Perros ovejeros

En la última reunión de mi departamento a la que asistí, un compañero, haciéndose el gracioso, para explicar a los novatos el papel que cada uno representaba en el departamento pintó a nuestro jefe como perro ovejero. Se supone que el gran jefe es el pastor.

En su momento pensé que no era tan mal símil, porque mi jefe es un poco seco y siempre anda intentando cortar cualquier intento mío de hacer cosas proactivamente. Me fastidia que me intente ovejizar y de buena gana le ladraría yo a él, y bueno, alguna vez lo he hecho, pero como si nada.

En fin, que la idea de perro ovejero es de un ser que ladra y ladra para que no te vayas del rebaño, vaya...

Pero es que a veces me dan ganas de ladrarle a la gente, y más con el tema de la boda. Voy a daros ejemplos:

Me mato a contar invitados, diseñar invitaciones chulísimas, buscar restaurante, negociar menú, contactar con todo el mundo gastando una pasta en móvil y mis escasas energías libres en los fines de semana, para que luego haya gente que, tras haber confirmado hace un mes, luego cambien de opinión así porque no les viene bien, o porque querían quedar bien al principio y luego se han desdecido, o qué sé yo.

Me pregunta la gente por los nervios de la boda. Nervios por los "elementos" más bien, y no me refiero tan sólo porque probablemente llueva a cántaros.

Primer elemento es el cura que nos va a casar, que a dos semanas antes de la boda todavía sólo sabemos su nombre, pero no nos ha contactado. Por muy sagrado que sea, como no nos case, le estrangulo yo misma con mis propias manos.

Otros elementos son los de las flores de la iglesia, que ya lo irán viendo.. Bueno, a mí me da igual, con tal de que abran la iglesia ese día, si no tiene flores no es grave, robo yo unas del parterre de enfrente de mi casa y las planto en un jarrón chino enorme que me regaló O hace un año que no sé de dónde lo sacó pero que me viene que ni pintado...

Tercer elemento, más bien elementa, la del vestido, que después de decirme que vaya a la prueba con el sujetador y zapatos que llevaré, me suelta la prenda (la tía quiero decir) que mejor vaya sin sujetador porque se ve por encima del vestido. Ay hija no, vale que el único vestido de mi talla lleve escotazo a lo Marilyn en Niágara, pero yo no me arriesgo a que el cura muera infartado cuando me arrodille en frente al altar...Así que la tía un tanto molesta porque tiene que arreglarme el vestido para que no se me vea el tema... Luego, para colmo, me dice que el largo no queda igual, porque he cambiado de zapatos, cuando son los mismos que la vez anterior. Pues si he crecido por la sesiones de rehabilitación de la espalda o si ella cogió mal el bajo la primera vez, es su problema, no el mío.

Para eso la estoy pagando, digo yo, para que arregle lo que tenga que arreglar, porque como decía Jennifer López en "La madre del novio", el vestido tiene que adaptarse a la novia y no viceversa.

Pero ando con ojo no sea que me haga alguna, digamos que no dormiré tranquila hasta que no tenga ese vestido en mi casita, todo arregladito y resplandeciente...

De todos, los elementos más graves aquí son los propios invitados, esos seres a los que invitas de todo corazón porque quieres que vengan y luego algunos te salen con cosas ridículas y cargantes.

La mayoría del os problemas vienen porque la gente aquí en España no sabe responder Sí o No, y atenerse a su  respuesta y las consecuencias.

Creo que lo que tendría que haber hecho es haber cobrado cincuenta euros por invitado en concepto de depósito o fianza, la primera vez que me dijeron que sí que vendrían. Seguramente me habrían dicho que sí la mitad de los invitados que pensaban ir a la boda, pero me hubiera compensado ampliamente y no estaría tan quemada.

Otros problemas vienen porque aquí a muchos les gustaría ser la novia en la boda, el niño en el bautizo y hasta el fiambre en el entierro.

