Faringitis y otros males (IV)

FARENHEIT 104

Esta es la temperatura que tenía ayer a las 0.30, ay. ¿Por dónde empezar? Un mes con faringitis, tos, dolor de cabeza, cansancio, estómago muy revuelto algunos días, como sucio y con vómitos y mucha somnolencia y tristeza…Y por último fiebre cada vez más alta y dolor muy agudo en los ganglios del cuello.

Por fin he podido ir al médico ayer (normalmente no cogen el teléfono por norma y de ahí que no puedas pedir cita). El hombre, tras reconocerme me dijo que la cosa estaba de mala leche y que lo había dejado mucho tiempo. Desde luego no me lo explico: Si das la lata al primer síntoma raro, que saturamos las consultas por resfriados tontos que con un frenadol y un jarabe para la tos es suficiente. Y si no vamos hasta que consideramos que la cosa es seria, que por qué no hemos venido antes…Yo no entiendo a la sanidad pública esta de las narices (la SS). Con todo y con esto, mi médico que sólo me conoce del estacazo en la rodilla y en el tobillo, empieza a considerar ya la posibilidad de escribir un guión conmigo para un capítulo de House. De momento y a falta de pruebas concluyentes, me ha atizado una caja de 64 (las he contado) pastillas de Pollamicina de 750 miligramos cada una que tengo que tomar cada 8 horas hasta acabarme la caja o que se me estalle el colon, lo que antes se dé. Además, como no me he tomado ya pocos ibuprofenos, me ha dicho que aumente la dosis hasta acabar la caja con 40 pastillas o que se me reviente el riñón, lo que antes se dé también como en el caso anterior. Supongo que para entonces me ingresarán, entubarán y entonces vendrá el guaperas del House a salvarme porque mi médico, que se llama Manuel, aunque no es como el Peíto del los cuñados, dista un poco (es de mediana edad, barrigón cervecero medio, calvicie media) de ser mi tipo.

Después de atizarme un pastillón de antibiótico me fui a Pilates a estirar un poco el cuello y, por qué no decirlo, porque si, a pesar de las promesas de Manuel de que este antibiótico no me dará alergia, acabo al final con ronchas hasta el dedo meñique del pie y me da un anafiláctico de esos, que tiene nombre de bicho, al menos tener un poco de compañía con inteligencia suficiente para marcar el 112 (una de mis compis es farmacéutica, así que digo yo que algo es algo).

La h. de p. de la reación anafiláctica tardó en hacer su aparición, Ley de Murphy, y me dio cuando ya había engullido mi cenita a base de puré de brócoli (no puedo tragar nada sólido), y me puso el corazón latiendo a doscientos mil, más o menos como las revoluciones de mi “Genovevo” el coche fantasma que tengo por ahí, cuando lo pongo a más de 140. El problema de tener el corazón bombeando a base de bien es que, además de dejarte como si hubieras corrido la maratón de Nueva York, te produce sudor intenso y fiebre muy alta, así que ayer a las 0.30 me hallaba yo en la tesitura de si irme a dormir que era lo que me pedía el cuerpo a gritos o tomarme un Red Bull y acabar infartada pero por lo menos tener algo de consciencia en el cerebro para pulsar la tecla roja del teléfono (mejor el fijo porque así saben dónde estoy, en los móviles no, que tienes que marcar el 112 y además ponerte a explicarle a la operadora después de seleccionar 1 si su urgencia es sanitaria, 2 si su urgencia es que se está muriendo y 4 si se está muriendo ahora mismo…), digo yo que marcando la tecla roja desde el fijo sabrán que el teléfono es el de tu casa y que te estás muriendo allí de donde es la llamada (esto que parece evidente hay que explicárselo a muchos operarios, no créais), cuya dirección sabe telefónica ( y además, Pollatel, Home Angry, la aspiradora Kim y demás timadores telefónicos).

Lo de no quedarme dormida es sencillo: Hace años, y esto os juro que no es coña, totalmente verídico, un compañero de la oficina de otro departamento falleció en su casa por la noche a causa de una meningitis vírica aguda, cuyos síntomas iniciales eran dolor de garganta, cuello y algo de fiebre, ay que miedo. Al chaval lo encontró un familiar al cabo de varios días cuando su jefe que habría vuelto de hacer surf (esto es conjetura mía), se dio cuenta de que el router o lo que fuera estaba fallando (supongo que sus compañeros pensarían que estaba todavía de resaca de lunes o algo similar). El caso es que lo encontraron con su albornoz y un termómetro en la cama, o sea que se había estado tomando la temperatura, se habría dado un baño fresquito para aliviar el calor y luego se había metido en la cama amodorrado por el dolor de cabeza y la fiebre…Como supongo que el error del malogrado compañero fue meterse en la cama y dejarse llevar por la modorra en vez de llamar al 112, en mi caso me aticé una cafetera de me dio litro de café, me di un baño templado, y me quedé esperando sentada a que me bajase la fiebre. En vez de ver la tele demasiado rato, que produce somnolencia ya de por sí, me puse a hacer sudokus que eso hace que el cerebro no se amodorre. Al final, hacia las 3 de la mañana, la fiebre había bajado bastante y ya me permití irme a la cama, no sin llevarme conmigo el teléfono a la habitación (no tengo supletorio pero sí línea allí).

Me he tirado las 3 horas y pico que he podido dormir soñando con venga escanciarme y engullir cervezas Paulaner en una taberna alemana. No sé si por la sed o por algún motivo en especial, pero el caso es que me he levantado pensando en una buena pinta de tostada fresquita…Ay, debo estar enferma, enferma, si a mí me va la cerveza negra irlandesa y no muy fría…

Comentarios

©Javier Miranda-Luque ha dicho que…
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