Ay la Luna la Luna
Este fin de semana hemos tenido una “superluna”, que,
además, ha coincidido con la noche de San Juán, que se supone que es una noche
mágica ancestral.
Yo no creo en supersticiones y lo achaco a mis hormonas
ovulatorias exaltadas, pero lo cierto es que O y yo hemos estado con más “ganas
de tema” de lo normal. Y encima, cuando creía que mi pobre maridito estaba ya
más exprimido que una naranja de zumo a granel del supermercado, nos dio un brote de esos que lo ves en las películas y aún así lo
flipas.
Pensándolo esta mañana, es que se le hace raro a la gente
eso de que le digas que estás loquita/loquito por los huesos (bueno, más bien
por las lorcitas) del pariente/parienta. No suele ser lo habitual. Incluso los
matrimonios que se llevan bien y que suelen hacer gimnasia sexual
habitualmente, no suelen tener arrebatos de este tipo. A ver si ha sido el
Espíritu Santo que en vez de en forma de Paloma se me ha colado en los botes de especias de la cocina, de tal modo en
vez de salsa napolitana le he echado a los macarrones salsa al “aquí te pillo,
aquí te cepillo”.
Igual el ovulito tiene vida propia y viendo que no
acertábamos con el momento preciso ha decidido tomar el control por los dos,
cual Cupido armado de flechas químicas.
Bueno, además de “darle al temita” hemos hecho más cosas
este fin de semana, como hacer la compra, la colada, cocinar, fregar, limpiar,
recoger y salir con amigos a tomar unas copillas. Hemos descubierto gracias a
una amiga de la pandilla un nuevo sitio por la zona antigua de Madrid. La zona
es de esas que una señorita decente no se pasearía de noche ni casi diría que
de día. Pero parece ser que, al igual que pasó con Chueca hace años, ahora esta
zona también se está impulsando su rehabilitación.
Eso sí, con garitos de los que a poco que pidas tres
cosillas sales con la cartera vacía.
Yo es que para cenar prefiero el bar de al lado de casa, de
esos que ponen cervecitas con tapas, que te tomas tres cañas y ya has cenado.
En los sitios pijos estos de nueva creación, no te regalan
ni los mondadientes. Vamos, me extraña que no te cobren para ir al baño.
Pero bueno, la verdad que la comida estaba buena y el
ambiente coleguero muy bien también.
Para rematar la noche, estuvimos tomando unas copitas en un
garito que no sabría cómo definirlo. Estaba ambientado como el Metro, aunque el
nombre era como esa famosa frase que te dicen a todas hora en el “Undergrown”
de Londres: “Mind the gap, please…”
El sitio era muy original, la bebida no era garrafón, y las
copas estaban a un precio asequible. Pero la música un horror. Una cosa así
estilo House, Ambient, o lo que fuese que yo creo que son las mismas diez notas
que repiten en secuencia toda la noche, como una cinta sin fin, no sé si me
entendéis a qué me refiero. Además, para ser música para incitar a beber y
hablar, estaba muy alta y no te dejaba hablar. Sólo te quedaba beber o
morrearte con el pariente, no había más. Y claro, luego se extraña la gente de
que pilláramos calentón mi chico y yo, entre el gintonic y el ambiente…
Pero vamos, no ha estado mal el finde, aunque he sido un
poco vaga y quitando un par de correos, no he hecho nada de los deberes que
tenía de tipo “carrera profesional”.
En cuanto al tema médico, deciros que el jueves fue algo un
tanto agridulce. No estaban los resultados definitivos de la biopsia pero
parece ser que mi útero no ha quedado perfecto. Le pregunto al médico si
tiramos ya la toalla y me paso a la adopción y me dice que no, que lo tengo
difícil pero no imposible, y al final preparamos el plan para la nueva invitro.
No sé qué pensar ni a qué atenerme la verdad. No sé si el médico querría que
tuviera un útero más fértil que el descampado de al lado de mi casa, que sin
plantar nada está abarrotado de plantas y de flores más altos que yo, o si es
que no ve claro el binomio útero regularcillo con los cuarenta y cuatro que voy
a cumplir. Pues que se moje, que para eso le pago.
Por si acaso, O y yo no perdemos la esperanza con el método
natural. Además, es divertido y barato, que por no gastar no hay que gastar ni
en anticonceptivos.
Comentarios