Si no, no comprendo por qué no pueden coger un autobús o el metro para ir a una boda, o sencillamente, compartir coche con otros invitados o coger un taxi entre varios, que seguro que después de gastarse cien euros en un vestido de fiesta, diez míseros euros entre cuatro sale una cantidad ridícula.

Pues no, tienen que darme bien por culo con sus problemas existenciales, que si van a ir pero que quíen les viene a buscar para llevarles, para traerles, para sujetarlas del brazo (chicas) para no darse el coscorrón con los taconazos que llevarán, que si habrá coca cola zero en el convite o si les pueden cambiar el entrecotte por una lubina (por aquello de ser vegetariana, pero de morro fino, que por unos espárragos no cuela).

Mataría a algunos de ellos con mis propias manos y seguramente lo haga en cuanto les eche el guante. Yo preferiría mil veces que me hubieran dicho de primeras que no iban a venir, por el motivo que sea, pero ya, a este sinvivir de ahora vengo, ahora no vengo, o vengo pero me tienes que hacer el favorcillo de...(buscarles coche, pareja, ponerles en la mesa con, cambiarles el menú, poner cuatro canciones de los Chunguitos, pedir al restaurante que les aparquen el coche, a mí que les compre el pintalabios a juego con el mío, leer una lectura casposa en la boda, etc)

Caprichos aparte, lo que no es de recibo es que acabemos palmando pasta y los nervios porque la gente a última hora le salga el capricho de quedarse en casa para ver al Madrid contra el Borusia en la Champions, hayan tenido otra boda el mes pasado y ya les venga un poquito mal de presupuesto (eso haberlo pensado antes), o simplemente, sean unas setas de campo y como llueve les de miedito de mojarse.Y encima en vez de decir no vengo, dicen: Ay, pues me ha surgido una cosa y no sé si podré, igual si me vienes a recoger a las diez de la noche y me pones el menú en un tupper llego a tiempo de felicitarte... Y por cierto, ¿va a venir fulanita con lo mal que me llevo con ella?

Las excusas que me han dado son de lo más variopinto y algunos es para no dirigirles más la palabra.

Una tía mía, que resulta que vive a la vuelta de la iglesia (os juro que vive a menos de cien metros,) que si tiene un viaje ya pagado en esa fecha. Pero resulta que luego no sabe mentir y me dice que el viaje es para el 20 de marzo (claro, Semana Santa). Cuando le digo que entonces sí puede venir a mi boda, que es el 20 de abril, me suelta que no, que le coincide.

Al final ya me dice que es que como se ha gastado todo el dinero en el viaje no les queda para la boda.

Obviamente a mi tía le acabé colgando el teléfono. No he vuelto a hablar con ella. Todo es por rencor porque no pude ir a la boda de mi primo hace diez años, porque se casaba él en Ceuta y yo no tenía ni día libre para poder ir ni dinero para hacerlo, ya que me acababa de comprar una casa recientemente y tenía que elegir entre dormir en el suelo todo el verano o ir a la boda, más o menos. Pero mi jefe de entonces me dejó ya sin remordimientos cuando me denegó el día. Ahí ya no podía decidir nada.

Otro amigo me suelta que no puede venir porque trabaja al día siguiente, y para entrar a las siete de la mañana al trabajo, se levanta a las tres de la mañana. Ojo, trabaja a diez minutos en coche de donde vive, no os lo perdáis. Yo todavía veo un misterio en por qué necesita cuatro horas para arreglarse para ir al curro, si encima trabaja de reponedor de supermercado. Está claro que, o bien necesita hacerse el "cinco contra uno" durante tres horas para aliviar la tensión de trabajar luego ocho horas entre tanta jamona, o bien es que el chaval tiene el bolsillo más pelado que el culo de un mono y le da vergüenza decirlo. Pero, ¿por qué no me lo dijo de primeras? Una amiga mía me lo dijo así y yo le digo que ole sus ovarios, no le guardo ni el más mínimo rencor, todo lo contrario. A mí me hubiera gustado que hubiera venido de todos modos, pero la pobre no puede dejar de pensar que va a estar fuera de lugar toda raída y sin un euro que invertir en mi regalo. Lo respeto.

