Barbecho de tratamientos

Una noticia antes de nada: Acabo de apuntar este blog a los premios del 20minutos. A ver si consigo hacerme un huequillo en el mundo de los insignes blogueros. La verdad es que me gustaría ganarme la vida escribiendo en vez de hacer pesados informes sobre defectos de seguridad de mis clientes, aconsejándoles cómo trincar aprendices de Anonymous y similares, o simplemente, rellenándoles un informe de gastos en material de seguridad, pero bueno, no me puedo quejar. Tengo trabajo (mucho trabajo, muchísimo trabajo, demasiado trabajo, excesivo a veces), pero gano un sueldo (sueldo normalito, vamos, pero sueldo a fin de cuentas) y puedo sufragar mis gastos habituales. Tengo casa propia, diminuta pero casi pagada ya y un coche que uso poco y me ha dado más de un problema. El problema que tengo de tipo económico viene por los gastos derivados de los tratamientos de fertilidad, que son, más que caros, astronómicos. Por eso me gustaría ganar algún dinerillo extra escribiendo por ejemplo. También el tema de la boda tiene su cosilla, y aunque vaya a ser algo modestito, también tiene su gasto. Ya me hago a la idea de que, a menos que me apellide Rowling, Follet, Cela, Saramago, Vargas-Llosa, Dueñas, Umbral o Lara, no voy a conseguir sacar ni un pavo de lo que escribo. Bueno, dicho esto, continúo con el relato de mi existencia de, para mis nuevos lectores, una chica de 43 años, consultora de seguridad informática, soltera a punto de casarse ya, y con problemas de fertilidad desde hace años. Además de esto que parece muy normalito, tengo mi puntito friki y así he vivido experiencias inusuales, y tengo algunos gustos un tanto fuera de lo común para alguien con una vida tan presuntamente vulgar, si es que se puede llamar vulgar el esperar a casarse por primera vez a mi edad, ser mujer en el mundo tan masculino de la seguridad informática (hackers y esas cosas) y haber realizado cuatro tratamientos de fertilidad. Y no entro en mi curriculum sentimental, que no tiene desperdicio. Hecha esta introducción para mis nuevos lectores, retomo el diario donde lo dejé el otro día. Ahora mismo me siento como tierra en barbecho. Un pelín rara, sin saber qué hacer por mejorar mi condición mientras llegan nuevos intentos… El barbecho, según el diccionario de la RAE, es el acto de dejar reposar la tierra de labor durante un tiempo para que descanse. Imagino mi útero ahora mismo como una tierra a la que tienen que arar y preparar de nuevo para volver a intentar la siembra, a ver si con un buen rastrillazo y un poco de abono, conseguimos esta vez tener éxito. Me río un poco al llamar barbecho de algo que es cíclico como la siembra y la cosecha, porque parece que el uso de tratamientos de fertilidad se está convirtiendo en mi vida en una actividad cíclica en vez de en un recurso puntual y excepcional. Los fracasos, es lo que tienen, que tienes que seguir insistiendo una y otra vez hasta que lo consigues, al final te acabas acostumbrando hasta a fracasar, aunque parezca horrible. Por ejemplo, recuerdo con pena cuando el personaje de Tom Hanks en “La Terminal” consigue por fin que le sellen el salvoconducto para abandonar el aeropuerto. Al final de tantos meses yendo infructuosamente a que le aceptaran el visado, parece que a todo el mundo le daba pena que se fuera del recinto aeroportuario, pues había hecho amigos y hasta una novieta. Pues igual ocurre con los fracasos de este tipo. Al final me va a dar penita cuando tenga a mi niño y me resulten ya insulsos los foros de “betaesperantes “ (las que esperan el test de embarazo con los embriones dentro) y “banderilleras” (las que están chutándose la medicación a la espera de que maduren muchos óvulos y se los puedan sacar para fecundarlos). Estos foros son de mucha ayuda para apoyarnos y resolver dudas que normalmente ni los médicos ni enfermeras pueden. A veces más que dudas técnicas son existenciales. Cuando llevas un mes o más como me tiré yo chutándote una medicación que te pone en menopausia química, acumulas un montón de “mierda cerebral” o pensamientos negativos. Si vas a un psicólogo especializado para sacarte estos malos pensamientos de encima y animarte un poco, menos de cincuenta euros la hora no te va a