Recados por Internet I

EN LA ERA DE INTERNET

Yo pensaba que, ahora que estamos en la era de Internet, el 99% de las gestiones habituales (comprar, reservar restaurante, pedir cita para el médico, encontrar hotel, pagar recibos, consultar estadillo bancario, contactar con el taller para una puesta a punto, renovar los libros de la biblioteca, etc.) se podrían realizar sin ningún problema mediante Internet. Ay, qué ilusa, Dios Mío.

Véanse varias situaciones recientes de ejemplo:

Ejemplo 1: Pedir cita para el médico.

Va a ser que, al menos en la Inseguridad Social, definitivamente no. Además, por teléfono es muy complicado. Te dan una tarjeta con un teléfono genérico que siempre está comunicando (lo descuelgan para que no les moleste mientras atienden a la marabunta en ventanilla que hace cola durante horas y horas). Así pues, conseguir una cita para ir a que te receten unas pastillas para la tos, es más caro en tiempo y coste de la llamada, que comprarlas directamente y sin receta en la farmacia. Para que luego se echen las manos a la cabeza de por qué nos automedicamos. Además, para recochineo, con la huelga de médicos, después de todo el esfuerzo y consiguiendo salir pronto del trabajo bajo la mirada acusadora del jefe, resulta que luego llega uno a la consulta y no ha venido el médico. Resultado: Cabreo, maldiciones para todo el sistema de la Inseguridad Social y cola de tres horas para pedir una nueva cita, que a buen seguro caerá en otro día que haya huelga… No solamente no es posible gestionar nada por Internet sino nada de nada ni aún en persona. Desesperante…

Ejemplo 2: Reservar un Restaurante para la cena del gimnasio.

La primera parte, la de hacerse con tipos de restaurante, precios aproximados, etc, mal que bien se puede conseguir si uno está ducho en el arte de “Googlear” y bucear, relinkar y demás lindeces por Internet. El problema es que el 90% de los sitios no tiene enlace a Web ni posibilidad de contactar o hacer reserva sino es directamente hablando por teléfono con el encargado…Para eso no hacía falta Internet, con tener esa mole llena de hojas, que usamos habitualmente para calzar muebles o los polis bananeros para golpear delincuentes y que recibe el nombre de “Páginas Amarillas”, bastaría. Se iría uno a la R de Restaurantes y, voilá, aparecería el teléfono y la dirección sin consumir tanto tiempo esperando a que el dichoso sitio deje de emitir popups sobre casinos online o tías en pelota picada que me desespera por completo. Además, mi experiencia me dice que, si un restaurante tiene una web muy currada y admite reserva por Internet, la comida debe ser insípida y horrorosa. Los mejores mesones están regentados por casi analfabetos y se anuncian muy poco, no les hace falta, porque el boca a boca funciona de maravilla.

Conclusión: Insuficiente. Creo que este año volveremos a ir al Chino de la esquina del gimnasio. Total, la cena es lo de menos, lo importante es tener fichada y cerca la discoteca a donde nos iremos a poner moradas de cubatas y desparramar como perras en celo…

Ejemplo 3: Contactar con el taller autorizado para una cita de revisión pre-ITV de Genovevo (mi coche fantasma).

Bien, la primera parte, la de localizar el taller autorizado más próximo a mi casa, el teléfono y el horario de atención todo estupendo. Ahora bien, inocente de mí, intenté enviarles un correo para pedirles cita, y después de dos semanas que pasaron de mí y no se dignaron ni a contestarme, llamé por teléfono. Me salió un centralita del tipo: Marque 1 si desea visitar nuestro Concesionario, Marque 2 si tiene una avería urgente, Marque 3 si su incidencia es de chapa, 4 si su incidencia es mecánica (ein?) en otro caso , espere… Esperé y esperé. Después de ocho minutos me pasan con una operadora quien busca a ver si está el encargado del taller (que no va con mono ni nada de eso, va con traje y corbata y se dedica a intentar clavarte siempre más de lo que habías calculado por el arreglo. Primero te dice: Nada, eso son sólo 50 euros. Luego, cuando ya has dejado el coche, te llama y te dice: Uy, hemos encontrado que se ha descaforciado el manguito del núcleo del reactor nuclear (sin palabras, qué modernos es mi pobre utilitario coreano, jolín) y luego, cuando vas a pagar, no falla, sea lo que sea, de 250 euritos no baja, y minimo 3 ó 4 días en el taller.

Esta vez, y a mala fé, voy a dejarlo antes de irme a Torremolinos para que duerma calentito toda la semana y me lo vigilen los del taller, así el mayor vandalismo que me encontraré es el cenicero lleno de colilla del notas que se ha tirado supuestamente dos mañanas enteras sudoroso bajos sus tripas…

Conclusión: Insuficiente también.

Ejemplo 4 : Renovación de libros en la biblioteca municipal (Inaudito, per sí, funcionó)

Estoy que no quepo en mí de gozo, y creo que esto es lo único positivo que le veo al reinado del Faraón Tutankamón, el poder renovar los libros por Internet.

El caso es que hay que saber manejarse, y haber obtenido previamente un carnet con código de barras para acceso digital. También hay que ser un pelín avispado para entender que, en el campo que dice: Introduzca el código de barras, no hay que ponerle un dibujo tal cual el rayado del carnet sino sólo el número que viene debajo. Entiendo que esto es que lo han hecho pensando en los bibliotecarios que cuando llegan a este punto, pasan el carnet por su lector óptico, pero bueno, aún así, la gestión no queda demasiado chapuza… Al final, como siempre, al cabo de dos horas, me envían un email confirmándome la gestión y la nueva fecha de devolución. No está mal. Así deberían haber sido las otras tres gestiones anteriores.

Bueno, próximo día prosigo con más ejemplos.

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