PRIMER CAMBIO EN MARZO


EMPIEZA EL CIRCO.

No, no me refiero a ese de los payasos con Fofó, Gabi, Miliki, Fofito y Milikito el del cencerro (uy cómo ha prosperado el Emilio Aragón), el ¿cómo están ustedes? Bien…No, me refiero a toda la parafernalia involucrada en los cambios que, como os anuncié, voy a introducir en mi vida. Y digo bien, voy a introducir, porque yo soy la actora de todos esos cambios y no la espectadora.

Primer cambio importante, después de mi decisión de tener un hijo sin pareja o con ella indistintamente en un futuro no demasiado lejano, es el de mejorar profesionalmente y encaminar mi vocación hacia la gestión de proyectos y no sólo la mera técnica. Y, claramente en una empresa que pueda proporcionarme un reto. Hace poco me ha surgido la oportunidad y, de este modo, comienza toda la maquinaria implicada en un cambio de trabajo…(No hace falta que os diga todo el estrés que esto supone, la cantidad de tareas involucradas tales como hablar con tus responsables, con personal, elaborar la famosa carta, establecer las condiciones de incorporación en tu nueva empresa, datos, documentos, fotocopias, firmas, reuniones y, lo que es peor, el sobreesfuerzo que supone llevar todo eso y apurar el trabajo pendiente para no dejar colgados a tus compañeros y a tus jefes, que nunca sabes cómo te va a ir por esos mundos de Dios y si no vas a tener algún día que volver o por lo menos que tratar con ellos de algún negocio común…

En esas estamos y creo que ya he hecho casi todas las tareas que están en mi mano. Quedan detalles como saber si voy a poder cogerme algún día de vacaciones de las que me quedan pendientes (que yo creo que va a ser que no), quién me va a sustituir y cómo, etc.

Mentalmente me cuestiono temas nuevos tales como, ¿qué tipo de empresa me voy a encontrar? Y no me refiero a la imagen externa que tengo de tratar con ellos en eventos comunes, proyectos colaboradores o las pocas entrevistas que hice hace muy poco, sino algo más intangible que uno se pregunta cuando una ya ha surcado por muchos mares y se ha encontrado con muchas sorpresas, agradables las unas, desagradables las otras. Es decir, que como ya me han dado gato por liebre en dos ocasiones, siempre intenta un captar ese mensaje subliminal sutil que supone la diferencia entre un buen ambiente y congeniar con los compañeros y con el trabajo, o por el contrario, divergir y encontrarse con compañeros hostiles o con un trabajo coñazo (en la mayoría de los casos se suelen dar ambos a la vez).

Hasta ahora mis tripas (que es con lo que uno acaba pensando y tomando decisiones) y de verdad os recomiendo que les hagáis caso, porque cuando no lo he hecho me he llevado buenos palos, me dicen que esté tranquila. He tenido otras tres ofertas de trabajo serias en los últimos ocho meses y os puedo asegurar que, al final, mis tripas me decían que no, y luego meditando y meditando encontré la razón. Y es que, como le comenté una vez a mi buen amigo O., el trabajo y la profesión, para triunfar, hay que elegirlo con el corazón, pero la pareja con el cerebro, y esto es bien cierto. En el trabajo, porque si uno se va a tirar doce horas al día al menos cinco días a la semana haciendo ciertas tareas y viendo a gente que no le gusta en absoluto, acabará frustrándose, deprimiéndose y asqueándose y , a la postre, acabará cometiendo errores o enfermando. Y al cuerpo hay que hacerle caso, porque está regido por el subconsciente reptiliano que es más listo que nuestro cerebro de primate recién estrenado como aquel que dice, que sólo piensa en datos y datos y no en impresiones y hormonas.

A la inversa, cuando la química nos posee y nos hace beber los vientos por una determinada persona, hay que analizar un poquito con la cabeza qué hay detrás de ese amor loco, de ese fuego, pues una vez que se agote el combustible hormonal, como ya dije en un anterior relato, es muy probable que nos demos cuenta de que estamos atados a un perfecto idiota, desconocido o mediocre. O, sencillamente, que no pegamos ni con Loctite.

Ahora me queda hacer limpieza a fondo en mi casa y renovar el Chi, como dicen los chinos, para que la energía fluya por mi vida. Estando enferma en casa hace dos semanas, estuve haciendo algo de limpieza, y tiré un montón de cosas, cachivaches y ropa vieja. Supongo que todo esto tiene sus consecuencias según las leyes del Feng-Shui, así que por si acaso, voy hacíendome con un espejo para ponerlo en el recibidor y ampliar la zona de mi carrera profesional, que según el plano Bagua está cortada por el ascensor, el cual tiene espejo, pero no soy yo la que lo limpia, así que mis energías van a depender de la limpiadora de la contrata de la comunidad…No, si al final todos mis cambios van a ser debidos porque la nueva limpiadora no fuma y por tanto, contamina menos el ascensor…

Bueno, bueno, igual en vez de alemán, debería estudiar más las técnicas orientales de armonía…

Comentarios

Palabrasalbapor ha dicho que…
Ay! los payasos de la tele, que recuerdos...

Cuanta razón tienes! ¿Ves? yo no le hice caso a mis tripas y:

Primero: me case con una persona con la que paso exactamente lo que dices, que no pegábamos ni con Loctite (eramos demasiado jovenes)

Segundo: me metí en un trabajo del que no estaba segura y que acabo de la peor manera posible (encima con la familia de por medio, con lo cual mis relaciones familiares son ahora un desastre).

Y podría decir alguna más. Menos mal que ahora puedo decir que mi vida va mas o menos por buen camino. Espero que tengas mucha suerte con tu nuevo trabajo y seas feliz. Ya nos contarás.

Muchos besos

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