¿Mellizo fantasma?
Esto de quedarme embarazada sigue
siendo una sorpresa constante, no hay semana que no me encuentre con algo que
me ilusione, me angustie o las dos cosas a un mismo tiempo.
Antiguamente, como me contaba el
otro día mi madre, no te hacían ecografías o muy pocas, vamos, cuando tenías
una barriga prominente que no cuadraba ni con un atracón múltiple de empedrado
de legumbres con coliflor, y la regla hacía meses que ni se asomaba por la
puerta.
Pero ahora con la alta
tecnología, si eres paranoica como yo hay muchas ocasiones para observar a tu
futuro bebé con lupa de mil aumentos, lo cual hace que puedas hacer un buen
seguimiento de tu embarazo, pero también para que estés todo el día comiéndote
el tarro con las miles de historias para no dormir de chicas a las que les pasó
lo mismo (realmente lo mismo no, pero algo parecido o lo que te parece que te pasa a ti) y acabaron en tragedia griega.
Desde ayer mismo, sin ir más lejos, he
empezado a comerme bien el tarro. Hasta ahora sólo se veía un embrión con su
saco, su latido y todo lo que tiene que tener un embrión sanito y disciplinado. Esto era la semana pasada.
Pero ayer, oh sorpresa, apareció un segundo saco gestacional más pequeño que el
anterior, pero vacío… O eso se cree que es, porque esta tarde la doctora de la seg social (he ido a una primera consulta) piensa que el saco ese es un hematoma o que ese saco vacío en lugar de reabsorberse se puede romper...
Y aquí comienza mi paranoia: ¿Será
que es un mellizo perezoso que va a un ritmo de crecimiento mucho más lento y
acabará alcanzando un desarrollo normal allá para el mes de julio? ¿Es un
mellizo fantasma, un quiero y no pudo ser? Y si es lo segundo (que parece lo
más probable), ¿qué pasará con ese saco? ¿Menguará? ¿Crecerá a la deriva sin
habitante y fastidiará al otro sano? ¿Intentará mi útero abortarlo con el
riesgo de expulsar también al otro bueno? ¿Acabará en una historia truculenta
de cáncer tipo coriocarcinoma? (Hay historias truculentas de ese tipo de sacos
sin embrión que acabaron en cáncer, aunque alguna creo que fueron fruto de algún
troll malintencionado de los foros).
Total, que aunque me dijeron que
tengo un embrión sano sanote de casi un centímetro con pinta de motorista (por
la posición en la que está) y latiendo bumbumbum como si no hubiera un mañana,
no dejo de preocuparme por él, porque el otro saco a la deriva no le haga daño.
Esto de ser madre es un no parar.
Ahora es esto, mañana será otra cosa (que si la traslucencia nucal, que si el
cribado del tercer mes, que si acaso la amniocentesis y el riesgo de aborto que
conlleva, que si la eco de las veinte semanas, que si la eco de los órganos
internos, que si el parto irá bien, que si el niño nacerá todo sanito…).
Y ya puestos, si todo esto va
bien y me encuentro a primeros de octubre con un bebé sonrosadito en los brazos
(o incluso dos bebés sonrosaditos), si luego podré darle bien de mamar, si
cogerá bien peso, si no se me resfriará con la de bronquitis de bebés que hay estos
inviernos, que si irá comiendo bien y de todo, que si los dientes, que si gatea
y lo coge todo que no se lo lleve a la boca, que si anda bien o aprende a
hablar correctamente, que si el cole y las notas, que si los amigotes, que si
pega bien el estirón, que no se líe con amoríos y me deje los estudios
colgados, que si la selectividad, que si se va de Erasmus, que no se ponga malo
yendo de botellón, que a ver si encuentra trabajo, que a ver era pareja rara
que se me ha echado…
Esto de ser madre es una angustia
diaria sin fin, como me dicen algunos amigos míos con hijos, ya no vuelves tú a
ser una persona autosuficiente y a tu bolita que elige cada día lo que quiere
hacer con su vida y con su tiempo (por lo menos con el tiempo de después del
trabajo) y que si un día se lía de cañas con mandar un mensaje al marido
avisando para que cene solo, está todo resuelto.
Ahora pasas a ser protectora de un
ser indefenso de por vida, aunque ese “ser indefenso” mida dos metros y tenga
treinta años. Así que ya no te puedes andar liando de cañas por ahí hasta las
mil, y si lo planificas y dejas a tu retoño con la pareja o familiar de confianza,
no te emborrachas a gusto, te sientes mala madre por no estar ahí con tu hijo
cantando eso de “Dora Dora Dora la exploradora”.
Bueno, intentaré ser buena
madre pero sin obsesionarme, creo que con algún momento de válvula de escape para no acabar siendo como el
increíble Hulk pero con bata de lycra y
zapatillas de pelufón rosa. Ahora empiezo a entender a mi madre... Ainss
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