Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2016

¿Mellizo fantasma?

Esto de quedarme embarazada sigue siendo una sorpresa constante, no hay semana que no me encuentre con algo que me ilusione, me angustie o las dos cosas a un mismo tiempo. Antiguamente, como me contaba el otro día mi madre, no te hacían ecografías o muy pocas, vamos, cuando tenías una barriga prominente que no cuadraba ni con un atracón múltiple de empedrado de legumbres con coliflor, y la regla hacía meses que ni se asomaba por la puerta. Pero ahora con la alta tecnología, si eres paranoica como yo hay muchas ocasiones para observar a tu futuro bebé con lupa de mil aumentos, lo cual hace que puedas hacer un buen seguimiento de tu embarazo, pero también para que estés todo el día comiéndote el tarro con las miles de historias para no dormir de chicas a las que les pasó lo mismo (realmente lo mismo no, pero algo parecido o lo que te parece que te pasa a ti) y acabaron en tragedia griega. Desde ayer mismo, sin ir más lejos, he empezado a comerme bien el tarro. Hasta ahora só

Comienza la Montaña Rusa

No quería escribir este post hasta confirmar con una primera  eco que todo iba bien. Así que podemos decir que estoy embarazada y además ya se ve el saquito del embrión, o sea que no hay un ectópico como hace dos años... Estoy que no me lo creo, tantos intentos, tantos años, ya iban ocho años desde el día que decidí que aquella pastilla que tomaba era mi última píldora con intenciones anticonceptivas. Pero mirando atrás me ha costado mucho, muchísimo, muchichísimo, y todavía quedan 34 semanas de montaña rusa emocional. Para empezar, he tenido que dejar el gimnasio y creo que por una buena larga temporada, no sólo las dos semanas de betaespera. Por mucho que te digan que hagas vida normal, es mentira. Sólo puede considerar vida normal si eres una monja de clausura. Vemos en las películas a chicas embarazadas machacándose en la elíptica. Pero, aunque te dicen que puedes hacer algo de deporte, imagino que eso es para chicas deportistas sanas como peras que jamás conocieron una cán