Otro familiar mío me dice que justo tiene una citación para un juicio ese día y como no vive en Madrid sino lejos, ya le viene fatal ir a la boda porque no llegaría...

Hombre, ahí me cabe la duda razonable. Pero yo creo que salvo Urdargarín y demás personajuchos de la jet, ningún juez se toma la molestia de ir a trabajar en sábado.

En fin, que lo que peor me sienta es que no digan las cosas claras y a tiempo. Por más que les digo que tenemos que pagar el restaurante la primera semana de abril y que me confirmen antes de Semana Santa, todavía hay gente que me dice que no sabe si va a venir seguro. Pues a tomar por culo y tachados de la lista. En fin... Hombre, no se lo digo así, les digo eso de: Pues como el restaurante no admite muchos invitados de más por el tema de la limitación de pagos en efectivo (esto es totalmente cierto), corréis el riesgo de no poder uniros al convite, pero a la iglesia seréis bienvenidos, que ahí seguro que cabéis...

Así que le he dicho a O, que le digamos al restaurante cuatro o cinco menos de la cuenta que teníamos. ¿Que luego vienen esos cinco y otros tres más que no habían confirmado? Pues se quedan fuera los que no habían confirmado.

Más cosas, el dichoso temita del coche. Después de darnos la coña con el tema del coche todo el mundo, mi familia y la de O sobre todo, porque le robaron el coche a mi cuñado y coger un coche de 7 plazas, al final ni viene mi padre (me lo imaginaba) y la hermana de O y family al final van en su coche en vez de en el alquilado, entre otras cosas porque apareció el coche robado a su cuñado (milagro desde luego), pero vamos, sobre todo, porque la sobrina aparece con el novio cuando no contábamos ya con él y sumaba una plaza más que la capacidad del coche...

Yo no llevé a ningún novio mío a ninguna boda hasta que no cumplí los treinta años. Antes de esa edad, todo sujeto con el que me metía asiduamente en la cama (en la mía de mi casa, no en la de mis padres, que esto ni con O ni con ninguno otro ha sido posible), fuera de corto o de largo plazo el encamamiento, no tenía calificativo de novio el sujeto del colecho, al menos delante de mi familia, y por tanto, no me estaba permitido invitarlo de forma automática a evento familiar alguno

De igual modo, a las invitaciones de trabajo sólo he llevado hasta la fecha a dos novios míos, y a O le hubiera llevado este año ya, al ser mi prometido oficial, pero resulta que por la crisis cancelaron el coctel de Navidad.

¿Por qué la gente se piensa que lo que ellos consideran obvio no es obvio? No contaba con este chico. La última reunión en la que coincidí con él parecía autista, no abrió la boca, y cuando pregunté si iba a venir ni me respondió. Y la chica estaba todo el rato con el puto Whatsapp. Joder, cómo odio al whatsapp, pero sobre todo, a esta generación de catatónicos que se está forjando a base de no prestar atención a nada más que a su puto móvil, tableta o lo que sea que les impida mirar p'alante.

Sin ir más lejos, el otro día le robaron el móvil de las manos limpiamente a una amiga mía, D por más señas. Punto bueno, que no le hicieron daño, salvo el disgusto. Punto malo, que si en vez de dos raterillos adolescentes hubiera sido un mihura escapado de un encierro, mi amiga D no viviría para poder leer en mi boda. Pero yo creo que mi amiga D ya era algo despistadilla de antes de existir los Smartphones, lo único es que ahora se ha vuelto más si cabe.

