Diario de una chica de taitantos

Vaya, no era mi intención hacer llorar a nadie, me salió así la historia, eso es lo que tienen los ataques de nostalgia. Deben ir a la par que las bronquitis, que debe ser que las enfermedades pulmonares y los ataques románticos van unidos, como en La Dama de las Camelias o en Dónde vas Alfonso XII donde ambas heroínas tísicas perdidas seducen románticamente y para la eternidad a sus imposibles enamorados... Yo sólo estaba acatarrada el otro día, por eso se me ha pasado ya el ataque de nostalgia. Debo ser menos sensible o sólo conseguiré curro como guionista de culebrones malos, pero qué se le va a hacer, si yo crecí con Heidi, Candi Candi, La Casa de la Pradera, y he llorado cubos de lágrimas con Leyendas de Pasión y El Paciente Inglés...Soy idiota incurable. Para compensaros he decidido esta noche hacer de tripas corazón y hablaros de algo más mundano, como el fenómeno Chiquiliquatre que le ha quitado todo el protagonismo este fin de semana a Zapatero. De esta guisa, el lunes no preg

El otro día estuve cenando con A. Para refrescaros la memoria, A. es mi primer novio (vamos, oficialmente). Debo confesar que yo estuve loca por él y me consta que él estaba si cabe, todavía más enamorado. Por aquel entonces él vivía en un piso compartido así que los fines de semana, cuando se iban sus compañeros, teníamos toda la casa libre para dar rienda suelta a nuestra pasión...El era el hombre perfecto, me cocinaba, me cantaba canciones con la guitarra, me daba masajes sensuales, me peinaba, me bañaba... Era como de cuento de las mil y una noches, aunque apenas duró cinco meses y once fines de semana, que los conté todos, sobre todo el último, la víspera de Nochebuena y antes de irse... Fue horrible el tener que separarnos cuando a él se le acabó la beca que le había traído a España. En la desesperación, llegó a pedirme una noche que me fuera con él y yo...Yo tuve que decirle que no a pesar de que más de una vez llegué a bajar la maleta del armario y empezar a meter mis cosas...