Lo mejor del 2009 es que ya se acaba hoy

Como le he oído a alguien por ahí, lo mejor del año 2009 es que ya termina. Y lo bueno del año 2010 es que todavía no ha empezado y, por tanto, todavía tenemos esperanzas de que nos traiga algo bueno.
A mí de momento el final del año no se ha portado mal del todo. Ayer estuve en la consulta del ginecólogo y aunque me tocó esperar casi una hora – Se ve que a todo el mundo le hizo un huequito de última hora porque lo suyo era muy urgente… - Pues al final los resultados de la prueba del día 11 estaban bien, aunque el hombre me hizo casi estar de los nervios porque no tenía enfermera ese día y no encontraba los resultados, que obviamente no le habían registrado en el ordenador.
Bueno, mi útero está ya sano como una manzana o como lo que sea que tienen que estar el útero, uf no veáis que alivio sacar de mi cabeza el fantasma del cáncer y los problemas de los años anteriores, pero…
Ahora el médico, viendo mis últimas ecografías, explicaciones y gráficas, me quiere hacer seguimiento de los ovarios, ya que, como yo bien sospechaba, se encuentran en la raíz de todos mis males. Me explico: Desde que recuerdo siempre he tenido unos calambres en los ovarios horribles y unas ovulaciones muy dolorosas. Además, recientemente he sospechado mediante gráficas sofisticadas y consultas vía email con médicos chinos – La medicina china es sorprendentemente sagaz a la hora de captar los mensajes ocultos en detalles sutiles – Que nunca he ovulado bien.
Me explico: Ovular ovulo porque la regla me visita con una periodicidad más que aceptable, incluso desde hace ya tiempo que no tomo la antibaby.
Cuando tenía veintipocos se me dispararon los quistes en los ovarios y la cosa se puso ya tan mal con tumores del tamaño de una mandarina y todo, que al final para evitar que se me reprodujesen o acabase con un cáncer de ovarios de los que te llevan para la tumba, no tuvieron más remedio que recetarme de por vida la antibaby, con la sóla condición de dejarlas poco antes de ponerme a tener hijos y con estricta vigilancia cada tres meses o así. Mis hermanas están también en las mismas tomando la píldora desde los veinte años a la vista de lo que podría pasar si se dejaba que la naturaleza hiciera de las suyas…
Así que de manera ininterrumpida y para evitar nuevas catástrofes, he tomado durante unos dieciséis años sin descanso. Durante este tiempo, como no, he tenido displasia de cuello de útero por culpa de la cantidad de estrógenos tan tremenda que me metía. Para resolver el problema, en vez de dejar la píldora, me quemaron el cuello de útero, esto hará unos ocho años, y me ha costado dos años después de dejar la píldora tener una citología normal, pues ni con el quemarme a conciencia se acabaron las células malignas, porque se habían reproducido en el endometrio y sólo al microlegrármelo se han ido por completo.
Pero el problema de base está ahí y sale a la luz, provocando déficit de progesterona, cambios peligrosos en el endometrio y un sinfín de síntomas molestos como cambios de humor súbitos, retención horrible de líquidos, acné rebelde, quistes en los ovarios, inflamación de las trompas de Falopio, ligera peritonitis, infecciones urinarias y ginecológicas, etc, etc, etc.
Ahora que las cosas están bien y tranquilas, me van a empezar a tratar la causa original de los problemas para que pueda ponerme al fin a buscar el ansiado niño con S, que ya está más que ilusionado con el tema y yo no veo el momento ya de empezar, porque con cuarenta años ya es más que tarde para empezar en serio y con garantías a este tema.
El único problema de momento son los miles de pinchazos y seguimientos escrupulosos que tengo que hacer y luego las pastillas de clomifeno y progesterona o las inyecciones de trigger de ovulación que me imagino que será lo que venga, pero vamos, ya estaba yo mentalizada de este tema y en comparación con lo anterior – biopsias de útero y pinchazos por doquier – me parece mucho más amigable.
Bueno, ahora que os he dado mi sesión del “parte de salud a día 31 de diciembre” y he hecho resumen de mis padecimientos para los que no hayáis leído mi blog desde septiembre del 2006, voy a proseguir como viene siendo costumbre con mi repaso a los temas de actualidad y la disertación filosófica del día.

