RESUMEN DEL 2022 Y PETICIONES PARA EL 2023

 

Mitad de las Navidades y tengo la sensación de que siempre voy a la carrera sin parar y con la lengua fuera. Bueno, la sensación realmente no: La certeza absoluta.

Echo en falta tiempo para mí, para cuidarme un poco. Y ya no me refiero a hacerme la manicura o a un curso de meditación tántrica sino a cuidarme físicamente.

Por ejemplo hacer deporte. Algo de deporte, y sobre todo poder ir a una sesión de fisioterapia o ver un buen traumatólogo para paliar las tremendas lumbalgias que padezco algunos días a las que se ha sumado una tendinitis metatarsial de forma intermitente tras un resbalón en el metro un día que diluviaba.

También debería dormir algo más, comer más sano y hacer una buena dieta. Y por último, hacerme los chequeos médicos necesarios cuando tocan y no con seis meses de retraso o más. Tengo una operación de vesícula pospuesta desde hace ya más de cuatro año. Suerte que no he tenido ningún cólico biliar pero esto es como tener un tigre dormido en tu sofá.

Mi día a día es una vorágine de trabajo, hija y casa. Desde las cinco y media de la mañana a las doce de la noche.

Y tanta es la intensidad que, cuando me llama algún amigo sin avisar, no le puedo coger el teléfono. Ni me apetece, la verdad.

Aprovecho para comentar (perdón por el offtopic) que hay mucha gente aburrida. Y aburrida en plan abuela de pueblo que en vez de ponerte al día de su vida quedando una horita al mes con un café, tapeo similar, o escribir en un blog como hago yo (y que me lea el que quiera y cuando se aburra), en vez eso te llama entre semana un miércoles por la noche a la hora de preparar la cena, cuando estás lidiando con filetes en la sartén, y no para decirte que se le ha muerto alguien o que lo operan mañana, no: Para tenerte media hora describiéndote con todo lujo de detalles sobre la operación de juanetes de su madre o de lo caros que se han puesto los tomates. Para matarlos.

Medalla de plata de amigos coñazo los que sólo usan el whatsapp para mandar audios de quince minutos contando con todo lujo de detalles sus pajas mentales. En el autobús no los puedo oir, hay mucho ruido, ni con auriculares. En el trabajo obviamente no me voy a poner a oír paridas, ni siquiera en la pausa para el café.

Añoro los contestadores de teléfono con cinta de casete que te permitían sólo dejar mensajes de dos minutos como mucho.

Igualmente añoro los SMS, ya que si alguien se gastaba un euro en enviarte un mensaje de 8 palabras a lo sumo, se tenía que espabilar e ir al grano.

Terminado este offtopic retomo mi narración contando mis desventuras navideñas:

Me ha tocado sin niña (se va con el padre) el primer turno de las vacaciones navideñas. Tal y como han caído las navidades, con Nochebuena un sábado y Navidad un domingo, siendo festivo luego un lunes, me ha supuesto casi quedarme sin un fin de semana. Y digo casi porque, por suerte, y gracias a amigos (no todos van a ser atosigadores y aburrientes), he podido salir en Nochebuena y festivos colindantes. Hasta estuve en una macrodiscoteca la víspera de Navidad y fue como volver a mis años mozos. Lo que ocurre es que ya no bebo tanto … Claro que también tenía que estar en condiciones para trabajar, porque la niña estaría con el padre pero servidora en la oficina y defendiendo el fuerte.

Ayer estuve después de trabajar de chupitos por ahí, llegué a casa pasada la medianoche, pero bien, todo en orden. Soy un poco sosa…

Tengo también en mente hacer “mi carta para los Reyes Magos” porque este año y el anterior han sido bastante nefastos para mí, y también el 2020 aunque no sólo para mí sino para todo el mundo (aunque mal de muchos, consuelo de tontos). A ver si escribiendo de forma explícita lo que quiero se me cumple.

Tengo un pequeño mal presagio para el 2023 y es que este 2022 me recuerda a nivel general un poco como lo que pasó a finales del 2019: que no se prestó mucha atención a lo que pasaba en China hasta que fue tarde. Espero que ya hayamos aprendido algo, pero me temo que nuevamente tengamos problemas.

Al menos, de volver a confinarnos, tendré la ventaja de que no tendré que convivir con mi ex. Y que donde vivo ahora tiene ventanas y no es un sótano oscuro, con lo cual no volveré a tener falta de vitamina D, y además podré salir a aplaudir a las 8 de la tarde y ver gente. Tengo un buen súper cerca, así que vamos mejorando.

Por mi hija tengo cierto miedo, pero también es una chica fuerte y no tener al supercontagiador cerca de nuevo, igual hay menos ocurrencia.

Yo estoy tranquila por mi persona, he estado en contacto con gente con los mocos sobaqueros, con mi hija pasando virus que ni conocía que existieran durante noviembre y diciembre, en un box de hospital acompañándola todo un día llevando yo sólo una mascarilla que había llevado varios días en el metro, y desayunando con un infectado por coronavirus bastante afectado, pero aquí estoy sin un estornudo.

Me he empapado hasta el tanga varios días, he salido de copas con una blusa de tirantes y un anorak del mismo grosor que un preservativo, y aquí estoy, sin faringitis ni nada. Además, me ha vuelto a bajar la regla después de un mes que ha fallado y ya me creía menopaúsica.  Si no fuera por la papada perro pachón que se me está poniendo, diría que estoy rejuveneciendo tras divorciarme.

