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Mostrando entradas de octubre, 2012

Vida Lowcost

Cuando yo era pequeña, vivía una vida que ahora se clasificaría como de clase baja, nada de media: No tenía ordenador (tampoco se vendían, salvo el Spectrum o cacharros similares para niños pudientes), no tenía teléfono (no digo ya Smartphone o móvil) sino que ni tan siquiera tenía un teléfono fijo analógico (lo explico así porque a veces entre los más jóvenes hay que explicarles qué son esas cosas con teclas que hay en la mesita pequeña al lado del sofá). Respecto a tecnología doméstica, lo más sofisticado que vi hasta los ocho años era una lavadora que tenía mi madre con tres botones y una rueda. No había canales de televisión (bueno sí, el “normal”, y el “UHF” que se cogía de pena y sólo salía Balbín acompañado de intelectuales melenudos bañados en una niebla densa de humo de tabaco). Cuando salió la televisión en color, creo que fui de las últimas del barrio en tenerla, y bueno, lo de grabar ya una película en VHS fue algo que no vi hasta que no eché la instancia para la universida

El Purgatorio en la Tierra

Extracto de "Mujeres betadesesperadas" El mundo de las que pasamos un tiempo largo en tratamientos de fertilidad se convierte paulatinamente en una especie de Purgatorio en la Tierra. La sociedad está llena de niños y de embarazadas. Y todo el mundo se recrea en las noticias de un nuevo embarazo, un nacimiento, el primer diente de leche de un bebé, la primera vez que anda, la primera vez que va al colegio, la primera vez que garrapatea un dibujo para su madre, en fin, todo lo que es el universo de las familias con niños. Y como son mayoría, te agobian y saturan con sus historias de gozo y regocijo. Mientras tanto, tú, que no sabes qué decir, les felicitas, pero está claro que no te alegras de manera abierta y que no participas en su universo. Comienzas a ser una persona antipática, una pasa amargada, una especie de Señorita Rottenmayer (la malhumorada institutriz de Heidi). Cuanto más te agobian con nuevas de embarazos y monerías de niños, más se te agria el rictus facial.

Mujeres Betadesesperadas: El Maldito Reloj Biológico

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Extracto del libro que estoy escribiendo: Mujeres Betadesesperadas Seas hombre o mujer, y tengas hijos o no, seguro que en algún punto de tu vida te habrás planteado la pregunta vital sobre si deseas o no niños, y sobre todo, en caso de que sí, que suele ser la mayoría, cuándo es el mejor momento para tenerlos y con quién los tendrás. Cuándo y con quién es crucial porque una mala elección en uno o en otro sentido, puede dar al traste nuestro plan de vida y sumirnos en los infiernos. En el caso de una mala elección de pareja, el infierno que nos aguarda es el del divorcio, con las tensiones inevitables que surgen cuando hay que criar unos niños junto a alguien con el que no quieres compartir ni la colección de platos con esmaltado de ocas cursis que os regaló un amigo común muy malintencionado. Podría contaros muchas anécdotas de parejas rotas con hijos en común. Incluso de matrimonios como el de mis padres que llevan rotos muchos años pero que son como reliquias incorruptas de s

¿Dónde están los límites, fuera o dentro?

Hace años, navegando por una famosa web para mujeres, me topé con un curioso test titulado: “¿Hasta dónde estarías dispuesta a llegar por ser madre?”. En dicho test algunas mujeres (supuestamente reales, con Nick en el foro) contaban algunas decisiones y anécdotas realmente duras. Así que yo recuerde está la de una chica cuyo marido tenía problemas de esperma pero no quería recurrir a un donante ni tampoco analizar en demasía el origen de sus problemas. La chica en cuestión intentó convencerlo de todos los modos posibles y luego la pareja se resintió totalmente. Ella al final le puso los cuernos con otro del que se quedó embarazada a posta, pero al final volvió con el marido y nunca le dijo que el niño no era suyo, ni al parecer el marido quiso saberlo, algo así como “ojos que no ven, corazón que no siente”. En otro caso, una chica que llevaba diez años con su novio, y se le echaban los años encima, recurrió a una clínica para hacerse varias inseminaciones sin que su novio se enterase.