Año nuevo y Desgracias nuevas
Me voy a ir comprando un casco bien fornido para salir a la calle.
Desde hace tiempo, Madrid se ha convertido en una ciudad en peligro de demolición. Hace años fueron los cines Bilbao que se cobraron seis vidas, después el Teatro Calderón que se cobró otra, entre medias una grúa de las obras de Príncipe Pío cayó sobre un coche que pasaba y mató a un conductor y otro accidente de un camión en la A-6 mató a una chica que pasaba con su coche por debajo del panel que la dejó ensartada como a una aceituna, pero al menos estas desgracias estaban algo más espaciadas en el tiempo.
Sin embargo, estas Navidades se han derrumbado en poco tiempo un colegio pijo que gracias a Dios era el día de Navidad cuando ocurrió y estaba cerrado, y como guinda ayer se ha caído parte de la cornisa de un edificio muy cerca de las Torres de Colón, con señora muerta fulminantemente. En Formigal un alud se ha llevado por delante a tres esquiadores. Esto no ha sido en Madrid sino en Huesca, pero igual los esquiadores eran de Madrid, nunca se sabe.
Además, teniendo en cuenta que en septiembre casi me mata un corazón gigantesco ornamental en Ananda y que, como ya expliqué, dejó machacadas las frutas de la cestita y la mesita donde cayó, creo que este nuevo año voy a tener que invertir en un buen casco. Pero no de esos de obra, no, sino un casco motero.
Y ya puestos de paso, una mascarilla y unos guantes. Lo digo por lo del Metro de Madrid que cada vez está más y más guarro. Ni que decir que la huelga esta de marras me huele a podrido – Y nunca mejor dicho. Quiero decir, que seguro que hay interés político detrás de todo esto, ya que oh casualidad falta muy poco para las elecciones generales. A buen entendedor, pocas palabras basta. Además, lo de la huelga por conseguir más sueldo lo entiendo perfectamente, pero lo de echar aceite o verter contenedores por el suelo con el siguiente peligro para los usuarios raya ya en el estilo de los cachorros de la kaleborroca.
Yo creo que al final tendrán que precintar el suburbano madrileño cuando una rata gigante secuestre a un bebé y se la lleve en las fauces. Hasta entonces, qué más da que los usuarios tengamos que movernos en un estercolero. Total, un poco más de contaminación ya no se nota...
En otro orden de miserias menores, la subida tremenda de precios. Ayer fui a comer de menú del día y la subida más pequeña era de un 5%, con un 10% de media e incluso algunos un 20%. Esto, sobre un menú de 10 euritos supone que cada vez voy a salir a comer menos fuera entre semana. Pero la ayuda en vales no sé cómo lo voy a gestionar, si son unos dieciocho euros por semana, me da para comer una vez a la semana fuera y de vez en cuando hasta dos. Como sigan subiendo los precios, más vale que la máquina de los sandwiches del vestíbulo acepte los cheques comida estos o moriré de inanición...
Ir al supermercado todavía no me atrevo aunque cuando se me acabe el papel higiénico y los salvaslips que será dentro de unos días me tocará pasarme y aterrorizarme un poco.
Ni el brócoli se va a salvar, así que empezaré a hacer dieta, pero esta vez obligada por los precios. Aconsejo a mis lectores leerse uno de mis primeros post del año 2006 titulado: “Ya, pero yo no lo necesito” para frenarse a la hora de comprar y volverse lo más simplista posible. Lo que no estoy dispuesta es a hacerle el juego a los poderosos y endeudarme hasta las cejas para comprar unos filetes de pollo.
Bueno chicos, no os doy más la brasa que tengo que mandarle el mail todavía a los Reyes Magos aunque no seré muy abusona que este año se ha portado bien Papá Noel y me ha traido: Un Mp3, un set de perfume de Adolfo Domínguez, un exprimezumos eléctrico y la película Amelie... Así que para los Reyes magos voy a pedir el casco, la mascarilla y los guantes. Ah, una antorcha eléctrica por si vuelven a robar los cables de las farolas de mi barrio, como el año pasado...
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