Huevos a la Cubana

PILTRAFILLA

Me he levantado hecha una piltrafilla. Me duele el cuello y el oído, tengo la cabeza embotada y el estómago revuelto. Teniendo en cuenta que ayer no me hice ningún maratón nocturno de discotecas, lo más probable es que sea por culpa de mover la dichosa mesita de noche que pesa como una losa y por tener que abrir la ventana en plena noche dado que ayer me pintaron la casa y aunque el olor no tiraba para atrás, dormir con ese tufillo me estaba levantando dolor de cabeza y, en plena noche y al relentillo del mes de Noviembre, tuve que abrir la ventana. Todo esto viene por la mala planificación pues el parte formal de reparación de grietas estaba abierto el día 26 de junio y se dignaron ponerse manos a la obra ya en octubre. Pintar en noviembre trae el inconveniente de la pintura no se seca porque hay humedad y hace frío y es la sufrida moradora la que tiene que pagar el pato en sus maltrechas carnes. Ahora a paliar el desaguisado con zumo de naranja e ibuprofeno…Grrrrrr

Encima el pintor que vino y al que no vi, porque le abrió la puerta el conserje con las llaves que le presté, al parecer vino solo ante el peligro, porque la empresa pensó que su compañero estaba mejor en otra reparación. Así pues el infeliz hizo lo mejor que pudo, que es dejarme el salón con diversos moteados, que supongo que se unificará el color en unos días pero que no sé, no sé, si tendré que volver a reclamar para que vengan a repintar dentro de otro mes…Casi que prefiero comprar unas pegatinas de los Lunnis o poner sobre las manchas unos banderines del Barça que volver a mover el montón de muebles y correr el riesgo de hacerme otra contractura y que me quede la cabeza del revés por siempre como a la niña del Exorcista…

Menos mal que mi chico me ayudó el domingo a mover toda la mole, así que parte de las agujetas se las he transferido. Además, cosa milagrosa, me ha dado su opinión sobre qué color le vendría bien a la pared para la próxima vez que pinte por mi cuenta el piso. Casi me emociona eso y que cocinase unos huevos fritos de acompañamiento con el arroz a la cubana (malos, lo de la cubana no significa que coma el arroz así, no de verdad qué mentes más sucias, es una receta de arroz con huevos y tomate, que debería llevar plátano macho frito, pero que yo, que no sé todavía cómo se distinguen los plátanos machos de los hembras, como nunca distinguí los pollitos de las polli…Uy, vamos a dejar el temita picantón).

A ver si con un poco de suerte se me va volviendo un hombrecito de casa y se trae sus peluches y su montaña de viejos enseres para acá, que de momento sólo queda como recuerdo suyo en casa un bote vacío de Axe y un cepillo de dientes más que gastado... Igual piensa que voy a hacer como la Lewinski y le voy a tomar el ADN para el más que improbable caso de que me quedase preñada. Total, tampoco espero gran cosa de él en ese caso, aunque igual me sorprende y se da más maña que yo.

Ya me imagino discutiendo sobre cuántas cucharaditas de leche en polvo van en el biberón. Supongo que al final tendría razón él, como siempre, que el otro día me quedé planchada con el tema de los huevos fritos. Empezó comedido intentando partir los huevos contra una taza en lugar de en la sartén. Yo, toda pancha le agarro el huevo (eyyyyy, no pensar mal, eh?) y se lo cascó en la sartén con maestría, pero nada, al final se despanzurró la yema y quedó peor que el que hizo él contra la tacita… ¿Será que mi sartén no es apta para freir huevos? El caso es que, cada vez que intento enseñarle a hacer algo, al final la planchada resulto yo, porque él, aunque parezca un poco manirroto, al final consigue un mejor acabado...No, si al final va a resultar que ellos van a ser mejores amitos de casa que nosotras. Sin ir más lejos, ayer en Documentos TV vi parte de un programa que hablaba sobre la Crisis de Identidad Masculina y las asociaciones de hombres, como una que se había organizado en Rota y en la que los hombres se reunían para hablar de sus cosas, en las que no estaba incluído el fútbol, las fanfarronadas sobre ligues ni la política. Para los fans del machoman de Alfredo Landa se preguntarán de qué carajo puede hablar un hombre entonces… Pues de sus cosas, caramba. Unos hablaban de cómo consiguen dejar mejor planchadas las camisas, otros de los capullos de los jefes y otros de sus hijos y cómo pueden conseguir que se coman la verdurita sin chistar… Vamos, como una reunión de mujeres salvo que aquí no se habla de Brad Pitt ni de la nueva máscara de pestañas “Autopista Ciruela Extra Fijación”. ¿Da terror que ellos puedan planchar, fregar, cocinar y cuidar de los niños mejor que nosotras? Hombre, a mí no, pero puede que a alguna sí, porque entonces, si ellos cocinan, lavan y fregan, si además se ocupan de los niños, ¿qué hacemos nosotras? Yo lo tengo claro: Mejorar mi carrera profesional y dedicar las horas ahorradas al fregoteo a conseguir una titulación oficial de auditora, para ganar más pasta y así no tener que fregar ninguno de los dos, sino un o una asistente/a (jolín, ¿por qué no hay asistentes masculinos? Así no habría el peligro de que el maridito se enrollara con el servicio, a menos que le gustara más la carne que el pescado, claro),

Sin embargo, supongo que otras, las enemigas del feminismo sano se dedicarían, bien a cultivar muslos de acero para seducir a empresarios de éxito mientras el maridito fregotea, o bien ver su ración diaria de los Reality vespertinos y así bajar el C.I del género femenino, que últimamente estaba subiendo mucho tras los logros de ir a la universidad y hacer Masters…

Bien pensado, quizás ahora los hombres piensen aquello de que, si no puedes con el enemigo únete a él, y así se dedicarían ellos a compartir las tareas de la casa con el secreto anhelo de que nos hagamos una fractura de peroné en el gimnasio y así no podamos seguirles con el mazo cuando luego huyan al bar posteriormente o quizás, para ponernos micrófonos secretos debajo de la cama mientras simulan luchar contras las terribles pelusas de debajo y así tenernos vigiladas y grabar nuestras conversaciones con las amigas desde el famoso supletorio que usamos cuando ellos simularan ver el fútbol en la sala de estar…No sé, no sé, pero esto me tiene un pelín mosqueada…

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