Paranoicos en acción

Según me he enterado, el asesino de Newtown que se llevó por delante a una clase entera de niños pequeños, era hijo de una señora que se dedicaba a "preparse para el fin del mundo" (o lo que surja, claro). Este movimiento no sólo está extendiéndose por USA, sino en más países y está atacando a gente aparentemente sana mentalmente hablando. De por sí, la conspiranoia siempre ha hecho mella en mentes con tanta imaginación como conocimientos inconexos, adictos a foros apocalípticos, y sobre todo, mucho tiempo libre. Y la madre de Adam Lanza tenía muchos ingredientes para que la conspiranoia hiciese presa en ella. Si a esto se une un hijo un poco "tocado de fábrica" y a la venta de "armas de destrucción masiva" en Estados Unidos como si fueran gominolas en el súper, pues tenemos un cóctel explosivo y nunca mejor dicho. Una reflexión: manda huevos que los yankies anden rebuscando armas letales bajo el turbante de algún talibán, cuando las tienen en su propia casa. El por qué eligió el desgraciado de Adam la escuela de su madre y unos pobres niñitos es un misterio, igual le podría haber dado por entrar en los almacenes Walmart y cargarse a "to Dios" y en vez de 27 víctimas habría asesinado a 300. No sé, escapa a mi comprensión. El problema del movimiento preparacionista es que han sido azuzados por organismos oficiales como la NASA, que primero tiran la piedra y luego esconden la mano. Digo esto porque primero lanzan un comunicado apocalíptico en agosto y hace unos días se hacen los ofendidos y santurrones y dicen que ellos nunca pretendieron defender que fuera a ocurrir algo grave próximante. Este tipo de conductas incoherentes de los mandamases hacen que los paranoicos vean segundas intenciones ocultas en vez de verles a los gobernantes como lo que son realmente: Unos auténticos tarugos que desgobiernan más que gobiernan. Como digo, hace pocos meses, la NASA y el otros organismos relacionados con la seguridad nacional en USA, emitieron un comunicado instando a que las comunidades vecinales y organismos locales diseñaran planes de contingencia para protegerse frente a una tormental solar extrema que presuntamente nos dejaría sin comunicaciones de ningún tipo, sin agua, sin gas y sin electricidad. Como para estar acojonados, desde luego... Ante un comunicado así, muchos pasaron del tema y lo vieron como un patético intento desesperado de fomentar el maltrecho consumo. Pero otros, los "preparacionistas", se lanzaron como locos a comprar kits de supervivencia. Hay gente en estos pueblos pequeños que de por sí atesoran tantas latas de comida que podrían montar un supermercado ellos solitos. Y lo malo es que también atesoran armas y se entrenan como si fueran marines atacados por el Viet Cong en la jungla. Los más avispados, vieron un negocio redondo en esto de alimentar el pánico desatado en algunas mentes y comenzaron a vender toda sarta de memeces para protegernos del fin del mundo. Lo más absurdo, un invento chino que se supone te mantiene vivo dentro de una especie de burbuja gigante extremadamente dura y con oxígeno, agua y todo lo necesario para sobrevivir durante unos meses. Lo primero es pararse a pensar en por qué lo más extremo que nos puede pasar a nivel mundial que es un tormenta solar, es tan grave como para aprovisionarse como si uno fuera a escalar el K2. Y, ¿de dónde viene el pánico? ¿Es que se va a acabar el agua? No, se descacharraría el sistema de distribución de la misma, pero los ríos seguirían estando en el mismo sitio. Y los burros, los caballos, las bicicletas y las dos piernas para caminar. El problema es que la gente se ha vuelto tan dependiente de la tecnología y las comodidades que les dejas con lo puesto en mitad de un bosque y se mueren pero de aburrimiento y no de frío, porque a los quince minutos el mono de whatsapp les hace tirarse por un barranco. He ahí el verdadero problema: El haber perdido el saber antiguo de cómo hacer las cosas. Deberíamos hacer de vez en cuando simulacros, pero no de evacuación o de extinción de incendios, sino de cómo sobrevivir sin electricidad, sin internet, sin móviles y todos los gadgets tecnológicos. Ibamos a sobrevivir muy poquitos. Ya casi nadie saber sumar o multiplicar de cabeza, casi nadie saber consultar una guía telefónica o hacer fuego con leña, y no digamos ya orientarse sin Google Maps... Cuanta más tecnología metemos en nuestra vida, más vulnerables nos hacemos ante las inclemencias de lo que desconocemos, porque ninguna App nos va a predecir cuándo al señor Sol le va a dar por levantarse cabreado, o cuándo va a haber un terremoto en nuestra ciudad o cómo reaccionar entonces (¿Sabíais que algunos fallecidos en Lorca fueron por salir disparados de sus casas y caer sepultados por elementos de la fachada desprendidos?). El caso es que los niños de ahora saben manejar un Smarphone con los ojos cerrados pero no saben atarse los cordones de los zapatos sin su mami. Hace treinta años, nuestros padres no nos venían a recoger al cole, y con trece años los niños cogíamos autobuses, el metro, e íbamos sin móvil, sin GPS y a veces casi sin dinero... Y sobrevivíamos, oye... Conclusión mía: Que no sé si mañana se acabará el mundo, apuesto un 99'999% a que no, pero lo que sí es 99% probable es que ya se haya acabado la inteligencia humana en estado puro. Por cierto, deseadme suerte para mañana, no sea que el médico tenga un mal día conmigo. Fingers crossed. Ya os contaré si me han dejado el útero como la patena y a poder ser sin mucho dolor. Y, si al final resulta que se acaba el mundo, como decía Truman (el del Show de Truman): Buenos días, Buenas tardes y Buenas noches

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