Se acabó la semanita de fiestas...

JET-LAG DEL LUNES

No tuve puente, pero la semana pasada me ha dejado algo raro el cuerpo, mal acostumbrado a tener cuatro días libres de siete, al final ayer por la noche me dieron las dos y pico de la mañana y no tenía ni pizca de sueño. Menos mal que, previendo las malas consecuencias de la nocturnidad y alevosía, he puesto el despertador impenitente lo más alejado posible de la mesilla de noche.

Lo llamo despertador impenitente porque lo compré en una tienda de “Todo a cien” hace años y es algo así como una maldición. Lo primero es que tiene que estar poseído por un espíritu maligno, porque dura y dura y eso que no lo he cambiado de pilas desde que lo compré, debe ser que no usa de eso… Se ha quedado algo ronco pero, cual ser maligno, hace cosas muy raritas. Lo primero es que, lo pongas a la hora que lo pongas, va a sonar de forma imparable hasta que lo desconectes por completo. De nada sirve que pulses el Mute, la Pausa o lo que quieras, no tiene perdón de Dios y, además, pasado un minuto empieza a acelerarse como si tuviese un ataque y, o lo estrellas contra la pared o no se calla. Es más: Aunque lo estrelles contra la pared sigue sonando. Sólo se calla si le sacas la pila, pero para entonces ya estoy lo suficientemente despierta (y teniendo en cuenta lo finas que son las paredes de mi bloque, también el vecino).
Lo segundo de este despertador es que él solito viaja por la casa. Por la noche cuando llego me lo encuentro en la cocina o en el baño. Y a veces en el comedor, y jamás recuerdo como llegó hasta allí. Y lo segundo, y más terrorífico, es que, a veces, llego por la noche y lo encuentro berreando aún cuando está en Off. Si tuviera tiempo para ocuparme de las cosas paranormales, diría que tengo un espíritu en mi casa, ya que, además del dichoso despertador, se cae la pera de la ducha cada dos por tres, y las escobas del armarito escobero… Y además, pasadas ya horas desde que las dejé en su sitio…Pero como ando muy cansada, sólo me causan mala leche y no terror..

Volviendo al tema de hoy, esta mañana he puesto varios despertadores para poder levantarme y al final lo he conseguido pero ahora estoy como rara en la oficina… Además, se me ha tragado un euro la máquina de los sándwiches y estoy un tanto nebulosa sin calorías que llevarme al cuerpo…No sé cuántas tendrá un café de máquina, pero no creo que aguante hasta la hora de la comida…

Hoy es un día insidioso, además de lunes, hace un frío que pela, que da tremenda pereza salir de la cama. Además, toca visita al médico para ver si al final me cortan la pierna o dan con lo que tengo. Teniendo en cuenta que, la última vez que visité al médico por este tema me dolió la rodilla durante toda la semana, no puedo por más que deprimirme. Estoy pensando seriamente en ir a una curandera de esas, que más daño que el traumatólogo no me puede hacer ya… Bueno, ya queda poco para Navidades, valor…

Ahora me acabo de acordar de que este año se me volvió a olvidar poner adornos navideños. Es que cada año me motiva menos la Navidad, yo creo que desde que a los cinco añitos descubrí la identidad de los Reyes Magos, ya todo ha ido cuesta arriba… Además, en el cole cantábamos villancicos y hacíamos tarjetas horteras con polvito de colores brillantes espolvoreado, pero ahora recibo mails con pps de lo más politizados… Ya nada es inocencia y todo es consumismo… El sábado paseé por Madrid y parecía que la plaza Mayor estaba tomada por asalto. Miles de domingueros con pelucones horteras y demás accesorios ridículos entraban y salían en manada del metro en dirección a la plaza y a mí sólo se me ocurrió atrincherarme en el cine a las 8 de la tarde hasta que pasase la marabunta… Yo, que sólo quería pasear tranquilamente, pero está visto que en Madrid, desde el 1 de diciembre, sólo se puede ir a empujones por el Centro y hacer mil colas para comprar cosas ridículas… Ay, pobre de la gente que vaya al centro comercial y sólo necesite el pan y unas zanahorias, madre mía que cola se van a tragar…No entiendo, de verdad no entiendo qué afán de comprar y de salir por ahí a pasar frío y mojarse, sólo porque el calendario marca que estamos en diciembre!!!!

De pequeñita, no había funciones en el cole con vestidos de gasa cosidos por mamá o por la modista contratada. Comprábamos unas cartulinas, unas pinturas (que daba igual que fueran tóxicas, nos las comíamos igual) y un poco de pegamento, y nos inventábamos todo el atrezzo para disfrazarnos de Reyes Magos, pastorcillos o Michael Jackson, lo que hiciera falta. Además, en la fiesta del cole, cada uno traía para el piscolabis lo que podía: Unos trozos de peladillas rancias, un polvorón petrificado, unos panchitos caducados…Unos Peta-Z, daba igual, nos lo comíamos todo, y no nos daba ni un maldito retortijón de tripas… Ahora la gente vive entre algodones, menos las gitanas que vi rebuscando en el contenedor de la basura junto al Día del barrio de mis padres…Sacaron varios envases, digo yo que más que caducados, para ir a parar a la basura, pero las tías no se cortaban y llevaban un carrito, como si estuvieran haciendo la compra. A su lado, un niño muy sucio en un carrito más sucio aún y una manta raída… Y el niño tan contento, sonriendo…Como hablé el viernes en la comida con mi amiga M., la gente se está volviendo de un pijo insoportable… Ya nadie está contento con nada, todo el mundo quiere lo más de lo más, y no son felices en Navidades porque no les han regalado un PSP para ver las fotos del viaje a Cancún…


Yo, este año, he decidido que voy a pasármelo bien con el menor dinero posible, para llevar la contraria a los centros comerciales, patrocinadores de estas fiestas, que sólo se pueden llamar Saturnales romanas, porque de Navidad ya han perdido hasta el nombre.

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