Después de lo de la espantada de la gripe A como camelo para que las multinacionales farmacéuticas yankies extorsionen a Europa obligándoles a comprar dosis de agua destilada que claramente no sirven para nada , ahora nos amenazan con ponerse chulos en el tema de seguridad aérea con la pantomima del intento de atentado en un avión entre Holanda y USA.
¿Ahora qué será los siguiente? ¿Subir a los aviones en pelotas y con un dodotis tamaño niño de cinco años pegado al culo y previamente escaneado por si lleva dinamita dentro?
Si no fuera porque de las tres veces que he pisado Amsterdam las tres me ha cacheado de manera indecente una tiparraca del tamaño de un armario ropero, dejándome además ahí casi medio en pelotas y con mis bolso y portátil despanzurrados en la cinta del escáner, hasta me hubiera llegado a creer algo de esta historieta barata digna de peli de serie B.
No, no me creo que haya pasado terrorista alguno el control de Schipol con explosivos. ¿Dónde los guardaba el sujeto ese? ¿Metidos en un condón y pegados a su “bulto” personal? ¿Y los diez perracos con más olfato que mi novio que se dedican a noquear al que lleva siquiera un gramo de hachís encima dónde estaban el día de Navidad? ¿Estaban con su primo Rexx ladrando villancicos a la puerta de los almacenes Albert Heinz? Vamos anda que se cuenten otra que ya no cuela. Lo de las Torres Gemelas, por los espectacular y por la gente que falleció tenía visos de atentado, pero esta ya no cuela, no, ni la de los zapatitos prodigiosos, tampoco.
Desde luego, el tema del fin del mundo no va a llegar porque se acabe el calendario maya, sino por la tremenda estupidez humana.
Los Mayas, ingenuamente creyendo que el ser humano se iluminaría en el 2012 y dejaría de comportarse como el animal depredador que es, y por supuesto, ya no necesitaría mirar el paso del tiempo en calendario alguno.
De este modo, el nuevo ser trascendería y se daría cuenta de la inmensa tontería que supone, entre otras cosas, pasarse la efímera existencia carnal contando las vueltas que da la tierra alrededor del Sol, de la Luna alrededor de la Tierra o del mismo Sol alrededor del centro de la Galaxia y así sucesivamente…
El otro día vi la nueva peli de Amenábar, y pude comprobar la paradoja y autocomplacencia de la ciencia, como si de otra religión se tratara: El creer que todo tiene sentido y que, además, la explicación es simple y bella. La bella y estudiosa Hipatia se postulaba explicaciones complejas para el movimiento de los astros y, mientras tanto, ahí fuera los cristianos ortodoxos de Alejandría pasaban a cuchillo a cuanto “pagano impío” o “infiel judío” se les opusiera, y desde luego de una forma nada artística ni estéticamente agradable.. Más o menos lo mismo que los romanos habían hecho con los primeros cristianos y lo mismo que les harían después varios siglos los musulmanes… Cualquier excusa con tal de liberar testosterona y sacar al animal depredador que todo humano lleva dentro… No es por casualidad que la mayoría de las religiones ataquen a las mujeres y las consideren seres impuros, porque sangran con asombrosa e incomprensible periodicidad y son capaces de producir otros seres humanos …
Me encantó la escena del paño ensangrentado como regalo al pretendiente… Me lo apuntaré por si algún moscón me da la brasa en el futuro…
La ciencia actual sigue como hace miles de años, de espaldas a la realidad cruel. Mientras en las cercanías de Ginebra, en la siempre asquerosamente neutral Suiza, se busca “la partícula de Dios”, a miles de kilómetros abajo, en el océano Indico, unos nada intelectualmente evolucionados piratas se dedican a raptar barcos y a torturar a sus ocupantes. ¿Y los gobiernos que hacen? Nada, pagar rescates y a seguir buscando partículas exóticas, escondiendo la cabeza como el avestruz.
Pero no os preocupéis, que en nuestra burbuja de “mundo civilizado” seguiremos recibiendo las noticias en nuestro iphone, surcaremos las carreteras con nuestros GPS, y ajustaremos nuestras agendas milimetradas con el reloj atómico mundial…
Ayer era el día en que todos los periódicos ofrecen suplementos con el resumen del año, porque de vez en cuando hay que hacer “memoria histórica”, algo que no previene de cometer las mismas atrocidades una vez tras otra, muy típico del ser humano.
