METABOLISMO LEEEEENNNNNTOOOOOOOO


Ayer hojeando una revista hice un estúpido test sobre mi metabolismo, de tal modo que me he enterado de que no tengo problemas para adelgazar, sólo que tengo un “Metabolismo Lento”. Ay, debe ser lo único lento que tengo últimamente porque por lo demás voy volada a todos los sitios.

La verdad que, analizando las preguntas, parece engañoso el tema, ya que al ser un test universal, algunas preguntas me hacen sospechar que el diagnóstico no es muy correcto, a saber:

Cansancio, dolores intestinales, pocas horas de sueño, jaquecas, alergias, acné...

Y digo yo: ¿No será el cansancio porque hago una hora todos los días de ejercicio intenso, me levanto con las gallinas y me acuesto con los búhos? ¿Y no serán los dolores intestinales porque hace un mes y pico que no voy a comprar y me estoy terminando todo lo que pillo por la nevera que no lleve más de dos semanas caducado?

Y respecto a lo de que duermo menos de seis horas... No, no tengo insomnio. De hecho ayer me acosté y sólo me dio tiempo a apagar la luz, ni sé en qué postura me quedé dormida porque fue inmediato...

En cuanto a lo de las jaquecas, pues normal: Si te levantas a las cuatro de la mañana para coger un vuelo a las seis, te recorres medio París a la carrera, soportas diez horas de trabajo en otro idioma y otras condiciones, mal comes, no meriendas y te vas a la carrera a coger el último vuelo de vuelta a Madrid ese mismo día con lo que llegas a casa derrengada a la una y pico de la madrugada, pues normalísimo que al día siguiente y al otro tengas jaqueca, teniendo en cuenta además que no vas preparada para soportar con una americana de verano temperaturas de diez grados allí en Francia y de vuelta en Madrid de treinta y cinco. Como que el cuerpo está desorientado y machacado.

Tema de alergias y acné, pues idem de idem, los poros de la piel no están acostumbrados a meterlos en cuatro aviones por semana, diferentes condiciones de altitud, temperatura y humedad y al hecho de no poder llevar tus cremas en condiciones y usar siete jabones diferentes en menos de cuatro días... Eso por no hablar de la comida, del agua y de la contaminación. Normal que tenga alergia, lo raro es que no me salgan ronchas y llagas como a la niña del exorcista...

En conclusión, que mejor dejo de hacer test y me pongo a dieta como Dios manda.

Sí, de verdad. El hecho de que los hoteles no tengan báscula y que la comida en otros países es algo que engorda definitivamente me ha machacado estos últimos meses.

La comida en otro país, al ser diferente atrae, y además, los compromisos de negocios no te permiten eludir comidas o cenas con el resto de los colegas y tampoco vas a coger una ensaladita huérfana, so pena de que consideren que desprecias la comida del lugar o que tienes una extraña relación con la comida ....

En definitiva, que cuando estás fuera de tu entorno habitual, descontrolas con la comida. Lo mismo ocurre en vacaciones, festivos, Navidades, cenas o comidas de empresa, cumpleaños, etc. Todo un sinfín de eventos sociales y compromisos de trabajo que no tienen compasión con el sufrido metabolismo de una treintañera preocupada por su imagen y por su colesterol.

Y yo me pregunto cómo lo hacen otras colegas u otras profesionales. Bueno, por aquí no conozco a otra colega que tenga tanto trajín como yo, quizás alguna chica del departamento comercial, pero me parece que no están más delgadas que yo, lo que no me consuela nada. Eso sí, visten mejor y les queda mejor la ropa, quizás porque no la compran en el “Corte Chino” de Carabanchel sino en tiendas de diseño.

Oye, igual es una opción para mejorar mi imagen dejando al margen la batalla contra la celulitis inducida...

