vida en tres relaciones muy largas que han acabado de una manera un tanto amarga y sin salida. Entre X e Y pasé una temporada perdida y dolida “quemando la noche” por decirlo de algún modo y entregándome a una “huida hacia delante” (me gusta esta expresión acuñada por un amigo mío).

Durante más de seis meses me tiré saliendo empalmando la noche con el día, bebiendo hasta el agua de los floreros y ligando sin compasión. Era capaz de soltar un ligue en un garito y al rato estar pelando la pava con otro nuevo en otro garito y luego salía con dos o tres a la vez mientras echaba el ojo al cuarto o al quinto…Era una vida de atleta olímpica más o menos, y para haberme confitad el hígado para los restos..

Entre Y y Z no transcurrió mucho tiempo, y de hecho, yo ya sentía algo fuerte por Z cuando rompí oficialmente conY.

Al principio de salir con Z pensé que aquella relación era un calentón de verano que no iba a durar mucho, pero que al menos me serviría para superar mi relación con Y. Durante unos meses Y siguió rondándome y me dijo cosas que me hicieron llorar tales como que yo iba a ser la única mujer de su vida y … Afortunadamente la prometida eternidad siendo la number one en su corazón terminó al año siguiente cuando empezó a salir con mi amiga I. y yo me alegré muchísimo por los dos. Incluso animé a ambos a que salieran juntos…(Ahora llevan ya más de cuatro años juntos).Ver para creer. Con X no ha habido manera de animarlo, pero eso es otra historia mucho más compleja…

Sin embargo ayer me di cuenta de que no estoy triste, sino ilusionada, aunque me dé un poco vértigo pensar en el futuro…Bueno, dentro de unos meses espero tener una vida más asentada. Ahora todo es nuevo y tengo que completar el puzzle. Sólo os adelanto que me he dado cuenta de qué es lo quiero en la vida y que probablemente será mucho más sencillo iniciar algo nuevo con alguien mucho más afín y que vea la vida como yo la veo que intentar arreglar algo que hacía aguas por todos lados.

Me daré unos meses para pensar el tema de la clínica y la fertilización y todo eso porque ahora lo que quiero es descansar de mí misma, no pensar, disfrutar el momento y quien sabe si…

La vida no es tan complicada, nos lo complicamos nosotros intentando enhebrar cables de cobre con agujas microscópicas.

El otro día os hablaba de la Serendipia. Hace años vi una película que se llama Serendipity. Podría pasar por la típica comedia romántica sensiblera (y de hecho tiene mucho de eso).

El caso es que la película comienza cuando Jonathan y Sara se conocen por azar buscando un par de guantes en un centro comercial y ambos tienen en sus manos una pieza del par. El chico, galante, le cede su guante a la chica y ella lo invita a merendar en agradecimiento.

Durante la tarde aquella, ambos conectan totalmente y comienzan a sentir algo el uno por el otro, pero como están comprometidos, deciden dejar al azar si deberían romper con sus parejas y salir juntos. Sara escribe su teléfono en una hoja de un libro que luego venderá en un puesto de libros callejero y Jonathan hace lo mismo con un billete de cinco dólares. Si al final tienen que estar juntos, el Destino lo hará por ellos.

El problema es que pasa el tiempo y ambos no pueden olvidarse y, por otra parte, sus respectivas relaciones toman un cariz bastante predecible aunque ambos tengan fecha de boda por medio y todo. Como siempre, ambos tienen el mismo pensamiento al mismo tiempo y deciden empezar a buscarse…No os descubro el final, que os podéis imaginar…La canción de Van Morrison de las escenas finales, es preciosa, y está en Youtube.

Al margen del romanticismo y la idea platónica de la media naranja esa que nos espera detrás de cualquier esquina menos pensada, lo que me gusta de la película es la idea de que, cuando hay magia entre dos personas, es porque hay algo detrás (El Karma, el Destino, ¿???), que indica que esa es la persona adecuada….

Para chafaros un poco el tema del romanticismo, os comentaré que hace tiempo leí un estudio que decía que las mujeres que tomaban la píldora elegían mal a sus parejas y tenían más tasa de divorcios y rupturas, porque al tener alterado el sistema hormonal, en vez de elegir al mejor futuro padre para sus retoños, elegían a parejas más afeminadas y de rasgos más suaves y comportamiento más familiar. Vamos, que en vez de elegir a alguien lo más compatible genético para tener hijos, elegían poco menos que amiguitos de parvulario o un medio hermano…Pero claro, cuando esas mujeres dejaban la píldora para tener hijos descubrían que no les gustaba ya su pareja, porque percibían el olor de otro modo…Curioso, de verdad.

Dándole vueltas al tema, al único de mis novios que no elegí tomando la píldora fue a A y, efectivamente, sus rasgos son distintos a los de X, Y y Z, los tres pertenecientes a mi era antibaby. A tiene la cara más angulosa, mientras que X, Y y Z tienen caras más redonditas. Y sobre todo X y Z se parecen más entre sí, y además se llevan bastante bien curiosamente.

Es posible que ahora que mis hormonas se estén regulando y que despido feromonas normales de mujer, atraiga más fácilmente a mi media naranja. No lo había pensado así, y quizás es más bonito pensar que existe eso llamado “Serendipity”.

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