Que venga Sarkozy a Alcorcón

UN POCO DE TODO

El sábado por la mañana me levanté medio muerta, con la garganta arrasada y el cuerpo molido. No, no penséis mal, que el viernes me porté como una monja de clausura y no salí a ningún sitio con humos ni nada, sólo cené algo con mi chico en un sitio sin humo y a las 23:30 estaba en casita. Además, me mantuve en cuarentena para no contagiar a nadie más.


La verdad es que me encontraba tan cansada, dolorida y desanimada que pensé en que debería ir haciendo testamento porque a buen seguro que lo mío era un cáncer linfático, a ver cuatro días atiborrada a antibióticos y anti inflamatorios y el sábado el número de ganglios linfáticos inflamados iba en aumento…Jolín, y si me estuviese muriendo y no me hubiese percatado del asunto? En fin, como tenía que llevar a “Genoveva” mi coche destartalado a pasar la ITV, me levanté, me volví a atiborrar de pastillas y me fui para allá. Lo primero es que mis sospechas de estar muy enferma se confirmaron cuando di con el sitio a la primera, a pesar de las explicaciones jeroglíficas del sistema de ruta asistida por Internet (no, no es que Genovevo tenga GPS con Tomtom, esa cosa que sirve para que la gente con escaso sentido de la orientación tenga alguien a quien echar la culpa cuando se meta de patas en un hoyo de las obras de la M-30), no, es que el día antes consulté un plano de ruta en Internet y apunté las indicaciones. Lo milagroso es saber interpretar que “Sentido M-401” en el mapa quiere decir “To tieso para Leganés Centro” que es lo que pone en los carteles reales. En fin, que llegué pasando totalmente de mapa y siguiendo mi olfato, y si mi olfato no falla, quiere decir que estoy en las últimas…

Lo primero es que había una cola de la leche. Al principio, ingenua de mí pensé que era para entrar al supermercado de la zona, pero no, era para la ITV. Pero, pero, ¿no había cogido yo cita previa para algo? Indignada, llamé al teléfono de información que me dieron y les dije que tenía cita para las 11 para revisar mi coche y que afuera había una cola tremenda. Me indicaron que pasara de la cola y que me fuera para la barrera, que me abrían. En esas estaba cuando apareció un taxista listillo y me gritó que me fuera para el final de la cola. Cuando le pregunté si tenía cita previa para antes de las 11, el tío se hizo el sueco. No, aquí no hay cita, aquí hay cola, me gritó. Salí del coche y le dije: Mire, yo tengo cita y me han dicho que paso antes, haberla pedido y así no habría tanto jaleo. A lo lejos, dos panchitos con ganas de gresca ya salían de sus destartalados vehículos para unirse a la bronca (y yo que pensaba que mi Geno estaba asquerosito y sucio, pero viendo el coche que se gastaban los dos forasteros, me daban ganas de presentarlo a Mister Auto 2007). Llegó una chica con chaleco reflectante y walkie-talkie (se ve que la combinación de ambos elementos es indispensable para que te tomen en serio) y les dijo a los tres tocapelotas que yo tenía que pasar primero porque había pedido cita. Se cabrearon pero les dijo que había un teléfono de cita previa para ahorrarse la espera y que así se organizaban ellos mejor. En fin, pasé y entre pitos y flatuas allí me tuvieron una hora. Lo que menos tardó en sí fue el pasar el examen, que duró unos veinticinco minutos y sorprendentemente, me atendió un mecánico muy amable, supongo que alucinando por ver a una chica y rubia pasando el examen, ya que la inmensa mayoría se lo pasaba el marido o novio o, al menos, la acompañaba para indicarle que el botoncito con el spray servía para ineyectar agua en el parabrisas y que las revoluciones se miraban en el indicador de la izquierdad… En fin, no soy machista, todo lo contrario, pero ya les vale a algunas, que yo me tiré el jueves por la noche dos horas repasando el manual del coche por si me pedían que les enseñara el manguito del radiador o alguna cosa rara de las que siempre prefiero que toquen en el taller. Además, me entretuve un rato antes de salir del barrio, abriendo y cerrando el capó para no parecer una rubia descerebrada…

Bueno, la cosa fue bien y me salió la broma por 35 euros, y lo único es que salí de allí meándome como un niño pequeño (juro por Dios que los mecánicos no deben mear más que contra las tapias, porque no vi allí baño alguno ni sitio donde se pudiese esconder).