Voy a fijarme en business-women delgadas. A ver, por ejemplo, la más cercana: Esperancita. Bueno. Esta señora sé de buena tinta que lucha contra la celulitis inducida haciendo deporte por la mañanita temprano en su gimnasio particular y quizás con un preparador personal, como Madonna, dado que no la veo apuntándose a clases colectivas en un gimnasio de barrio, ni creo que tuviese tiempo de sacrificar sus numerosas cenas protocolarias para irse a contorsionar en una clase de Pilates, luego debe levantarse temprano y hacer deporte antes de arreglarse para ir al trabajo.

Pero mi problema es que si me levanto más temprano, mejor no me acuesto. El problema añadido es que mi sueldo no me da para tener asistenta, lo que hace que me tenga que dedicar por la noche muy de noche a dedicarle los mínimos a mi casita y a mi ropita. Eso hace que me acueste muy tarde y que, aunque me levante muy temprano, estoy tan zombie que lo que menos me apetece es bajarme a hacer footing. Además, esta señora saldrá a correr con escolta, pero yo no. Y en mi barrio, vete a hacer jogging a las cinco de la mañana que desapareces antes que un saco de donuts a la puerta de un congreso de bulímicos.

No obstante, por si alguno está interesado, expondré aquí algunos consejos y conclusiones basadas en mi experiencia y en la lectura de algunos informes más o menos fiables:

1.- Contar calorías no sirve de nada, a menos que uno quiera presentarse al concurso ese de Cifras y Letras. La Bridget Jones anglosajona, además de bulímica, sólo utilizaba la neurona sana para realizar cálculos estúpidos para justificar sus ataques de glotonería.

2.- Perder peso y adelgazar no es lo mismo. Si uno quiere perder peso, mejor se corta las melenas o un brazo, que así deja más contenta a la báscula. Adelgazar en el buen sentido de la palabra es perder grasas, aunque se aumente de peso, que suele ocurrir cuando haces deporte habitualmente. Justificación: Véase las clases de Física y Química de séptimo de EGB ( no sé si ahora con lo de la ESO se ven estos conceptos, igual no).

Veamos, el peso es la fuerza con la que la Tierra nos atrae que depende de una constante que no varía (por eso se llama constante) y de la masa corporal, que es la cantidad de materia que tenemos dentro de la piel y contando la piel, el pelo y las uñas. Así que chicas, se queréis bajar de peso, cortaros las uñas y el pelo habitualmente... Ja,ja.

La Masa tiene que ver con la densidad, es decir, lo apretaditos que estén los átomos dentro de un lugar llamado Volumen. Es decir, que si tengo 1kg de chicha en un tamaño de 1 dm3 viene a salir una densidad de 0’001 Kg/m3 (ale a revisar las unidades, etc). Pero si esa misma chicha ocupa más la densidad es menor. La masa y el peso serían lo mismo.

Entonces la cuestión es: ¿Qué es lo que necesito? ¿Entrar en una talla 38 o simplemente no pasar de los 55Kg de peso aunque no me importe tener un culo como un globo aerostático?

Supongo que la mayoría contestará que lo primero, es obvio. Pero parece no tan obvio porque he leído estupideces como la de no hacer ejercicio cuando se está a dieta porque “se engorda”. Hombre de Dios, si engordar = aumentar de peso, pues lógico porque el músculo es más denso que la carne y por lo tanto, si reemplaza el volumen ocupado por la celulitis pesará más. Pero si lo que queremos es reducir volumen, habremos de saber que el músculo, aunque al generarse se aumente algo de peso, al reemplazar la grasa sobrante, ocupará algo menos de volumen.

Y, ademas, en cualquier caso, no es necesario practicar halterofilia o lanzamiento de martillo, que eso sí que nos pone como “mulitas” sino que se puede optar por realizar deportes aeróbicos que queman grasa sin necesidad de anabolizar excesivamente. Lo que ocurre es que si anabolizamos, es decir, si incrementamos nuestro músculo, aumentaremos nuestro metabolismo basal. Es decir, que la misma cantidad de masa pero muscular en vez de grasienta, hace que necesitemos más calorías para darle nutrición y eso hace que nuestro metabolismo basal aumente.

