El feminismo en las revistas

MANDARINAS DE MUCHOS GAJOS

Ayer estuve hojeando una revista femenina. Esta es la mejor, a mi juicio, de entre la morralla de revistas que te informan de las aventuras y desventuras de la nueva JetSet (la panda de vagos y maleantes a los que, encima, sufragamos comprando puntualmente las revistas que les pagan).

Esta revista es supuestamente feminista, no habla de la Viuda de España, ni del Viudo de España, todo el día vestido de árbitro, y eso que su difunta no le dejó ni un chavo, ni de las tropelías de los salidos de GH o de OT, todo el día haciendo alarde de su “talante”

Como decía, esta revista parece más seria, dentro de lo que cabe, aunque la verdad es que, analizándola detenidamente, tiene un tufillo sutil a “Sección Femenina” que, para aquellos y aquellas que os perdisteis algún capítulo del “Cuéntame” era algo así como el Servicio Social obligatorio para las mujeres en tiempos del ínclito “Paquito Chocolatero”. Ahí aprendían a bordar, coser, hacer un buen cocidito y a llevarle las zapatillas al marido y señor.

Pues bien, en esta revista, supuestamente moderna y progre, ayer aparecían artículos tales como:“Consejos sobre cómo ser más apañada y resuelta” “Aprende a Negociar”, “10 profesiones donde irrumpir”, etc. pero luego lees memeces como el consejo en el artículo sobre el divorcio: “Una mujer debe ser una mandarina y no una manzana. Las mandarinas tienen muchos gajos, que en la mujer deben ser: Pareja, Familia, Trabajo, Amigos y Aficiones, de tal modo que cuando tu marido te deje, te puedes apoyar en el resto y no sucumbir en el desánimo”. Ahí queda eso. Mandarinas de muchos gajos. Oé.Oé.Oé. Oye, y ya puestos, ¿Por qué los gajos no son: Fútbol, Bebida, Coches, Dinero y Sexo, como podría ser el de cualquier hombre soltero?

Lo sutil viene porque el consejo parece progre y feminista: No te centres en tu pareja, sé una persona completa. Pero el tufillo a rosario y encaje de bolillos viene en el apostillamiento “Cuando tu marido te deje por otra, para no sucumir en el desánimo y autoculpa no haber hecho todo lo posible para salvar la relación…”. Ahí queda eso

O sea, que parece que el ser feminista implica que, tarde o temprano, tu marido te va a dejar por una niñata descerebrada y sumisa. Claro, es que ser feminista tiene una carga viral muy alta y nunca sabes cuándo el Machoman que todo marido lleva dentro va a desatarse y a lanzarte granadas de mano por no hacer los deberes y ser la perfecta Superwoman que espera, o sea: Trabajar 14 horas para aportar el buen dinerito a la hipoteca y los gastos y así parecer muy liberada y moderna, pero luego cumplir con lo que él espera de ti cuando firmó el contrato en la sacristía o el juzgado, y se resume en, además de aportar pasta, tener los garbanzos y las zapatillas a punto y, todavía aún más, para evitar que el maridito se vaya al puticlub del pueblo, ponerle las zapatillas con la boca embadurnada de rojo fucsia, mientras le muestras tus senos turgentes por las 8 horas de fitness, latigazos y botox, embutido todo el conjunto, en el picardías que te recomiendan en la página 54, que cuesta más caro que un piso en Somosaguas...

En tiempos de Paquito Chocolatero, todo hombre tenía a mano 3 mujeres que le aportaban lo que necesitaba: La santa madre, para aconsejarle, regañarle, asesorarle y hacerle los garbancitos que le gustaban. La ,un poco menos santa pero al menos virgen, esposa, para llevarle la casa y los niños, y finalmente, ni santa ni virgen, sino un buen zorrón, la amante para satisfacerle en lo que se supone que la esposa no llegaba porque era muy decente y señora. El, por su parte, se encargaba de ganar el dinero suficiente para tener contentas a las 3. Ahora, con toda la revolución feminista, resulta que una sóla mujer tiene que hacer los 3 roles y poniendo buena cara, o sea: Hacer de mamá y psicóloga, de esposa y niñera, de cocinera y además de buen zorrón. Y sin mostrar signos de envejecimiento o de cansancio y además trayendo mucho dinero a casita…

Y las más, proclaman orgullosas: “Pues a mí mi marido me ayuda en la casa”. Ayudar, que palabra más graciosa. Ayudar viene a decir que el generoso hace el 5% de las tareas, y luego se queda muy pancho porque es un progre y no un cazurro como su abuelo, que tenía una esclava en la casa y la inflaba a hostias.

El , en cambio, es muy bueno, porque pone una lavadora al mes, recoge de vez en cuando a los niños, y hasta a Miguelito le limpió los mocos una vez, y a Vanessita le ayudó a hace la maqueta para el cole. Y bueno, él encima jamás le puso la mano a su mujer y encima se acuerda y hasta la saca a cenar en el aniversario, aunque sea al chino de la esquina. Una auténtica joya de marido, que ya lo quisieran muchas solteras….Arrgggg. Este es el prototipo de neomarido que propugnan estas revistas feministas….arrrrgggggggggggggg.

Luego, para rematar todo el asunto, aparece otro reportaje sobre las “10 cosas que debes hacer antes de casarte”. Aparte del cachondeo en sí del reportaje, una de las cosas que pone, increíble pero cierto es: “Irte de vacaciones con tus padres, porque luego, cuando te cases, como se habrá arruinado tu padre con el banquete, seguro que ya no te invitan a nada”. Y esto, sí, señores, aparece en una revista feminista!!!!!! Pero, pero, ¿es o no es un machismo descarado suponer que el banquete de bodas lo paga el padre de la novia? ¿Pero en qué mundo viven? Apañado estaría el señor Ortiz si hubiera tenido que pagar el convite de 4000 invitados de su hija!!!!!

En fin, que me voy a comprar la revista del Partido Putocrático, que seguro que es mucho más progre y tiene mejores fotos de vestidos, que los neopijos de la que me compré se me antojan arto complicados de embutir sin morirme de hambre...

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