Otro ejemplo: Mi hermana pequeña, un poco cascarrabias pero a quien tenía yo por un dechado de responsabilidad y de tener cuidado con todo, hasta extremos compulsivos, que no sé cómo consigue que no le rocen el abrigo cuando va en el metro, es increible, estaba recientemente trasteando con el móvil y ... Se pasó de parada de autobús.

La cosa no tendría más gracia si no fuera porque era un autobús interurbano y la siguiente parada estaba a dos kilómetros. Al final la bronca me la comí yo porque llegamos tarde a la prueba del vestido, ya que fui a buscarla y al final acabamos a la carrera. Espero que me lo laven antes de la boda porque sudando como un pollo que iba habré dejado todo el tejido lleno de rodales...


Sin ir con más desvaríos, parece que cada uno hace lo que le parece sin consultarme a mí, que soy la que se está currando y descuernando por organizarlo todo, y encima me tengo que comer el marrón de dar la cara ante terceros que me van a meter en un buen aprieto.

No todo es malo. También en momentos así descubres o redescubres a gente que antes eran conocidos o amigos sin más y te ayudan un montón. Por ejemplo, una amiga mía, con la que últimamente apenas me veo, resulta que se ha ofrecido para ayudarme en varias gestiones que ni mis propias hermanas, que van a estar liadas el día de la boda arreglándose o cuidando de mi padre y de la gata... Uff.

O el otro día, aunque no tenga que ver con la boda, descubrí a una funcionaria de la Comunidad de Madrid fuera de serie.

Resulta que iba yo ya desesperada porque el estanquero que me gestionó el cambio de abono era un sieso y un incompetente total y me había extraviado (pero no lo admitió) la petición de la nueva tarjeta. Como tenía un rato libre, me fui el martes a pedir cuentas al Consorcio del Abono Transportes pero me tocó una tía neutra que me pidió la hoja que tenía el estanquero. Total que salí cabreada maldiciendo a la tía, al estanquero y a toda la burocracia.Ya sin esperanzas vuelvo al día siguiente con una fotocopia de la puta hojita que anduve removiendo Roma con Santiago para conseguirla, visita incluida al estanquero con intercambio verbal de pareceres, cuando llego fuera de hora ya al sitio, y había un par de chicas gestionando. Le explico a una de ellas lo que me pasa y me atendió fuera de hora y además... Me hizo la tarjetita en quince minutos !!! A todo esto a otra chica que se le había extraviado la tarjeta le hizo otra en el acto y la tranquilizó sobre todo por que iba llorando como una magdalena...

Yo estaba perpleja, regresé a casa recuperando un poco la fé en el alma humana. Claro que yo creo que por cada persona que resplandece y hace la vida fácil a los demas (la funcionaria, mi amiga, mi suegra, etc.) hay seis personas que se empeñan en amargártela y hacértela difícil

Reflexionando un poco más, mi vida es así. Dar la cara por lo que hacen los demás ante los superiores, como el perro ovejero. El perro ovejero cae mal a las ovejas y le cae mal al pastor. Encima, las ovejas son muchas y el pastor tiene a su mujer, pero el perro ovejero suele estar ahí solito en su caseta inhóspita.

Y no sé si ponen de perro ovejero a los antipáticos o los perros ovejeros se vuelven antipáticos al tratar con ovejas tan díscolas y tan a su bolita o con pastores tan despreocupados de todo, que a fin de cuentas son sus ovejas y es su inversión, y el otro sólo es un perro, caramba...

Supongo que una vez pasada la boda y ya de viaje de novios en la playita me reiré de todas estas anécdotas, pero ahora entiendo por qué salvo para choricear, nadie quiera meterse a dirigir una nación entera. Si es setenta personas entre invitados y personas involucradas en la boda y ya me ponen de muy mala leche, no me quiero imaginar gobernando a cuarenta y pico millones de personas... Ahora empiezo a adorar a la Merckel. Es que yo creo que haría lo mismo si fuera ella. La única lástima es que no nací en Alemania, cachis con lo que me encanta la weiss Bier y las Wurtzs...




 

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