Por lo que a mí respecta, estoy empezando a comprobar cómo observar las cosas las altera y hace que se rían literalmente de ti. Cuanto más seguimiento ginecológico me hacen, más anomalías se producen. Estoy llegando a un extremo en el que empiezo a pensar que el cuerpo humano es un complejísimo mecanismo que es mejor no observar so pena de estropearlo todo, como esas exóticas cajitas de música antiguas que no se sabe cómo pueden funcionar después de siglos y si se las limpia por dentro ya jamás producirán música alguna.
Empiezo a preguntarme si la clave de la longevidad de ciertos individuos es que jamás les visitó médico alguno. Estoy convencida de que comen y beben alegremente sin haber oído jamás palabras tales como: Triglicéridos, isoflavonas de soja o bífidus activo. Mi abuelo, sin ir más lejos, tenía una dentadura envidiable que jamás había conocido dentista alguno. Claro que tampoco le vi tomar más bebida que el vino blanco, el vermú, el whisky y el cognac.
Bueno, y el agua y la leche para las pastillas para el corazón a lo último. Pero dudo mucho que se hubiese tomado un turifrús de naranja con burbujas o una pichicola light, o un yogur descompuesto supuestamente buenísimo para la salud.
Todo lo que no tenía ni color ni sabor normal automáticamente lo descartaba de la cesta de la compra. Y la sacarina ni probarla, lo más exótico que llegó a tomar era malta en vez de café, por la tensión.
Dejando aparte mis filosofadas médicas – Quien no me conociera bien pensaría que peco de hipocondría – Voy a intentar yo también hacer un resumen elegante de este año que termina en lo relativo a mi microcosmos personal.
Hace años os expuse varias medidas estándar de la realización y felicidad personal. Una es la bien conocida pirámide de Marslow y la otra era la rueda de la vida, versión coaching de Eliot (entre otros gurús del coaching personal).
Cuantificar lo incuantificable, ay si me viera un maestro zen, me atizaría en las manos con una rama de avellano cual profesor Keating (Robbie Williams del Club de los Poetas muertos)!, por cometer el pecado de intentar medir la grandiosidad de un poema mediante métricas sobre la cantidad de estrofas y la cantidad de metáforas empleadas o figuras retóricas.
¿Cómo podría yo entonces medir lo que ha sido mi vida y en concreto este año que acaba para mí?
En primer lugar, ha sido frustrante en lo que a salud se refiere, porque me he dado realmente cuenta del tiempo precioso que he perdido y que no volverá, que debería haberme cuidado más cuando era muy joven y haberme planteado la maternidad mucho antes en vez de dejar pasar el tiempo pensando en que la falta de arrugas o de canas iban en consonancia con mi salud ginecológica. Ahora me estoy enfrentando a mis fantasmas y me siento un tanto frustrada porque hago todo lo que está en mi mano por solucionar los problemas pero parece que siempre surgen nuevos problemas de la nada… Estoy llegando a un punto en el que pienso que tendré que conformarme con un caniche y un loro, y dejarle mi herencia con hipoteca al hijo de algún primo o amigo, ya que mis hermanos tampoco parecen que vayan a reproducirse al paso que van…
En segundo lugar, he descubierto demasiado tarde el dicho que dice que el amor no consiste en la mutua contemplación sino en mirar el futuro en la misma dirección. Planes, objetivos, futuro, palabras que no entraban en mi vocabulario hasta que no he conocido a S, a quien ahora le estoy echando en cara su exceso de planificación y el no saber disfrutar del momento, y es que no hay peor espejo que contemplarse en un semejante.
Gracias a S he podido perdonar a Z y poder verlo como un buen amigo que ha fallado como pareja, pero que quizás a la larga sea de los dos quien más ha perdido, como dice otro dicho que leí de pequeña pero que no he vuelto a leer desde que los pupitres y los baños de institutos no están en mi horizonte literario: “Con perderte yo a ti, tú eres el que más ha perdido, porque yo podré amar a otros como te amaba yo a ti, pero a a ti nadie te querrá como te quise yo a ti”.
No sé si este dicho se lo puedo atribuir a las dotes de poesía de las revistas para adolescentes despechadas o fue realmente obra de una codiscípula con mal de amores. Lo cierto es que a veces hay que darse cuenta de que el desprecio daña al que lo ejerce más que al que lo sufre, y si no que se lo digan a mi ex amiga y ex pareja de S, quien se dedica a tropezarse con nosotros como por casualidad para dirigirnos su silencio y su mirada furibunda… Afortunadamente, creo que es tan torpe maldiciendo como seduciendo así que de momento no tendremos que temer mucho de ella…
En lo que al trabajo respecta, baste con decir que tengo uno, lo cual los tiempos que corren ya es suficiente éxito. Otro cantar es mi temor al hostigamiento por objetivos cada vez más duros de alcanzar…
