SEÑALES DE VIDA

Sí, ya sé que me váis a decir: ¿Dónde se ha metido esta mujer que desde hace semanas no da señales de vida?

Algunos ya habéis visto mi messenger aparecer fugaz y vago con el mensaje de “Estoy en Bruselas”, “Estoy en Luxemburgo”, o “Estoy preparando el viaje”.

Ahora voy a estar en Madrid unos días solamente y de nuevo la semana que viene fuera. Esto es un sinvivir. Además aquí hay un montón de trabajo, porque las reuniones generan más documentos y las que me pierdo aquí por estar allí – No tengo el don de la ubicuidad, aunque más de un jefe mío se hubiera frotado las manos de ser así – me generan luego más trabajo atrasado cuando llego.

Eso sí, esperado porque en cuanto tengo un momento miro el correo allá donde me pille y voy anotando la cantidad de horas extra que me esperan a la vuelta... Por no hablar cuando me pillen en la Escuela de Idiomas, que no doy señales de vida. Si no me incluyen ya en la lista de nominados a expulsión le va a andar la cosa de muy poco. Tengo la ventaja de que la semana pasada la profesora se puso mala – No hay mal que por bien no venga – Así que tengo menos faltas en mi haber. Si a eso se suma que el lunes pasado no era día lectivo y que una reunión la he tenido en plena Semana Santa – Si, por fastidiar mayormente, entonces las clases perdidas no son tantas. Uffffff.

A todos los que me habéis llamado, smseado, emailado, etc y habéis visto que pasaba de vosotros, por favor, tened compasión de mí. Tened en cuenta que el día tiene 24 horas y que mi trabajo me está absorbiendo todo el tiempo. Así que cuando tengo un día libre son tantas y tantas las cosas pendientes que no doy abasto. ¿Sabéis cuántas horas he empleado este fin de semana en poner lavadoras, recoger y planchar, limpiar, etc?

Si a eso se le une que mi padre se ha puesto enfermo y andamos a ver qué le pasa, pues os podéis imaginar.

Empiezo a estar un poco harta de tanto aeropuerto, avión, comida de compromiso, reuniones para discutir el sexo de los ángeles hasta las mil y monas, contratiempos estúpidos, ir a todos lados con mi micro neceser y luego descubrir que tengo una uña astillada y no puedo hacer nada porque no me podido llevar las tijeritas.

Otro problema que ya os comenté en su día es la batalla con la báscula a la vuelta. Tanta comida de compromiso y tan poco deporte – Bueno sí, tirar de la maleta y hacer pesas con las bandejas con el abrigo, el portátil, la bolsa de plástico, etc. Por no decir que más de una vez me han cambiado la puerta de embarque anunciada y ale, a correr por medio aeropuerto con mochila, portátil, bolso...Un rollo horroroso.

Yo ya no sé qué hacer. No es que me esté poniendo oronda, pero mi barriguita no es de Toblerone sino más bien como de nube de algodón, esas rositas y esponjosas que las aprietas y se van para todos lados. Pues lo mismo. Las lorcitas se están apoderando de mi cuerpo castigado por tanto viaje. Y es que es difícil encontrar brócoli y judias verdes en comidas de negocios. El otro día, después de dos semanas fuera, me lo pusieron como guarnición de un filete. Aleluya.

Luego viene otro problema. Y es que no puedo comprar comida muy fresca o se me pasa. Así que compro más precocinados para entre viaje y viaje. Y claro, esto también engorda. Por no hablar de la ansiedad y el estado de nervios continuo que llevo encima. Una debacle. Menos mal que he podido ir dos días al gimnasio. Al menos la grasa se está conteniendo un poco. Pero me parece que la operación bikini la estoy llevando muy mal este año.

Para rematar todo, esta primavera hay epidemia de embarazos entre amigos y conocidos. Esto ya es el no va más. Aquí en la oficina tengo ahora en mi despacho a una consultora que ha regresado de cliente porque está embarazada de siete meses y está próxima a cogerse la baja. Luego mi jefe, que ya ha sido papá hace unos días, mientras yo andaba por esos mundos de Dios dejando el pabellón lo mejor posible. Luego mi amiga Rosa, y el otro día mi amigo Alberto. Esto parece más contagioso que el sarampión, aunque en mi caso...En fin, que esto no hace más que recordarme mi condición de chica añosa, soltera y con el reloj haciendo tic tac de manera molesta en mi cabeza, como si fuera una concursante friki en una ghimkana monstruosa y tuviese que cruzar la castellana a la pata coja en menos de 20 segundos o así y de pronto una manada de abuelitas con bastón se me pone en medio...

No quiero entristecerme, pero bueno...Al mes que viene iré a la revisión ginecológica y espero que no me diga algo así: “Lo siento señora, pero sus órganos reproductores han caducado. Mejor dedique sus ahorros a ir pagando los trámites para adoptar un niño camboyano, si es que Angelina Jolie o Madonna han dejado alguno en el orfanato...”

Así no me extraña que me dé por suicidarme con los sandwiches de la máquina...

Comentarios

Entradas populares de este blog

LOS AMIGOS DE MIS AMIGAS SON MIS AMIGOS...

Aniversario del Divorcio

BENIDORM TOUJOURS MON AMOUR