Stop al a la incontinencia del móvil

Sin entrar en regodearme en la tragedia ferroviaria de hace una semana, hay algo que parece cada vez más claro: Las nefastas consecuencias de estar todo el día pendientes de las llamaditas o mensajecitos de todo el mundo.

Llegadas a sus últimas consecuencias, fallecen personas.

Hace ya muchos años, una famosa serie de televisión mostraba en un capítulo el fallecimiento de uno de los personasjes principales por andar distraído hablando por el móvil.  Intentaba ejemplarizar, pero la gente sigue cogiendo el móvil al volante, con consecuencias nefastas. Y no sólo al volante.

La gente cada vez parece más poseída por el diablo de la comunicacion instantánea.

Hace varios siglos, las comunicaciones eran por recaderos, cartitas que llegaban varias semanas después de haber sido escritas y poco más. Las respuestas tardaban otras tantas semanas o meses. O no llegaban nunca, rompiendo corazones,  como la famosa canción de Elvis "Return to sender".

Yo he vivido durante meses pendiente de una carta, de un mail, de un novio lejano, sin dinero ni medios para andarnos llamando por teléfono, y menos móvil, no existían. Ese tipo de comunicación se ha perdido ya.

Luego surgió el teléfono, pero era fijo, de modo que era limitado el coñazo que te podían dar. Además, no te llamaban ocho veces a la hora de la siesta para intentar venderte Dios sabe qué. Ahora salvo las madres o los vendedores de ADSL nadie llama al fijo.

Pero con la llegada de los móviles las cosas se complican más y más. Lo que debería ser una ventaja se ha convertido en una obsesión que nos va a llevar a la ruina.

Todo el mundo, esté haciendo lo que esté haciendo, una vez que suena el móvil con esa música estrepitosa de canción del verano, se matan por cogerlo. Y si lo dejas sonar, peor, te miran fatal en la oficina, en el vagón de metro o donde estés, así que hay que hacer siempre algo rápido cada vez que suena el móvil, bien responder o bien colgar.

Luego llega la decepción: No hay llamada del concurso millonario de la tele ni para ofrecerte el empleo de tu vida.

Tampoco se trata de una temida noticia urgentísima, justificación que todos ponemos para dejar estrellar tres botellines de cerveza contra el piso del portal al coger la llamada del tonto de turno que se aburre mucho y ha decido a las once de la mañana un día de diario que va a llamar a fulanito que hace mucho que no sabe de él y contarle que se ha comprado un coche nuevo.

Hay mucho ocioso suelto con poco cerebro. Ese es el gran mal de la sociedad. Y además  se creen con todo el derecho del mundo de jorobar a amigos y conocidos llamándoles o enviándoles whatsapp cada vez que se aburren. ¿Por qué no miran las noticas o leen un libro? O, mejor, ¿por qué no se apuntan de voluntarios a cuidar ancianos por ejemplo?

Obviamente el problema es que hay muchos igual de ociosos que se lo consienten. Y si no formas parte del grupo de gente con incontinencia comunicativa, te van excluyendo socialmente.

Yo me pregunto: ¿Qué necesidad hay de estarse comunicando cada vez más para decir cada vez más sandeces? Porque, ¿qué le importa a nadie salvo mi médico internista de qué color hago las caquitas o si tengo problemas de estreñimiento? ¿y lo que comí ayer es tan importante como para llamar a un amigo sabiendo que estará trabajando y probablemente enfrascado en algún marrón gordo?

Pues así es la gente, cada vez más obsesivos interrumpiendo las vidas normales de la gente sensata. Y cada vez más gente sensata dejando que estos zombies tecnológicos les coman el cerebro y les conviertan en "muertos vivientes".

La humanidad se va a extinguir, pero no por la contaminación, el hambre, la falta de agua o de petróleo. No, la humanidad se va a extinguir por falta de estar a lo que hay que estar.

Hoy son 80 víctimas en un tren, mañana 200 en avión, después, no sé, 5000 porque un Homer Simpson de una central nuclear no reaccione a tiempo y deje escapes radiactivos mientras sucumbe a la charleta intrascendente con amigos.

Reiros, reiros, pero esto es así, no ha hecho más que empezar.

Por otra parte, la crisis provocada por estos Iluminati, hace que se reduzcan los controles de seguridad automáticos, dejando cada vez más vidas humanas en manos de descerebrados.

Ellos lo quieren así porque les sobran proletarios, ya tienen bastante cuidado con los que controlan su seguridad personal. Así que el cóctel explosivo está servido: Menos seguridad automatizable y más estupidez humana.

Espero que mis hijos no salgan así, en fin...

Ah, por cierto, ya están dos embris conmigo. Intento distraerme y no betadesesperar, pero bueno, os lo cuento para que lo sepáis. El día 12 sabré algo, ya os contaré. De momento, estar a lo que puedo estar ahora, que son mis tareas habituales, trabajo, estudio, recados...

Y no, no tengo Smartphone, valoro mucho la comunicación asíncrona.

A mí me gusta mucho quedar con un amigo durante dos horas a tomar un café o una caña y ponernos al corriente de nuestras vidas o charlar sobre temas de actualidad.

Pero esas dos horas decido yo (y mi amigo) cuando queremos y podemos dedicárnoslas. Y sin interrupciones, en un ambiente agradable.

Odio a la gente que está contigo físicamente pero realmente está todo el rato pendiente de otros al móvil. Son como los que están haciendo el amor con su pareja y pensando en el buenorro o buenorra de turno, infieles de espíritu.

Pues estos iguales, están contigo pero realmente estando con otros. Yo  cada día dejo a más gente de esta por el camino, prefiero pocos amigos y buenos que muchos y malos. Y ese es el problema de la sociedad actual, la insoportable levedad de la comunicación, abundante pero de mala calidad.

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