Por la tarde fui a visitar a un amigo al que le operaron el miércoles de la vesícula. Pude comprobar con mis propios ojos que el presupuesto de sanidad no se lo gastan en mobiliario o mantenimiento de los hospitales públicos porque el Clínico, al menos el Ala Norte donde está ingresado mi amigo, está de pena, los sillones con rotos pegados con esparadrapo, los camisones y pijamas con más lavadas que las sábanas de un cuartel y las paredes medio desconchadas…Vamos, que los hospitales de campaña de tiempos de Hemingway eran hoteles de lujo comparados con eso…

La guinda la puso el compañero de habitación de mi amigo. Un personaje de lo más peculiar: 64 años, 9 hijos, de Usera, obrero, patilludo y con unos pies con garras más que uñas, y al parecer ex fumador (bueno eso dice) aunque ojo al dato, fue tan fumador que a las tres de la mañana bajaba a la parada de autobús de al lado de su casa a buscar colillas para fumárselas o volcaba la bolsa de basura del contenedor para buscar colillas… Dios qué ASCO….Eso no es ser fumador, eso es ser un gorrino insensato de lo que no hay, vamos ni en la Barranquilla creo que haya gente así…

Como no podíamos contenernos la risa ni las ganas de expresar nuestro asco por semejante individuo, animamos a nuestro amigo a dar un paseo por el pasillo para así poder despotricar un poco de semejante friki de cuidado, y también por quitarnos de la sauna, que no sé si pretenden curar o asar a los enfermos, por Dios, si tenía la garganta más seca que el desierto del Sahara…En fin…Esto es lo que tiene la SS (Inseguridad Social). Todavía recuerdo tiritando de pavor al compañero de habitación de mi hermano, un panchito mafioso con el móvil todo el día para arriba y para abajo, hablando con to Dios hasta las 2 a.m… Encima se ofendió porque le confiscaron el móvil las enfermeras… Pero ese tío, ¿cómo podía estar enfermo dando por culo así a todo el mundo, si aquel espécimen por llamarlo algo era como Maradona pero más bruto, que ya es difícil?

El domingo pasó tranquilo y hasta me desperté sudando pero algo mejor de la garganta. En casa de mis padres todos acatarrados, menos la gata, que es la única que está debidamente vacunada, angelita ella… Encima me lamía la manita y todo, la minina…

Sin embargo, por la tarde me enteré que Alcorcón había dejado de pertenecer a la comunidad de Madrid para convertirse en el suburbio gemelo a Clichy-sous-Bois, con la diferencia de que la delegada del gobierno no le llega ni a la suela del zapato al Sarkozy, así que, en vez de apalear a los Latin King, los causantes de los disturbios, la policía, como no, una vez más fue instruida para pegar a los aborígenes alcorconeros que protestaban por el apuñalamiento de varios jóvenes a manos de los asesinos latinos. Como ya dije en otro capítulo, esta putocracia PPSOE se hunde y esto no es más que el principio, lo que pasa es que este par de partídos extorsionadores, en vez de apalear a los delincuentes, apalean a los ciudadanos en un intento patético de que volvamos al redil, como en el Metro de Madrid, que en vez de arreglar los trenes y amonestar a los saboteadores, han contratado a pastores de ganado para ladrar a las ovejas, oséase, a los sufridos usuarios del pésimo transporte público…

Vaya, y yo que pensaba que había sido un fin de semana tranquilo…Nada, ni por esas. Al menos mi hermana pequeña se ha callado ya, porque esta vez no estaba yo con la catana en Alcorcón, que ya está viendo que se echan a las calles gentes de todo tipo… A ver si se escucha mi plegaria y viene Sarkozy por aquí a detener a los banlieurs.

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