De forma análoga, hay que tener cuidado al adelgazar, porque si se hace mal, se puede dañar la musculatura con lo que a lo que una engorde luego, engorda de grasita nada más, que ocupa mucho más volumen. ¿Capito? Así que como norma número 1, no obsesionarse con la báscula. Mejor hacerse con una cinta métrica para comparar medidas.


3.- El pan no engorda, engorda si es blanco y metes entre medias embutido procesado.


Hay una gran leyenda negra sobre el pan, el arroz, las pastas, las patatas, la cervecita, el vino y demás carbohidratos y bebidas alcohólicas. Fama desmerecida, porque en tiempos de Jesucristo, de Marco Polo y de Colón se ha comido una jartá de pan, de arroz y bueno, las patatas las trajeron de América y allí los indios no estaban muy gordos que dijéramos. Y anda que no se ha bebido cerveza y vino...

En resumidas cuentas: ¿Cómo es que hasta hace cien años la gente ha tomado todo eso y no ha engordado? Pues muy sencillo: Porque no había refrescos de cola comerciales, ni bebidas carbonatadas industriales, ni pan de molde, ni galletas rellenas de chocolate, ni caramelitos con sabor a frambuesa, ni precocinados de dos minutos al microondas ni pizzas envueltas en plástico ni hamburguesas de dos minutos.

Luego, ¿la culpa es realmente del pan o del abuso de los “carbohidratos encubiertos”? Veamos un ejemplo:

Un refresco comercial carbonatado de 200 ml tiene 250 calorías, y más azúcar que tres rosquillas caseras. Aunque sea light, no deja de tener enjundia, ya que el agua carbonatada de por sí daña el metabolismo al privar de oxígeno a la sangre (efecto reductor del oxígeno). Eso sí, como eliminador de radicales libres no tiene precio...

Una cerveza de 200ml tiene 80 calorías. Un vaso de vino de 200ml tiene 130 calorías, la mitad que un refresco. Y si vamos a mirar, el problema de los refrescos no es tanto en sí las calorías como que éstas provienen del azúcar. De hecho existe ya una denominación por la adicción al azúcar que es lal llamado “Enfermedad dulce” que es la causante de tantas diabetes y desórdenes alimentarios.

4.- El estrés engorda. El estrés engorda porque produce ansiedad y la ansiedad se suele paliar no con Valeriana, que sería mucho mejor sino con comida. Así que antes de abrir un paquete de patatas fritas por la noche tras una dura jornada de trabajo, mejor tomarse una tilita relajante. Yo estoy ahora intentando calmar la ansiedad nocturna – Palabra que existe tal ansiedad y que está generalizado el tema, que he comprobado que mucha gente que no come en exceso durante el día por estar en tensión, por la noche necesita atiborrarse para relajarse y poder dormir bien. Y además, no se atiborran de piña o lechuga no, el cuerpo demanda salados, encurtidos, picantes, grasas o dulces, o sea, todo lo que hace engordar. Además, está el peligro de comer antes de irse a dormir con lo que uno acaba pensando que mejor tira la toalla...Pero no, antes de pegarse un buen atracón, prepararse una infusión calentita y calmar la ansiedad un poco. Es mano de santo...

5.- No dormir también engorda. Para mi desdicha, no dormir las horas recomendables también engorda, porque el cuerpo está en estado de alerta y al no completar procesos metabólicos normales se alteran las hormonas y en concreto hay una que hace que el cuerpo esté hambriento. Esto en mi caso tiene poca solución, salvo el dormir más el fin de semana e intentar controlarme el resto de la semana. Ahora que ya sabiéndolo estoy más alerta, claro.

6.- Ser infeliz engorda y ser demasiado feliz también.

Cuando eres muy infeliz, te deprimes. La depresión te altera la serotonina en el cerebro y se calma comiendo sustancias adictivas como el azúcar, el chocolate, etc lo que hace engordar. Ser muy feliz hace que te importe un rábano la dieta, que estés como en una nube y que no te preocupe las posibles consecuencias de un chultetón entre pecho y espalda.... Así que hay que ser moderadamente feliz, ojo avizor en controlar los exceso, caramba.

Bueno, os dejo que si no dormiré muy poquito y engordaré más....




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