Espero para el 2023 que mi sistema inmunológico siga así de estupendo. Igual el secreto es salir a bailar y tomar un par de copas de vez en cuando, va a tener razón el acupuntor que me dijo hace veinte años que tenía que liberar el Qi de vez en cuando para no enfermarme.

Hago resumen de este año 2022 en general:

Este año que ya acaba en poco ha sido de muchos cambios y muy malos, he palmado mucha pasta por el tema del divorcio (abogados, mudanza, extraescolares sobrevenidos, reparación del coche, etc.).

Me he tenido que ir a vivir al culo del mundo y ahora no puedo salir ninguna tarde entre semana de casa a eventos profesionales ni tampoco lúdicos. Adiós a ISACA, al PMI Madrid, a ASTIC, a las quedadas con los compis del trabajo y a la cata de vinos.  He perdido el contacto con la gente del antiguo barrio y estoy ahora más aislada en general.

Mi hija también lo ha pasado mal, pero ahí andamos las dos intentando adaptarnos al entorno cual polilla gris de Darwin adaptándose a la contaminación tras la revolución industrial. Somos chicas fuertes, no sólo física sino emocionalmente.

Pero no todos los cambios han sido malos, también he ganado en fines de semana y puentes para mí sola que antes no tenía. Y he conocido mucha gente nueva en los sitios y eventos de singles. Digamos que voy rehaciendo mi mapa de ocio, incorporando gente nueva e intentando no perder demasiados contactos anteriores.

He conocido también varios hombres en este tiempo y algún flirteo, de momento parece que nada serio. Soy muy consciente de que mi situación no da para pensar en relaciones de pareja normales. Instintivamente evito ilusionarme para no llevarme luego la inevitable decepción. Pero también es triste que me tenga que perder todo lo bonito que es enamorarse Digamos que vivir un amor happyflower queda muy arriba para mí en la pirámide de necesidades de Mashlow y yo vivo ahora más en la parte baja, cual atrincherado ucraniano, sólo pendiente de encontrar comida, agua potable y esquivar misiles. A Dios gracias que esto último lo digo exagerando un poco.

En una película que vi hace muchos años, Lucy, decía Morgan Freeman, encarnando el personaje de un antropólogo, que cuando una especie o individuo tenía un ambiente favorable a su alrededor tendía a la procreación pero que, cuando el ambiente era muy desfavorable, a la inmortalidad, fortaleciendo su cuerpo.

Yo, como dice en broma una compi de trabajo, me estoy volviendo inmortal, pues no he sucumbido a ningún virus desde mayo e incluso entonces, que volví a dar positivo en Covid tras dos años y pico , casi ni me enteré. Eso sí, en agosto tuve una regla que parecía un parto, igual efecto secundario del coronavirus.

Yendo ya a la carta de los Reyes Magos sin más offtopics quiero pedir lo siguiente:

-          Lo primero, que mi hija no enferme más, que esté sana y contenta. Y no sólo por deseo de madre, sino egoístamente, para no perder más días de trabajo y soportar complicaciones cuando la niña no puede ir al cole. Quienes seáis padres, sabréis de qué hablo.

-          Lo segundo, que mi ex marido goce de buena salud física y mental, y encuentre un trabajo o más bien que un buen trabajo le encuentre a él porque parece que él no lo anda buscando… Y tampoco lo digo porque le tenga excesivo aprecio, sino para que se ocupe siempre de su hija cuando le toque y me pase la mierda pensión de manutención este año. Como digo, lo pido pensando más en mi hija y en mí que en él.

-          Lo tercero, que acaben ya las guerras en el mundo de una vez. Y no lo digo sólo por las víctimas, sino porque como trabajo en un sitio donde las guerras nos dan excesivo  trabajo, así lo laboral se estabilice. De nuevo pido algo también bueno para los demás pero con miras egoístas.

-          Lo cuarto, que goce yo de buena salud física y mental. Y en este caso es a la inversa, no tanto por mí como para que me pueda ocupar de mi hija correctamente.

-          En quinto lugar, que me conceda un “amigo elástico romántico y marchoso”. O sea, alguien “elástico” que no le importe verme sólo cuando puedo, que son un par de veces al mes, sin ser pegajoso ni posesivo pero tampoco distante, que me dé suficiente “cariño” como para que no lo eche de menos entre vez y vez, y que sea ante todo amigo, porque muchas veces necesito más a alguien que me escuche, me acompañe y me divierta  que alguien que me taladre las partes íntimas (Hombre, si viene por aquí Ryan Gosling o Keanu Reeves no le voy a pedir además que sea buen conversador). También fundamental que sea marchoso y me siga el ritmo, no me gustan los hombres viejos prematuros que se apalancan en una cafetería pidiendo un chocolatito y hablando de su debut con el Sintrón.

-          Ya como plus, que si el hombre anterior es el doble de Ryan Gosling y/o está bien forrado como para llevarme a cenar a sitios estilosos o de vacaciones a las Maldivas estaría genial.

-          Tengo también una espinita clavada con el tema del doctorado, que tuve que abandonarlo, pido poder retomarlo de nuevo en condiciones, sin morir en el intento.

-          Y poco más, teniendo para comer y para pagar facturas, no necesito mucho lujo. Sólo pido algo más de tiempo para mí. Es que todos mis colegas hablan de muchas series famosas que yo no es que no las pueda seguir, es que lamentablemente ni he llegado a saber que existen. Me faltan temas de conversación, creo que la última serie que vi entera es la de House, ya ha llovido desde entonces. Podrían convalidarme la carrera de medicina de lo que aprendí con ella. Y de paso, la de filosofía.

Lo dicho, feliz año 2023. Ya os iré contando qué tal voy evolucionando con mis propósitos y peticiones.

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