Tres embriones

Dice el refrán: “¿No quieres caldo? ¡Pues toma tres tazas! Creo que eso es lo que me puede pasar a mí, porque hoy me han transferido tres embriones, dos de buena calidad (aunque no óptimos) y otro regularcillo pero con posibles. Me quedan todavía tres embriones de tipo regularcillo que estarán en estudio hasta el lunes y si sobreviven los congelarán. La verdad es que hasta aquí este ciclo ha sido un éxito: He producido un montón de óvulos, me han fecundado nada menos que seis de ellos (el doble que en el mejor ciclo de hace dos años), y encima han aguantado todos hasta la transferencia, si bien debo decir que el médico decidió adelantarlo un día. Dice que para darle más opciones de supervivencia a los mejores. Yo creo cínicamente que porque quería hacer la transferencia él mismo ya que tengo un útero de forma complicada y no se fiaría mucho de su suplente de fin de semana. En cualquier caso estoy muy contenta, ahora sólo falta que al menos alguno de los tres se quede aquí con O y conmigo hasta completar los nueve meses de embarazo. Pero, ¿y si aguantan los tres? Dice el médico que hay sólo un 1% de probabilidad de que esto ocurra frente a más de un 50% de probabilidades de embarazo que tengo poniéndome tres embriones en vez de dos, que suele ser lo usual. Más de tres embriones creo que no es legal en España y sólo ponen tres cuando se dan fallos repetidos y la paciente tiene más de cuarenta años, y en mi caso se dan las dos circunstancias. Pero, ¿y si al final acabo con familia numerosa así de golpe? Bueno, lo importante creo yo que sería que tanto los bebés como yo estuviéramos bien, el resto es cuestión de logística. Mis padres tuvieron cuatro hijos y no nos hemos muerto por ser pobres. Eso sí, creo que íbamos mi novio y yo a tener que jugar al tetris con el espacio y hacer magia para pagar niñeras, pañales y potitos. Bueno, debería ver la primitiva que eché ayer, más que nada porque igual vienen con un pan debajo del brazo… En fin, qué poco cuesta soñar ahora que tengo casi dos semanas por delante hasta saber si han prendido y más de tres para verlos en una primera ecografía. De momento tengo que volver al ritual de pinchazos, pero esta vez sólo es una inyección y se puede llevar en el bolso porque es una jeringuilla de heparina. Está el coñazo de los óvulos de progesterona, que te dejan los salvaslips con una plasta amarillenta que es tan espesa que cuando te los quitas si no te has hecho las ingles brasileñas, te las hace de cuajo. Lo único bueno de los óvulos es que te los puedes poner de cuclillas en un baño, eso sí, te tienes que lavar a conciencia las manos, así que si estás fuera de casa, ya tengo que ir pensando en limpiador de manos en gel y muchos kleenex. Ah, y nada de entrar en tascucias con baños de esos que no cierran las puertas o no puedes encontrar la postura, porque lo llevas claro… Luego me han recetado también un montón de cosas. Total, que he cambiado el quimicefa por una versión descafeinada que es la heparina, y los parches de testosterona por los óvulos pegajosos. Además, la metformina, la vitamina “all in one” que suple tres pastillas y el adiro. Vamos, que cuando salga con mi chico de vacaciones por ahí la semana que viene lo van a flipar en el escáner, porque un bolso va a ser íntegro para llevar la medicación. Menos mal que le he pedido a mi médico antes de que escapara corriendo de fin de semana que me hiciera un informe y me pusiera por escrito tanta medicación necesaria de llevar en el equipaje de mano. Sí, hace dos días que me perforaron trece veces, y ya estoy pensando en irme de vacaciones con mi chico, pero es que esta sería la primera vez que tenemos esta oportunidad desde que nos conocimos. Eso sí, con la poca pasta que nos queda, tendremos que contentarnos con irnos tres días a un hotel baratito, con nevera, eso sí, para guardar la medicación. Lo más gracioso de la transferencia fue cuando el médico le dijo a mi chico que si le daba impresión la escena, que se agarrase por si se mareaba. A ver: Yo ahí toda despatarrada, con el espéculo de plástico abierto a tope, una cánula larga dentro del útero, y el vientre embadurnado en gel, pues hombre, no es lo que se dice una visión romántica de mi persona, pero de ahí a caerse redondo… Pues parece ser que hay hombres que se desmayan. En fin, sin comentarios. Los embriones muy monos ellos, bueno, es un acto de fe porque sólo ves un punto blanco que es el líquido donde van, los embriones en sí son más diminutos que el punto de la i. Estoy contenta, muy contenta, y lo estaré mucho más cuando nos digan que hay embarazo. Ahora toca esperar la betaespera, pero intentaré hacer vida normal, claro que para el médico hacer vida normal es tipo monja de clausura: Nada de alcohol, nada de sexo, nada de deporte, nada de ir a la piscina o al mar, nada de saunas o spas, nada de agotarse, nada de coger pesos, nada de ibuprofeno cuando me duela la cabeza, nada de emociones fuertes… Deberían abrir clínicas de vacaciones post transfer para que nos recluyamos las mujeres en betaespera donde nos pongan camillas con mantitas y sesión continua de comedias y series de humor, mucho acuarius, muchas nueces, nada de ver telediarios ni nada de engancharse a Internet. Ah, y mucha meditación zen para llenarse de energía positiva. Yo de momento voy a darle otra vez un buen meneo al cuenco tibetano que me está trayendo suerte desde que me lo regaló O en julio…

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