Hablando ayer con mi primo, me di cuenta que podría estar en la débil línea no ya de la adicción al trabajo sino de la vida por y para la carrera profesional e intelectual, que es algo más amplio y extenso.
Como la pobre Hipatia de Alejandría a la que me he referido antes, es posible que hay vivido los últimos treinta y cinco años de mi vida por y para cultivarme y refinarme intelectualmente toda vez que aprendí a leer, a escribir y a hacer filigranas aritméticas, siendo mis galardones los frutos profesionales y académicos.
No había pensado que era una adicta a la filosofía y que me estaba perdiendo la vida real. Es vertiginoso comprobar cómo la filósofa alejandrina se abstrae de todo mientras descubre la forma elíptica. Algo así debe ser mi mundo, lleno de semejantes como yo absortos en hitos de facturación, auditorías, normas, elaboración de informes, presentaciones, charlas…
Hace meses, durante una conferencia en mi asociación de auditores, uno de los presentes recibió una llamada de su mujer durante el coloquio posterior y mirando a los contertulios comentó en tono jocoso: “Mi mujer quería saber si tenía hoy una de esas charlas de gente encorbatada, portátiles y canapés al final, porque si había suficientes canapés no me esperaba para cenar entonces…” La reducción y la simplicidad práctica de la esposa del colega me dejaron epatada.
En cuanto a mis posesiones materiales, sigo debiendo dinero al banco, pero ahora tengo un coche que me permite hacer la compra y salir por ahí de vez en cuando sin encomendarme continuamente a san Cristóbal, como con mi anterior Genovevo, el coche que te prometía unas buenas dosis de adrenalina ya que no sabías en qué momento te iba a dejar tirada sin batería, se le iba a fundir un faro antiniebla, se le iba a bloquear el freno, la dirección, se le iba a salir el volante, se te iba a encharcar todo por el agua del radiador o dejarte una ventanilla abierta en pleno invierno o saltarte el muelle del asiento o la tapa del depósito… A su favor tenía que yo también hace años conducía de una manera poco ortodoxa por decirlo de algún modo…
Ahora sin embargo entro en pánico pensando en las asesinas columnas del Carrefour y la delicada pintura de mi Himawari por no hablar del codiciado bluetooth a la intemperie de la calle porque no tengo garaje donde dejarlo…
Mi casa este año parece más una casa, aunque todavía no he conseguido que tenga espejo grande de baño ni cortinas, creo que son mis objetivos para el año que viene, aunque ya veremos…
También conseguí aprobar el francés y todo en plena transición amorosa, lo cual fue un reto pero sigo teniendo la espinita clavada del alemán, que espero sacarme al año que viene.
Por lo demás, mi vida es muy aburrida, demasiado aburrida, no salgo apenas, no viajo casi nada, no como apenas comida basura pero he engordado tanto que creo que ya he pasado del IMC 25 y esto ya es peligroso para mi salud. Debo ser el único caso conocido de mujer que deja la píldora y engorda sin remedio. O quizás no, pero desde luego no es justo, porque como incluso menos que antes, claro que ya no estoy dos horas al día en el gimnasio, que he dejado por motivos de salud, lo malo es que tampoco doy caminatas y al final las lorzas me están invadiendo en silencio…
Creo que en diez años atrás, he reducido mis cogorzas a una o dos al año en vez de a la semana (eso representa una reducción en un 98% de alcohol), el fumar tabaco de un cigarrillo a la semana a uno al año o menos (otra reducción del 98%), y además, en veinte años la reducción es mayor: A los veinte años me fumaba casi veinte cigarrillos al día o por lo menos quince entre semana y dos paquetes el finde y ahora…Nada o una calada al año a esos que son puritos aromáticos y porque voy a una boda o una despedida de soltera que si no… Ni eso. Y desde hace un mes el olor del tabaco me hace hasta vomitar, palabra…
Voy a esperar hasta el cambio de año chino para ver por dónde me decanto para hacer propósitos.

Comentarios

Miguel Licario ha dicho que…
El poema aludido creo que es de Ernesto Sábato y dice así:

Tú y yo hemos perdido
Yo porque tú eras
la que yo más amaba.
Tú porque yo era
el que te amaba más.
Pero de nosotros dos
tú has perdido más que yo
porque yo podré amar a otras
como te amaba a ti
pero a ti
nadie te amará
como te amaba yo.

Os deseo un Feliz Año a ti y a S, cargado de salud y felicidades y a todos tus amigos y a los lectores de este excelente blog.
Un abrazo

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