HINCANDO CODOS


Si me hubiera metido a monja, no hubiera estado más recluida de lo que ya he estado este fin de semana, y encima por obligación, que no por devoción...

En primer lugar está el tema del examen del CISA. Para los que no estéis duchos en temas de informática, este examen te da la habilitación como Auditor Internacional de Seguridad de Informática y Telecomunicaciones. No escribo eso de IT porque otras veces lo he hecho inconscientemente y luego me han preguntado los amigos que no pertenecen a este oscuro mundo de Morlock por el significado jeroglífico de la terminología empleada.

Tengo el dichoso examen el día 8 de diciembre. Sí, fiesta, sí. A estos yankies les de lo mismo las fiestas locales, nacionales, etc de los países donde convoca estos exámenes. Eso sí, su cuatro de julio es sagrado....Grrrrr.

Esto significa que me voy a jorobar bien el puente de la Constitución. Pero aún más, que me quedan seis semanas escasas y 180 hojas, un CD de ejercicios y una vuelta de repaso a todo el temario... Entenderéis por qué estoy de los nervios.

Por si esto no fuera poco, para que no me echen a patadas de la EOI, - Escuela Oficial de Idiomas - tengo que entregar esta semana un ensayo de cuatro páginas y en Navidades otro más sobre el libro de lectura obligatoria. La gramática y los ejercicios de clase me los pueden perdonar pero los entregables, ay, los entregables no me los perdona ni Dios.

Y yo encima que lo peor que se me da es construir frases hiladas en francés que digan algo más profundo que eso de : “La adition, sil vous plait”

Para guinda de este fin de semana “intramuros” es que mi chico tiene un trancazo de los que hacen época con una tos seca pero de esas tan repetitivas y tan condenadamente insidiosas y alevosamente nocturnas, que no sólo no me deja dormir a mí sino creo que a todo el barrio, que a veces dan ganas de ponerle un almohadón en la boca para que me deje dormir... Pobrecillo, qué cosas digo, con lo majo que es...Es que no tiene costumbre, en esto de padecer catarros, es la primera vez que le veo agarrar un catarro y que le dure más de una semana. Será que se está haciendo viejecito ya...

Además de todo, el chaval es kamikaze, que el viernes se me vino sin cazadora, abrigo o prenda más pesada que un simple jerseicillo. Pero si salimos el sábado por la noche a comprar un par de kebabs para la cena y se me estaba congelando totalmente...

Así las cosas decidí ayer romper algo la reclusión y me puse a limpiar un poco el coche y decidí sacarle a dar una vuelta, no se crean los municipales que está abandonado porque lleva varias semanas en la calle de al lado lleno de papelajos de propaganda y con más mierda que el sobaco de Búfalo Bill.

Además de tomar un poco el sol mientras limpiábamos el coche, tuvimos ocasión de hacer algo de deporte al departir “amistosamente” con una avispa que estaba dándonos la coña, la muy puñetera se escondía dentro de una llanta y salía cuando menos se la esperaba persiguiendo al que no llevaba el flu-flú encima, hasta que cogimos otro bote y le pusimos de Cristasol hasta las antenas. Luego de dejar a la avispa saliendo derrotada a su avispero en un árbol cercano, salimos por la M40 – Oye que cada vez con más baches o mi coche tiene cada vez peor la amortiguación – y aproveché para dejar a mi chico en casa de sus padres e ir a visitar también yo a los míos. Como nos levantamos con la hora antigua, pero conscientes, eh?, pude encontrar sitio fácilmente en el barrio de mis padres antes de que llegase la “Procesión de los borrachos”, que es como llaman mis hermanos al trasiego de coches por doquier entre las 14:00 y las 15:30 para inflarse a cañas en los bares de su barrio. Copan cualquier sitio, aceras, dobles y triples filas, la rotonda, delante de los garajes, parada de autobús, donde sea, con tal de no moverse a otro barrio a aparcar y tener que darse un “maratón” de doscientos metros... Debe ser que estos cervezófilos a la quinta caña ya no saben dónde han dejado el coche y por eso lo quieren bien a la vista...

Pero al fina el ahorro de tiempo por llevarme el coche no fue sustancial, porque a la vuelta, tuve que tirarme casi una hora dando vueltas como tonta porque todo el barrio estaba abarrotado de coches. Y ahí no había sitio no sólo en mi calle sino tampoco a dos kilómetros a la redonda. Al final di como once vueltas y a la número doce tuve suerte y encontré un coche que salía y ahí me tiré a aparcar, en la calle de al lado encima, y muy cerca de donde lo había dejado la otra vez. Cada vez está peor aparcar los fines de semana en mi barrio, yo cada vez siento más pereza de tener que coger el coche, porque luego lo paso fatal para encontrar sitio y tengo que hacer unas maniobras de lo más difíciles para meterlo en los huequillos que consigo encontrar. Teniendo en cuenta además que la marcha atrás está de penita, salgo sudando la gota gorda. En fin...

Por cierto, antes de que se me olvide, una anécdota curiosa, que me pude reír un montón este sábado.

Estaba yo con mi chico para bajar la basura. Teníamos pillado el ascensor, la basura dentro y de pronto a mi chico se le olvida una cosa. Yo, que estaba con las llaves en la mano me voy a buscar lo que él quería dentro de casa. Como no lo encontraba, le pregunto, él sale un segundo del ascensor y voilá , un vecino que se nos lleva el ascensor... Con bolsa de basura incluida. Estuvimos haciendo apuestas sobre la cara que se gastaría el vecino cuando viera “el regalito”. Desde luego que no nos preocupamos mucho por si nos robaban la basura, ya que al no ser famosos ni estar bajo vigilancia policial, el contenido de nuestra bolsa de basura era algo que nadie se iba a molestar en hurgar...Así que al rato cuando terminamos de buscar lo que necesitábamos, salimos, llamamos al ascensor y ...Allí estaba la bolsita de basura, que había vivido mundo, je,je.

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