Ciberamigos
Bueno, lamento haberos entristecido tanto el otro día, pero
para esto están los blogs, ¿no? Deseaba y necesitaba desahogarme,
sencillamente. Seguimos en el foro de fertilidad trabajando por intentar ayudar a la niña
prematura y la familia de la chica fallecida, estamos todas muy mal, pero hay que seguir ayudándonos las unas a las otras.
Retomando mi vida, llevo unos días un tanto despistada,
ocurren muchas cosas a mi alrededor y necesito mantener óptima mi capacidad
mental, a pesar de todo lo ocurrido. Así que por fin el
viernes por la noche volví al gimnasio.
Parece que no paso desapercibida aunque me intención el otro
día era machacarme un poco para recuperar mi estado de ánimo y de paso quemar
unas buenas lorzas que he criado estas navidades.
Pero es difícil pasar desapercibida, o al menos a mí me
cuesta y pronto las chicas me preguntaron qué me había pasado, que parecía que
se me había tragado la tierra, ya andaban preocupadas. Les conté de mi agitada
vida y de que por unos motivos o por otros me había sido imposible unirme a las
clases de baile. De hecho, el otro día no me sentía todavía con ánimo así que
cogí mi tabla de entrenamiento e intenté interpretar lo que me había puesto
como deberes mi personal trainner, al que dicho sea de paso debo tener un tanto
preocupado también y le habrá aliviado comprobar que he vuelto al
entrenamiento.
Cuando volvía de machacarme en el gym, me pregunté qué pasaría si de
repente desapareciera del mundo, por muerte o secuestro, o simplemente me fuera
a por el pan y no volviera nunca a mi casa. Mis amigos se entristecerían
enormemente, mi maridito estaría desconsolado y la familia también. Pero, ¿qué
pasaría con mis ciberamigos? ¿Cómo se enterarían? Pues resulta que ayer sábado
mientras desayunaba para ir a clase, viendo un programa friki de la tele de esos
que echan a unas horas tan tempranas que sólo gente como yo pueden verlo (la
semana pasada hablaban de invernaderos ecológicos, otro día de arte con
esculturas leds, otro día de redes neuronales) pues resulta que ayer
presentaron un programa que se llama HeavenNote, que es una app en la que si no
haces “ping social” en varios meses suponen que estás fallecido o viviendo a lo
Tom Hanks en “El naúfrago” y mandan el mail que tengas preparado a todos tus
cibercontactos. Flipo, pero la idea es buenísima.
Y es que antiguamente la gente era conocida por sus
familiares cercanos y cuatro amigos, pero ahora cada uno tiene una media de dos
mil ciberconocidos, e igual me quedo corta, y claro, si nos pasa una desgracia
es difícil que sepan de nosotros.
Yo pienso que vivimos tiempos extraños. Somos gente de carne
y hueso con sentimientos vivos pero que nos comunicamos a veces unos con otros
sólo por Internet o el móvil. Es extraño. Yo, que soy, como dice mi profe de
inglés “Old-School”, que viene a ser el vivo retrato de la Merkel, parece que
no me acostumbro a querer a la gente sin tenerla delante, por eso me encanta
tanto las quedadas de “desvirtualización”. Y es que no es lo mismo chatear con
alguien con la que has compartido unas tortitas con nata y hablado de los
humano e inhumano y sabes a qué huele su colonia de baño, que sólo unos posts
en un chat.
Pero, no obstante, hay situaciones (los tratamientos de fertilidad) y gente (como PIPI, DESEO, etc.)que nos impacta de tal modo que puedes
pensar e imaginarte cómo son en persona. Y, por eso, como os digo, su pérdida
es más dolorosa si cabe, porque has perdido la oportunidad de saber eso mismo,
a qué olía su perfume, el brillo de sus ojos, el tono de su voz, etc.
Por eso yo os animo a vivir más analógicamente y menos
digitalmente. Los foros y los ciberamigos están muy bien, pero no esperéis mil años
para tomaros ese cafetito y mirar a la otra persona, sobre todo si adivináis la gran persona que hay detrás.
Os dejo que tengo mil
tareas, la vida sigue y hay que seguir luchando día tras día, en lo bueno y en lo malo.
Espero que el día que yo falte, la gente me recuerde con cariño, así que espero hacer mejores cosas para que nadie se alegre de mi falta. Supongo que mi HeavenNote sería algún chiste o cosa así. Mi maridito me dijo esta tarde que era increíble cómo hasta de las cosas más serias conseguía hacer que la gente sonriera, y a veces de las cosas más triviales sacaba una anécdota divertida. Así que si alguna vez falto, no quiero que nadie llore, ¿ok? En mi honor, no sé, os invito a que veáis la peli de Bridget Jones, o los chistes de Eugenio, lo que prefiráis.
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