cobrar. Sin embargo, entrar veinte minutos en el foro de sufridoras y ver que están todas igual, y te saludan y apoyan, es algo que no tiene precio, y hace mucho bien, porque es constante, y no como una sesión de terapia psicológica, que es más de cuando en cuando. Respecto a mi barbecho actual, llevo descansando (médicamente hablando) desde primeros de octubre de mi reciente tratamiento de invitro, y estoy esperando al siguiente intento que he estimado será en enero o en febrero (para que se recupere mi cuerpo y mi mente del palo anterior y lo más importante: Mi cuenta corriente). Pero el que no me esté chutando hormonas o acudiendo a consulta cada día no quiere decir que este barbecho sea totalmente vacío, pues igual que la tierra en barbecho es removida y cuidada hasta la nueva siembra, mi cuerpo está siendo sometido a estudios y pre-tratamientos. De hecho, me van a practicar una histeroscopia (diagnóstico invasivo del útero)el mes que viene, y para el que ya he ido previamente a consulta y estoy a la búsqueda infructuosa de la meriestra (una medicina), que es más difícil de encontrar que el bossom de Higgs. Y no es que sea cara la meriestra, sino todo lo contrario, que es un genérico que cuesta diez veces menos que la marca oficial, y por eso está agotada en todas las farmacias y hay que encargarla y esperar turno. Si alguna os recetan progynova, que no os la cuelen y pedid meriestra, que ya está bien de hacer ricos a los laboratorios y de dar comisión a los médicos. Mientras tanto, estoy intentando concebir con el método divertido, aunque tenga menos posibilidades de quedarme embarazada así que de que me toque la primitiva. A las que estamos de invitros, somos como los de la película Gattaca, que ya se nos hacer rarísimo que alguien nazca de forma natural (la película los llama los niños de Dios). He de decir en contra de esta película (la vi hace poco en una de mis sesiones de pizzapeli casera), que ya nos gustaría que la ciencia estuviera tan avanzada como para poder hacer puzles con los genes de los embriones. Hasta la fecha, los laboratorios de invitro se parecen más a la cocina del Arguiñano que a un laboratorio de la NASA. Los embriones por el momento y hasa que la ciencia reproductiva mejore, salen más parecidos a un guiso que se puede pasar, no ligar (como la mayonesa), fragmentarse (como un polvorón) o directamente fastidiarse (como un pavo dejado al horno dos horas). Pero las foreras de temas de fertilidad no nos podemos quedar quietecitas ni siquiera cuando probamos por el método divertido. No, tenemos que medir temperaturas, grados de morado de palitos de ovulación y sobre todo, probar y experimentar muchos potingues pseudomilagrosos. He de confesar que yo tampoco he podido resistirme a la tentación de probar eso que se llamaría “remedios caseros” o más bien diría yo “remedios de las brujiforeras”, así que este mes estoy probando, aparte de con el tratamiento de mantenimiento del médico (pastillas de metformina para una pre diabetes, vitaminas prenatales con ácido fólico especial), con el aceite de onagra, la jalea real con vitamina C, pastillas mucolíticas potentes, ovusitol, té verde y el adiro(microaspirina) para la segunda fase del ciclo. Un coctel pastillero difícil de superar, desde luego. De momento no he notado nada malo, aparte de que tanta goma de cápsulas me revuelve el estómago. Mi querido O que es muy ingenuo piensa que tengo una gripe estomacal o algo así, pero no qué va, es algo así como naúseas raras que ya he resuelto mordisqueando los minibocaditos de chocolate del Mercadona. Foros, ay qué haría yo sin los foros de chicas (los hombres apenas entran, afortunados ellos), donde se habla de lo divino y de lo humano y se obtiene información diversa y al a vez contradictoria. El otro día estuve leyendo varios hilos de información sobre el uso del aceite de onagra para conseguir el embarazo. Aunque la mayoría parecen a favor del uso de este remedio, otras hablan de todo lo contrario, de abortos y problemas como quistes,etc. He intentado contrastar esta información con páginas médicas o similares pero es que…. No existen!! Si le preguntas a un ginecólogo por este tipo de remedios “foreros” te dice que te tomes las vitaminas