Renovarse o Morir

MENS SANA IN CORPORE SANO

Hace tiempo que ya sospechaba que mi cuerpo estaba tan sucio como los cristales de la ventana de mi cocina…

No, no es que no me duche diariamente como mandan los cánones de higiene y buena educación. Es más: Hay días que me ducho dos veces por haber ido al gimnasio o venir toda sudada del metro, que la línea 6 es como una sauna, pero sin asientos de madera ni toalla ni poder ponerte en pelotas y relajarte…

El problema es que mi cuerpo está lleno de impurezas y toxinas. Microbios y virus ya no porque murieron tras ingerir 24 pastillas de antibiótico y ser devorados además por la sexta flota alojada en mis ganglios linfáticos que dieron buena batalla estas últimas semanas.

Pero después de combatir los invasores causantes de mi infección respiratoria aguda, me di cuenta que, aunque la sensación de que debía hacer testamento había desparecido y ya volvía a apetecerme cosas tan normales como salir a la calle, pasear, cocinar, ir de compras o hacerme la manicura., me faltaba por comprobar ayer qué tal le vendría a mi cuerpo una dura clase de fitness.

Y digo bien, porque la clase de ayer fue bastante dura, con su ración de chica lesionada, que no podía faltar, como es tradición en estas clases, preparación para entrar en Westpoint.. Ya estamos considerando hacer un fondo para comprar quince botes de Reflex, diez tobilleras y cuatro rodilleras, porque con el presupuesto municipal no da más que para un gel caducado y cuatro esparadrapos…

Para empezar, unos estiramientos, bien estirados, los fondos es lo que llevo peor, y no me refiero a los que tengo en el banco, que tampoco es que vayan muy lucidos, me refiero a esa postura que hacen tan bien los corredores de los cien metros lisos y tan mal yo, que hasta se me despega el velcro de las deportivas cada vez que tengo que despatarrarme de semejante manera.

Me daban tremendas ganas de decirle a la monitora: “Ey, Carol, pero si de verdad, lo del Kamasutra no es mi fuerte, si con cuatro posturitas básicas ya se han contentado siempre bien mis novios”. Pero no, a estirar y estirar, para ella el problema es que no metemos bien el ombligo, pero yo juro y perjuro que más que un ombligo tenía ayer un cráter en el estómago.

Y ella qué envidia, se dobla como si fuera de plastelina, y menos mal que no está por aquí Inma, la mujer de goma, que si no, mi depresión sería tremenda…Menos mal que, como yo, hay otras chicas que son del tipo compás como yo (piernas mucho más largas que el tronco y brazos juntos) por lo que jamás podremos tocar el suelo con las palmas de las manos, y por eso nos miramos y nos reímos…

Luego, vino la pista americana, versión light. Otros días nos pone a hacer steps, y ya pensábamos que íbamos a sudar un rato al ritmo de algún tema cañero Ad-hoc, pero no, que va, los steps no eran para bailar encima, eran para saltarlos, rodearlos, trotarlos de dos en dos, de tres en tres, hasta que catapún, una chica se resbaló y se hizo un esguince. El resto seguimos con el circuito mientras la profa le hacía la cura de rigor. Luego vino una buena ración de goma elástica (no, esa que venden en las farmacias no, esta la venden en el Decathlon por cuatro euros). No sé si la cintura o los dorsales, pectorales, etc se me iban a quedar muy potentes, pero lo que es las muñecas de sujetar las gomas, las tengo ahora que para dar al teclado me tengo que poner Reflex…Sin embargo, injusta es la vida, si bien no puedo estirar como de plastelina, debo tener los músculos del Swarzenegger porque la profa y yo éramos las únicas capaces de pisar la goma con un pie y tirar del otro extremo con la mano del mismo lado hasta bien por encima de la cabeza. El resto, aparte de seis o siete gomazos en la cara, que deben doler un montón, no levantaban la goma más allá del hombro. Además, pude verme en el espejo y comprobar que mis cincuentayocho kilos no están todos repartidos en el trasero, sino que hay otros sitios como los dorsales, trapecio y pectorales que han recibido una buena parte…Si no hay como ir al gimnasio con veinteañeras como para levantar bien la moral, que da gusto comprobar cómo algunas sólo me aventajan en acné, je,je…

Bueno, llegué a casa hecha puré pero, mientras iba en el autobús, no sé, me entró como una sensación mística por el intenso sudor que llevaba encima, que, cual transfiguración de Santa Teresa, me vi a mí misma purgando mis toxinas, mis michelines y mis espinillas y convirtiéndome en una nueva mujer con energías renovadas…

De hecho, la prueba de que algo había cambiado es que me alumbré con una lámpara de vela que tenía por ahí guardada en el cajón desastre de los regalos inútiles y que me sirvio para ducharme con luz suficiente como para usar correctamente el gel, el champú y hasta el serum para las puntas… El problema es que me ensimismé tanto en el baño que no oí el teléfono ni fijo ni móvil… Pero da igual, la nueva yo necesita su tiempo, que esperen, ya está bien de atender urgentemente a todos los requerimientos ajenos, a partir de ahora voy a atender primero los míos o los realmente urgentísimos de los demás y luego el resto, por prioridades que ya veré cómo otorgo…

Hoy he empezado a tomar cápsulas de levadura de cerveza, caramelos de propoleo y he cogido hora para este finde para ir a la pelu. Y quiero hacerme una limpieza de cutis y depilarme hasta los pelitos de debajo del ombligo. Voy a quedar toda libre de impurezas por dentro y por fuera, y luego … Quizás limpie los cristales de mi ventana, que dan mal Feng-Shui.

Comentarios

Palabrasalbapor ha dicho que…
Esto si que es una buena limpieza a fondo, en cuerpo y mente. Me ha encantado lo de las veinteañeras con acné (yo también tengo taitantos, más concretamente taidiez) con lo cual, leerte me ha subido mucho el ánimo. Tanto que lo mismo me apunto a un gimnasio (cuando me cure de mi gripe y mi contractura muscular, que me tienen baldá y todo el día tirada en el sofá)

Genial. Muy buen post. Te mando besos y mi voto desde el agua.

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