EN LA CUERDA FLOJA

Bueno, ya he vuelto de la punción y estoy en la cuerda floja, porque sólo han sacado tres ovocitos que supongo que estaban maduros para fecundar porque no me han llamado de la clínica para avisarme de que mejor los congelábamos para otro ciclo…
De los nervios y el estrés de las banderillas ahora comienza la telefonoespera, o sea, el esperar a que llamen del laboratorio con la información de los que han fecundado y la cita para la transferencia el lunes.
Por un lado, ahora suponemos que los óvulos estaban bien pero falta saber mañana si han fecundado. Y lo peor es luego esperar al lunes y rezar porque los embriones no se paren como nos pasó la otra vez con dos de tres, que sólo me quedó uno para la transfer.
Prefiero no pensar en estadísticas, porque si no me tendría que sacar ya fuera de posibilidades y la experiencia me dice que no hay nunca dos ciclos de invitro iguales, por lo que no debo aplicar las mismas estadísticas.
Además, ayer me enteré que una chica de la clínica había conseguido un embarazo en unas condiciones peores que las mías así que hay que ser optimista y pensar que he producido pocos óvulos pero que han sido cuidados como si fueran las joyas de la Reina de Inglaterra.
La anestesia es algo que siempre me da respeto y además no hay dos sesiones de quirófano iguales. La otra vez me tuvieron esperando un montón y no había manera de dormirme. Recuerdo que me decían: Piensa en algo agradable, y yo pensando en unas vacaciones en Fidji con George Clooney de camarero poniéndome un Capuccino frappé mientras John Malkovitch me untaba tostadas de queso Philadelphia bajo un cocotero pero ni por esas, que al final fue abrieron el gotero a tope de impaciencia que tenían por comenzar y noté una sensación de vértigo tremenda como si me cayera por el Black Hole del Aquópolis y me dio una angustia bestial…
Esta vez ha sido todo muy rápido, me pusieron la vía y enseguida me dijo el anestesista que me iba a marear un poco, pero yo le contesté: “No, yo creo que me estoy mareando ya y…. Zas ni tobogán ni ovejitas luceras ni anuncios de Nespreso, que el siguiente recuerdo que tengo es el de estar registrando en sueños en una Excel los datos para la declaración de la Renta o algo del trabajo y luego despertarme de golpe y preguntar ansiosa a la doctora: ¿Cuántos, cuántos han sacado? ¿Ya han sacado todos?”
Estoy todavía algo cansada y dolorida pero creo que voy a coger a mi chico y vamos a salir a la calle a dar un paseo y tomar algo, porque creo que he vuelto del más allá con un hambre de naúfrago, que nada más llegar a la habitación ya le pedía a mi chico un cruasán a la plancha y me ha traído la enfermera unas galletitas con una infusión.
Hay chicas que vomitan, otras se duermen y a mí me da hambre. Ya sé que soy rara, lo reconozco .

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