prenatales que te ha recetado y que te dejes de tonterías. Pero la tentación es muy grande, sobre todo cuando lees casos milagrosos de mujeres que como tú tienen problemas de mala calidad de los óvulos (la edad que no perdona) y gracias a tratamientos con remedios de herbolario o alternativos (jalea real, agnus castus, ñame, aceite de onagra, vitamina E masiva, DHEA, acupuntura, meditación, etc.) han mejorado tanto la calidad de sus óvulos que incluso se han quedado embarazadas sin recurrir a la invitro. Así que echo en falta opinión experta seria. El otro día una amiga nueva de estos avatares médicos me dijo lo mismo: Que si montaba una web seria sobre esto iba a tener mucho éxito porque la información aparece desperdigada y nada contrastada. Es tentador desde luego, muy tentador, lástima no tener apenas más que dos minutos al día para reflexionar sobre el tema (este post que estoy escribiendo no me lleva más de cinco minutos, disculpad si hay faltas, no son de ortografía, son de mecanografía, porque tecleo como posesa). Existen también los cómo no, gurúes de la fertilidad en Internet, la mayoría yankees, porque aquí en España o no hay visión de este negocio, o no se han prodigado tan abundantemente. Así pues, recuerdo algunos de los nombres de estos “apóstoles de la fertilidad”: Toni Weschler, Lisa Olson, Randine Lewis, Angela Wu, Katie Singer, etc. Todos prometen la cura milagrosa para la esterilidad. En común tienen varias cosas: Te dicen que tienes que relajarte mucho y hacer mucha meditación. Conmigo van de cráneo, no tengo pensado mudarme al Tibet de momento, y en Madrid y en hora punta no veo manera de meditar estrujada en un vagón atestado. En la oficina ni soñarlo, y llego a casa y si me pongo a meditar me quedo roque de cansancio. Lo más parecido a meditar que he encontrado es ver los sábado por la tarde una peli de serie B de esas que combinan (esto no es mío ,es de Eva Hache) Atracción, amor, separación, amante, etc. con letal, total y fatal. Mano de santo para dejar la mente en blanco. Otra cosa que te dicen estos autores de libros sobre fertilidad es que comas productos orgánicos y muchos antioxidantes, que hagas ni mucho ni poco deporte, que observes bien tus señales fértiles y sobre todo y fundamentalmente, que no te olvides de pasar por caja para adquirir sus obras. Pero nadie te dice nada mágico o fulminante del estilo de: Tómate tres pastillas de ajo mezcladas con dos lonchas de salami y un gintonic en ayunas y en un mes preñada. Nada, por más que veo y remiro nada de nada. Una pena, porque lo de comer fruta y verdura, no cogerme cogorzas ni fumar y no apuntarme a la San Silvestre de este año, ya había pensado yo solita que no era muy conveniente para intentar quedarme embarazada. Luego están los místicos, esos ya son para hablar en otros foros. Me refiero a los que te sueltan perlas como: Reza novenas a San Judas Tadeo, date un baño de flores de azahar en luna llena, visita las estatuas Nimba o las cataratas de Kumunurra, veta a pedir a la Virgen de los Milagros o a Lourdes, o siéntate en una silla roja desnuda al tercer día de terminar con la regla. Un poema, desde luego estos consejos, y te los sueltan sin cortarse ni nada. Vaya panda… Pero confieso que estuve revisando qué hice de distinto en diciembre del año pasado para quedarme embarazada y qué hice de raro para perderlo y os juro que no encuentro nada ni en uno ni en otro sentido. Estoy escudriñando todos mis diarios y notas y no veo nada por ningún lado. Igual es que un día me tomé un gintonic con una marca especial de tónica que tiene unas raíces mágicas o que mi chico (porque él también cuenta, claro) comió algo especial o se puso unos gayumbos nuevos con algún componente distinto, no sé. Y me gustaría saberlo, la verdad. Tan sólo sé que un día antes de la presunta ovulación me metí una botella entera de Lambrusco, pero por más que lo he repetido, no funciona. Así que tiene que ser algo más, ¿y si son los caramelos de navidad de la tienda de al lado de mi antigua academia? Um, habrá que probarlo. O quizás tan sólo que era muy feliz por haber empezado a salir con O, pero claro, no se puede repetir el enamoramiento de nuevo.

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